Tras un velorio propio de la cultura Yukpa, el cuerpo sin vida de dos niños fue entregado a funcionarios de medicina legal, quienes los envolvieron en un plástico blanco y se los llevaron para valoración. Las muertes se produjeron después de que los niños fueran encargados por un capataz de su resguardo con una botella llena de glifosato.
Después de entregados los cuerpos, Medicina Legal le confirmó a la comunidad indígena que no cuentan con un protocolo forense para determinar si una muerte se produjo por glifosato, herbicida que al menos dos ministros han ofrecido tomar para probar que no es dañino.