El largo proceso de conversaciones exploratorias entre el Gobierno Nacional y el ELN, para acordar una agenda de diálogos de paz, ha llegado a su fin. Las partes han logrado cerrar los puntos de agenda y han centrado en las últimas reuniones la atención es lo estrictamente formal: dónde se van a realizar las conversaciones, quiénes van a ser los países acompañantes y garantes, cuándo y en qué condiciones se anuncia al país el inicio de la mesa pública, entre otros aspectos de orden logístico y operativo.
Lo importante de esta etapa es que se ha respetado el carácter diferente del proceso del ELN con el que se adelanta con las FARC en la Habana. Se ha entendido que son dos procesos distintos, pero que es una sola la paz de Colombia; que hay temas afines y que es la disposición de las partes la que puede hacer coincidir los acuerdos cuando estos competan al interés del proceso y de la paz. Se ha reconocido que en la agenda de conversaciones con el ELN hay nuevos e importantes ejes de reflexión que van a ayudar a darle mayor solidez a la construcción de una paz estable y duradera con mayor justicia social. Entre ellos, la paz pensada desde los territorios y con las poblaciones.
Recordemos que el Gobierno Nacional y el ELN se han puesto de acuerdo y han cerrado los temas que han de discutirse en la mesa de conversaciones pública en lo pertinente a la participación de la sociedad civil, la construcción de un modelo de democracia incluyente y pluralista, las transformaciones necesarias para la paz, el tema de las víctimas del conflicto armado y lo referente a la terminación del conflicto y los mecanismos que se deben utilizar para refrendar los acuerdos.
No pueden ser mejores las condiciones que existen actualmente para que los diálogos se inicien. Hay una declarada disposición de la Conferencia Episcopal para acompañar los diálogos y hacer las gestiones que sean necesarias para que estos echen a andar si el gobierno lo autoriza. Pero no creo que el gobierno y el presidente Juan Manuel Santos tengan ninguna objeción para que la iglesia pueda prestar sus buenos oficios a este proceso. Naciones Unidas y el Centro de Pensamiento y Seguimiento al Proceso de Paz de la Universidad Nacional igual han mostrado su mayor disposición para acompañar los diálogos con el ELN.
Las embajadas de Noruega, Suecia y Suiza, entre muchas otras, han mostrado toda su disposición para apoyar y acompañar ese proceso. Países como Cuba, Venezuela y Ecuador, que han estado comprometidos con la fase exploratoria, así como Uruguay, Brasil y en general todos los países de América Latina que han mostrado su interés en apoyar estos diálogos están pendientes de su inicio y de servir como garantes, acompañantes o auxiliares de lo que se requiera.
Instituciones como Unasur y la OEA no tendrían inconveniente en apoyar y acompañar los diálogos; es decir, hay ambiente favorable y apoyo estatal e institucional decidido para que estos diálogos se den en el marco de las mayores garantías.
También hay un apoyo de la sociedad civil que ha trabajado en los últimos años en la creación de las condiciones para que la paz pueda darse. La Mesa Social por la Paz, la II Asamblea Nacional por la Paz, la Mesa Ecuménica por la Paz, las distintas iglesias, la Minga Indígena, el coordinador nacional agrario, la Cumbre Agraria, Obrera, Campesina y Popular, el Congreso de los Pueblos, Marcha Patriótica, entre muchas otras organizaciones sociales y populares están en el camino de apoyar esos diálogos porque están comprometidos con la paz de Colombia.
No menos importante es el apoyo que pueda prestar la academia que ha publicado ya dos libros en relación con las posibilidades de poner en marcha un proceso de conversaciones con el ELN y que ha abordado la agenda conocida de manera solidaria y propositiva.
Las Farc han mostrado su disposición para aportar, desde su propia experiencia, al desarrollo de las conversaciones respetando la autonomía e independencia del ELN para transitar su propia ruta.
En síntesis, todo está dado para que se puedan iniciar las conversaciones entre Gobierno y ELN, en la fase que le corresponde a una mesa pública. Seguramente se está esperando el momento oportuno para que se dé a conocer al país la iniciación de los diálogos Gobierno Nacional –ELN que será, sin duda, una muy importante y significativa noticia para todos los colombianos.