El presidente Juan Manuel Santos ha presentado en reuniones, tanto en Cúcuta como en Montería, los avances de los Diálogos de Paz en La Habana. Ha sostenido que profundizará la pedagogía de paz para dar a conocer el contenido de los documentos parciales consensuados en materia agraria, de participación política, erradicación de cultivos ilícitos, derechos de las víctimas y justicia especial de paz.
De igual manera, ha anunciado que sigue adelante con la organización y convocatoria de un plebiscito ciudadano, dentro de dos o tres meses, para que la sociedad civil se pronuncie sobre los convenios para terminar el conflicto social y armado nacional que por más de 50 años ha afectado todo el país.
No obstante, la importancia de tales eventos para comprometer la voluntad de gobernadores y diputados en la construcción de la paz, particularmente en lo relacionado con las estrategias y acciones concretas, debe incluirse en los nuevos planes de desarrollo regionales próximos a recibir su aprobación en las Asambleas departamentales. Además, hay que resaltar el procedimiento unilateral utilizado, pues lo correcto es que a tales escenarios asistieran delegados de las Farc para hacer sus planteamientos sobre la proyección política de la paz en las próximas décadas.
Lamentable el encuentro del Presidente Santos en Montería con el Director Emérito de el periódico El Meridiano, William Enrique Salleg Taboada, y con el presidente de ese siniestro grupo empresarial, William Antonio Salleg Taboada, que han sido denunciados por sus vínculos con los grupos paramilitares de Carlos Castaño, Salvatore Mancuso, Jairo e Irán Herazo Marzola y sus acciones criminales en el Departamento de Córdoba. El Senador Iván Cepeda ha hecho múltiples denuncias al respecto sin que las autoridades judiciales adelanten las acciones pertinentes y oportunas.
En momentos en que en La Habana se debate el tema del desmonte del paramilitarismo y los grupos pseudoempresariales que los financian, no es este un acto de compromiso con los acuerdos de paz .
Ojalá los gobernadores y diputados consoliden su compromiso con la paz e incluyan en los planes de desarrollo estrategias, líneas de base y acciones concretas para incorporar en los textos correspondientes, cada uno de los consensos alcanzados en La Habana en materia agraria, de participación política, erradicación voluntaria de los cultivos de uso ilícito, derechos de las víctimas, justicia de paz y desminado de amplias zonas del territorio nacional.
Esperemos que el tan anunciado enfoque territorial de la paz sea una realidad en su sentido de equidad, justicia y solidaridad con los sectores más excluidos de las regiones.