Gobierno Santos: ¿paz, equidad y educación?

Gobierno Santos: ¿paz, equidad y educación?

Estos han sido los tres pilares de su segundo mandato, pero algunos se cuestionan qué tan bien se han llevado a la realidad

Por: Jorge Zapata Gómez
octubre 31, 2017
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Gobierno Santos: ¿paz, equidad y educación?

El 7 se agosto del 2014 el actual presidente Juan Manuel Santos logró posesionarse como el mandatario de Colombia para el período 2014 – 2018, dando a conocer los tres pilares de trabajo durante su gobierno: “paz, equidad y educación”. Muy seguramente estos tres espectros sí se han convertido en su carta de presentación durante dicho ciclo. Claro que hemos escuchado sobre estos protagonistas, pero no en su totalidad, de la manera que esperábamos oír. Empecemos con su dichosa “paz”.

El 24 noviembre del 2016, el acuerdo final estaba sobre la mesa, gobierno y FARC habían ya “resuelto” sus diferencias y Colombia se preparaba para un período de cambio. El fin del conflicto armado en el país estaba cerca. No obstante, y en contraste, un mes atrás, el 2 de octubre del mismo año, la prensa nacional e internacional titulaba: “El no se impuso ante el sí en el plebiscito”. Entonces, ¿qué pasó? Esta pregunta sucumbió a toda una nación, pero sin más, el pueblo colombiano volvió a doblegarse ante la palabra del mandatario y así como Pilatos, los más de 48’000.000 de colombianos nos lavamos las manos.

Hoy, cada ciudadano está asociado a conceptos que muy seguramente ha leído o siquiera escuchado en más de una ocasión como justicia transicional o Justicia Especial para la Paz (JEP). A grandes rasgos el primer concepto referencia el debido proceso frente a la victimización de miles de colombianos durante los más de 50 años que estuvieron sometidos al conflicto. Todo esto suena en teoría bien, pero ya en la práctica los vacíos estructurales denotan la negligencia ante los acuerdos de justicia restaurativa y reparativa que dicho proceso debe tener según los acuerdos firmados en la Habana.

El segundo concepto, JEP, expresa el proceso jurídico que deben atravesar los implicados, FARC, funcionarios públicos y civiles, en el cual deben asumir las consecuencias de sus actos, crímenes de lesa humanidad, narcotráfico, terrorismo, entre otros. De nuevo, rompamos la burbuja del idealismo y volvamos a la realidad, porque recuerden que esto es Colombia. Al parecer quienes desarrollaron las siglas JEP no tenían muy claro el concepto de “justicia”, pues su debido proceso arroja que antes de incursionar en la política, las FARC (hoy ya partido político y no grupo armado) debería haber enfrentado los procesos penales por los cuales estaban siendo juzgados; pero no, el chiste se cuenta solo y a la fecha, para las elecciones del 2018 las FARC, como organización, ya cuenta con presencia en el Congreso, con alrededor de diez curules, cinco en el Senado y cinco en la Cámara. Ahora sí, esto suena como Colombia. Así como estos dos conceptos, existen actualmente más disidentes, reincidentes, erradicación voluntaria, forzosa y muchos más, todos ligados a la “paz” que nos están vendiendo, pero no todos queremos comprar.

Por otra parte, tenemos "equidad y educación". Como esto es Colombia, la “equidad” va entre comillas. Según el coeficiente GINI (medidor de desigualdad en los países), Colombia es uno de los territorios de la región con menor capacidad para la distribución equitativa de la riqueza. Sin embargo, no hay que ser expertos en estadística ni gobernanza para saber que en la nación más del 13% de los niños menores de cinco años se encuentran en condiciones de malnutrición y que más del 42% de la población afronta problemas de inseguridad alimentaria. Claro, el dinero se queda en los bolsillos de los mismos, pero como el dinero “no alcanza”, entonces empecemos a reducir presupuestos, como lo expresado en el mes de agosto del año en curso: el gobierno anuncia que el presupuesto para la ciencia, la investigación y el desarrollo pasa de $320 mil millones a $222 mil millones. Bastante justo, más sabiendo que uno de los pilares de la dichosa “paz” era que el presupuesto para la guerra se reasignaría, tras el posconflicto, a la educación. Así que volvamos a hacer hincapié, como esto es Colombia la educación es casi inexistente, así qué, dejemos solo las comillas… “ ”.

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