La gobernanza es un concepto muy reciente, nace en los primeros años de la década de los noventa después de la caída del Muro de Berlín, y la desintegración del bloque soviético donde creíamos que pasaríamos a un mundo unipolar, pero llegamos a uno multipolar, donde las crisis para gobernar aumentaron. Este concepto ha ido variando y seguro con el transcurso del tiempo y de las nuevas investigaciones se enriquecerá su significado y aplicabilidad.
El concepto tiene varias interpretaciones y según la RAE, la gobernanza es definida como el “arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía”, además de una integración y mayor participación de toda la ciudadanía.
La gobernanza se debe entender con la capacidad para direccionar una sociedad, las premisas del concepto se basan en la necesidad que tiene el gobierno para dirigir, pero hace énfasis en que solo la maquinaria burocrática no tiene la capacidad para la tarea directiva de todo la sociedad, por tal razón, se hace necesario crear un nuevo proceso para gobernar en conjunto con la mayoría de la ciudadanía dividida en toda una gama de organizaciones, donde se opere, se piense, se dirija y se coordine de otra manera, además la gobernanza garantiza de entrada la gobernabilidad y evita crisis políticas a futuro.
Por otra parte, gobernanza significa en sí mismo, acciones democráticas con instituciones, leyes claras, definiendo las vías que tienen los ciudadanos para acceder al poder y mostrando los mecanismos para realizar procesos encaminados a resolver problemáticas de la comunidad y no en la inversión de “elefantes blancos” por caprichos de quien gobierna que genera detrimento patrimonial, el cual es otra forma de corrupción.
Con la gobernanza se permite un proceso de negociación, de interlocución directa con la sociedad, donde se llegue a acuerdos comunes sobre los objetivos públicos que se quieren alcanzar, los problemas que se quieran resolver y los servicios a suministrar a toda la comunidad.
En nuestro presente, el gobierno es el intérprete principal de la vida pública y posee el papel definitivo y dominante en la realización y definición de la sociedad. En nuestra historia republicana, el gobierno es quien ha tomado todas la decisiones, porque la sociedad no ha tenido las capacidades políticas, económicas, cognitivas y organizativas desarrolladas, además quienes han dirigido no han permitido que los ciudadanos adquieran este tipo de capacidades para hacerles contrapeso, asesorarlos y complementarlos en la toma de decisiones. Seguramente esto es muy peligroso para la continuidad de ellos en el poder y para el statu quo dominante.
Pero se debe tener en cuenta que activar las capacidades de los ciudadanos, los convoca y reúne alrededor de temas públicos trascendentes, donde se facilita el diálogo, se ayuda con los acuerdos, se hace seguimiento al cumplimento de esos acuerdos y garantiza que las decisiones sean públicas, y donde se facilita que se conglomere un conjunto importante de actores gubernamentales y sociales.
Hay que entender, como lo dice el profesor Luis F. Aguilar,
que las decisiones y acciones de nivel gubernamental
no pueden ser obra solo del gobierno
Hay que entender, como lo dice el profesor Luis F. Aguilar, que las decisiones y acciones de nivel gubernamental no pueden ser obra solo del gobierno. Resolver los problemas, afrontar los desafíos, y transformar el futuro, ahora son efectos de una deliberación conjunta, de una interlocución fluida, de una interacción directa, de una interdependencia consiente, de un cogobierno necesario y de una asociación indispensable entre las entidades privadas, sociales y públicas. Y no se pretende que el gobierno pierda su rol directivo o su función, es y seguirá siendo la guía y el responsable para alcanzar el bien general y sea el garante del bien público, solo se necesita que se ejerza de otro modo, a través de coordinación, más que subordinación, mediante concertación, negociación y acuerdo, más que mediante mando y control; y que sea por medio de redes, más que de jerarquías.
Necesitamos un gobierno que conjunte su capacidad y recursos; con la capacidad y recursos de la sociedad disgregada en todos sus actores (civil, económica, cultural, política), esto para repartir la acción de gobernar que genera legitimidad política, aceptación social y una mayor efectividad directiva.
La gobernanza busca una interacción más directa entre el gobierno y el gobernado, donde la voz de este último no solo se escuche, sino que también se cumpla y pueda decidir sobre su futuro, para ello se necesita una sociedad comprometida, conocedora de su contexto y corresponsable de las decisiones que se asumen. No más, una sociedad que vota el domingo por corruptos y quiere que el lunes sea dirigido por ángeles.