En el poema "Verdades Amargas", cuyo autor es Ramón Ortega, se expresa: "Yo no quiero mirar lo que he mirado a través del cristal de la experiencia". El mundo es un mercado en el que se compran honores, voluntades y conciencia.
Si miramos sin ningún tipo de apasionamiento lo que está sucediendo en Colombia y si somos objetivos, debemos llegar a una conclusión: no se está del todo bien. La gran ilusión y el más grande anhelo de todos los colombianos, desde el presidente Gustavo Petro hasta el más humilde trabajador, es que todo funcione bien. Que el poder ejecutivo, legislativo y judicial cumplan a cabalidad lo que les manda la Constitución Nacional.
¿Qué está sucediendo?
Gustavo Petro Urrego llega a la presidencia en segunda vuelta el 19 de junio de 2022, respaldado por el Pacto Histórico, obteniendo una votación de 11.291.986 votos, es decir, el 50.44% del censo electoral. Se posesiona el 7 de agosto de 2022 y radica ante el Congreso cinco de las principales reformas que identifican su plan de gobierno: Reforma Tributaria, Plan de Desarrollo, Reforma a la Salud, Reforma Pensional y Reforma Laboral.
La reforma tributaria y el plan de desarrollo transitaron normalmente y fueron aprobados en todos sus debates tanto en el Senado como en la Cámara. El nudo gordiano o cuello de botella se forma con la reforma a la salud, pensional y laboral debido a los intereses económicos, políticos y sociales que representa tanto para el gobierno como para la oposición, y se viene la debacle.
Líderes como César Gaviria, Germán Vargas Lleras y Andrés Pastrana le advierten a sus congresistas que se abstengan de debatir y aprobar las reformas como una estrategia política para hacer quedar mal al presidente. Esto en la parte legislativa, a pesar de que se habían establecido acuerdos pactados. Pero como dice la canción: "pobre de los que llevan dentro del pecho el puñal invisible de la traición". Y se debilita el pacto al no tener mayorías para aprobar las reformas del cambio. Por otra parte, tanto el gobierno como la oposición se encuentran a la expectativa para ver quién se la embarra para atacarlo. Y se conoce el caso de Nicolás Petro, el caso de las audiencias judiciales de Mancuso, el caso de las chuzadas, el comportamiento de Armando Benedetti. Los militares y policías retirados se toman la plaza de Bolívar y luego Petro invita al pueblo a marchar el 7 de junio.
Ha comenzado una campaña agresiva de despotricar el uno contra el otro, y los medios de comunicación, haciendo de las suyas, enfrentan al gobierno con la oposición en el juego de "tú me tiras a mí las cajas y yo te tiro los cajones", y termina en un merequetengue. Petro le solicita al fiscal Francisco Barbosa un informe y el fiscal se lo niega. ¡Por favor! El país necesita seriedad, el pueblo los necesita más unidos. Señores Senadores, alrededor de un propósito que es nacional y de interés común: un pueblo afectado por la violencia de grupos armados al margen de la ley, el narcotráfico, los desastres naturales, la corrupción política y la delincuencia común.
El tiempo pasa y el tiempo no perdona lo que a tiempo no se hace. Es tiempo de fijar límites. Senador que no se presente a las sesiones, descuéntele el día.
Es tiempo de despertar para tomar el camino correcto, ya que se van a pasar los 1.460 días del gobierno Petro, y el pueblo no va a ver la solución anhelada a sus problemas.