Que Caldas es el segundo departamento con más sanciones penales contra empleados públicos, sí. Que en Caldas se han robado varias veces la licorera, sí, que no hay cambio generacional en la política porque todo está amarrado en el mismo círculo, también.
Por esta razón no genera extrañeza o nostalgia la salida justificada de Guido Echeverri Piedrahita de la Gobernación de Caldas, máxime cuando es el segundo gobernador sancionado en menos de tres años. Pero hasta ahí no llegan las cosas, porque en el vaivén que vive este departamento no se ha podido establecer nada concreto mientras Caldas sigue aislada de los acontecimientos importantes del país. Y solo hace presencia en el ámbito nacional cuando la corrupción hace su llamado.
Para sustentar lo anterior y el título de esta columna, debemos refrescar la memoria. Primero, en la década de los setenta se consolida en Caldas una de las dos coaliciones que hoy tenemos, liderada por Omar Yepes Álzate —actual presidente del Partido Conservador— y Víctor Renán Barco q.e.p.d. —quien fuera senador por el Partido Liberal durante diez periodos consecutivos—.Segundo, para hacerle contrapeso a esta unión que gobernó a Caldas por más de treinta años, nace otra coalición entre el Partido de la U, liderada por los primos Zuluaga, Jaime Alonso y Oscar Iván y el senador Mauricio Lizcano; además de una línea disidente —Movimiento de Salvación Nacional— del Partido Conservador caldense liderada por Luis Emilio Sierra.
El cronograma definido por la Registraduría Nacional determinó que el 12 de julio se cerraran las inscripciones de candidatos y hoy estamos esperando cuáles serán las apuestas de los elegidos por estas coaliciones para las elecciones atípicas del 25 de agosto, las cuales tienen un plazo máximo de 55 días para celebrar los comicios.
El 28 de junio, Juan Martín Hoyos Villegas asumió como gobernador encargado, elegido por el presidente Santos de terna presentada por el Partido Conservador, línea yepista. Con Hoyos Villegas, Caldas ha tenido en los últimos tres años, cinco gobernadores —entre encargados y electos—, una situación vergonzosa que resume perfectamente las malas administraciones que nos ha tocado vivir. Hagamos un resumen de los nombres y las fechas de estos nefastos aconteceres.
El 1 de enero de 2008 se posesionó Mario Aristizábal Muñoz, quien fue destituido e inhabilitado por trece años a razón de unos contratos con unos vehículos y con la empresa de chance. En su remplazo y delegado como gobernador encargado también por el presidente Santos, fue nombrado Juan Fernando Londoño quien se desempeñaba en el cargo de viceministro del Interior, y asumió el 20 de septiembre de 2009. A su vez, Londoño fue sustituido por Francisco José Prieto Uribe, escogido de la terna que presentó el Partido Liberal para que el Presidente eligiera. Ostentó este cargo desde el 11 de octubre de 2011 hasta finalizado el periodo el 31 de diciembre del mismo año.
En las elecciones del 30 de octubre de 2011, Guido Echeverri Piedrahita fue electo gobernador de Caldas para un periodo de cuatro años, su mandato inició el 1 de enero del 2012, pero seis meses después fue demandado su cargo debido a que no podía ser candidato, porque su esposa se había desempeñado como Secretaria de Hacienda de Manizales dentro de los doce meses anteriores a la elección. El pasado 6 de mayo fue ratificado el fallo de primera instancia, que determinó la nulidad de las últimas elecciones anunciando unos nuevos comicios para el departamento.
Amanecerá y veremos cuántos gobernadores más debe resistir Caldas para lograr cumplir con un periodo completo y poder desarrollar procesos a mediano y largo plazo. Pero lo más importante es dejar de ser noticia nacional, porque de nuevo algún funcionario público violó la ley de inhabilidades o incompatibilidades o se vio envuelto en actos de corrupción.
Julián Andrés García Cortes
@julianelpolit
