En la biblia se encuentra el siguiente proverbio, el cual de manera sencilla y clara muestra lo que puede causar un gobierno: "Cuando gobiernan los justos, el pueblo disfruta; cuando gobierna el malo, el pueblo sufre".
Existen varios espejos en la región de lo que significa este verso bíblico. Un venezolano, un nicaragüense o un cubano podría relatar lo mucho que los han hecho padecer sus presidentes (dictadores).
Y es que en el momento de una elección, como votantes solamente le damos el voto a aquellos candidatos que nos parecen los mejores (buenos), los que tienen grandes ideas, preparación, experiencia, honestidad e integridad. ¡Nadie de manera consciente elige mal!
Desde hace 6 meses, el Pacto Histórico, en cabeza de Gustavo Petro, asumió el poder en Colombia. ¿Cómo podríamos calificar su actuación hasta ahora? Sin duda, como el gobierno de los malos.
Lo es porque varios de sus ministros no son los mejores en su campo, no cuentan con la experiencia técnica requerida, y han puesto a sufrir al país con sus salidas en falso, declaraciones e ineptitud para ejercer sus funciones.
Para la muestra: Irene Vélez, cuyos anuncios ponen en jaque la gran fuente de recursos del país; Carolina Corcho, una activista que apunta de mentiras le ha declarado la guerra a la salud; Iván Velázquez, que claramente serviría más como defensor del Pueblo; el ministro de Transporte, que cada vez que hace anuncios compromete las finanzas del país; o la primera dama que, aparte de sus costosos viajes, ha colocado en importantes cargos a sus amigas sin que tengan experiencia alguna.
Y qué decir del mismo Petro, que se reúne con violadores de derechos humanos y les lleva regalos, o que no es capaz de condenar la invasión rusa, o que señala que el petróleo es una maldición peor que la droga, eso sí, mientras a diario emplea gran parte de su tiempo en Twitter.
El actuar de este gobierno ha sido pésimo. Han demostrado que no estaban preparados. Por eso estamos soportando un dólar alto, inflación alta, preocupación por la economía, y ya se volvió paisaje que cada semana cuando se hacen anuncios rimbombantes deben ser echados para atrás porque no saben cómo funciona el Estado.
Sumado a esto es un gobierno cuya mayor preocupación son los criminales que andan en las cárceles, o los grupos al margen de la ley, por eso el ministro de Justicia vive señalando que la cárcel es un castigo demasiado injusto, que no deja resocializarlos y que es mejor dejarlos salir a la calle y olvidar sus delitos. ¡Ser malo paga! (pagarán un millón a jóvenes delincuentes). De hecho, todos los que asesinan, extorsionan, secuestran, y trafican, con la propuesta de la paz total, tienen garantizada la impunidad.
¡No solo nos gobiernan los malos, sino que abogan por los malos! Frente a este panorama desesperanzador, la frase de Edmund Burke que dice que "para que el mal triunfe solo se necesita que los hombres buenos no hagan nada" cobra la mayor relevancia y se convierte en el norte para que actuemos.
