En el histórico movimiento estudiantil de 2011 en rechazo al privatizado sistema educativo en Chile, cuya chispa fue el anuncio de la venta en el primer gobierno de Sebastián Piñera de una parte de la Universidad Central de Chile a un grupo económico, consecuencia de la política privatizadora heredada de la dictadura de Augusto Pinochet, surgieron una serie de connotados líderes estudiantiles como Camila Vallejo, Giorgio Jackson, Karol Cariola y Gabriel Boric. Este último era en ese momento presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, quien a través de su grupo Creando Izquierda le ganó las elecciones a Camila Vallejo, que buscaba la reelección por la lista de las Juventudes Comunistas.
Al portentoso movimiento de las masas estudiantiles se sumaron, fuera de las universidades públicas, los colegios de secundaria públicos y privados, los Centros de Formación Técnicas, Institutos Profesionales y universidades privadas... en fin, todo el sistema educativo de Chile estuvo presente, lo cual concluyó en un pliego de peticiones presentado al presidente Piñera, quien no cumplió durante su mandato. Una vez llegada a la presidencia la socialista Michelle Bachelet para el periodo 2014-2018, incumplió su promesa de campaña electoral de implementar la reforma educativa exigida por el movimiento estudiantil del 2011.
Gabriel Boric en 2013 se postula para una curul de diputado como candidato independiente por la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena, su tierra natal, para el periodo de 2014-2018, obteniendo la mayor votación en esa región. En su papel de diputado decide conformar un nuevo movimiento político, que llamó Frente Amplio, en el cual convergieron otras fuerzas, como la Revolución Democrática de su antiguo compañero de lucha estudiantil, el también diputado, Giorgio Jackson.
En las elecciones de noviembre de 2017, Boric es otra vez reelegido diputado por la Región de Magallanes, ahora perteneciente al distrito 28, cumpliendo un papel destacado en apoyo a las grandes protestas que se dieron en 2019 en Chile, el país con la mayor desigualdad social en Latinoamérica, que se iniciaron por el alza del transporte del Metro de Santiago y en la que los jóvenes cumplieron un papel importante en el liderazgo del ese estallido social.
En medio de las movilizaciones, un llamado del presidente Piñera de conformar una mesa de diálogo amplia con todos los partidos políticos fue rechazado por sectores de izquierda. Aunque Boric formó parte de la negociación y firmó el acuerdo por el cual se realizaría un plebiscito para decidir sobre un proceso constituyente, lo hizo a título personal, originando una grave crisis al interior de su partido, la CS, ya que su presidenta, Gael Yeomans, no lo suscribió y por el cual fueron acusados de traición aquellos partidos del Frente Amplio que lo firmaron.
Una vez pasada la crisis interna de Convergencia Social y del Frente Amplio, el 17 de marzo 2021, Gabriel Boric fue proclamado el candidato presidencial de su partido CS y unos días después recibió el respaldo de Revolución Democrática y del Frente Amplio. Con este apoyo, Boric llama a realizar unas elecciones primarias de los sectores de la oposición. Se fija la fecha del 18 de julio de 2021 para las primarias de las fuerzas de izquierda, que se daría entre el candidato del Frente Amplio y Daniel Jadue, miembro del partido Comunista a nombre de la coalición Chile Digno. En esas elecciones salió triunfando Boric, obteniendo el 60 % de la votación. De esta manera se consolida la candidatura presidencial de las fuerzas de oposición alrededor de una gran coalición que se denominó Apruebo Dignidad.
Para la primera vuelta de la elección presidencial del 21 de noviembre pasado, el candidato de Apruebo Dignidad obtuvo 25,83 % de los votos, logrando pasar a la segunda vuelta junto al ultraderechista, admirador del dictador Augusto Pinochet, José Antonio Kast del Partido Republicano, quien sacó la mejor votación con 27,91 %.
Ante este nuevo panorama electoral y con el fin de poder ganar el voto de los indecisos y del electorado más moderado, Boric comienza a buscar el camino hacia el centro, para lo cual modera su lenguaje y suaviza las expectativas de sus propuestas, entre ella la de una nueva reforma tributaria.
Boric, quien ha condenado públicamente a los regímenes de Venezuela y Nicaragua, comprendió que para poder ganar requería de un apoyo amplio y que las grandes transformaciones que necesita Chile debían hacerse a través de un modelo gradual. Por ello no fue raro que, en su primer discurso como presidente electo, haya afirmado que la ampliación de los derechos sociales, lo hará con responsabilidad fiscal y cuidando la macroeconomía chilena. Para eso se ha apoyado en una serie de asesores económicos, que no tienen nada que ver con la izquierda tradicional chilena, como Ricardo French, exconsultor de la Cepal y ganador del premio nacional de Humanidades y Ciencias Sociales de 2005, junto Roberto Zahler, expresidente del Banco Central de Chile.
En esa carrera a la moderación y hacia el centro para la segunda vuelta presidencial, el candidato de Apruebo Dignidad logró captar el apoyo de fuerzas políticas importantes como el Partido Socialista de los expresidentes Michelle Bachelet y Ricardo Lagos, el Partido Demócrata Cristiano, Partido Radical, Partido Liberal, Partido Humanista, entre otros.
Como decía Cristóbal Bellolio, profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez: “Esta fue la elección en la que ganó el candidato que dio menos miedo”. Aunque ambos candidatos realizaron amplias concesiones en su programa inicial, fue Boric el que tuvo mayores éxitos en esa disputa, recibiendo el apoyo de la gran mayoría del 1.200.000 nuevos votantes que ingresaron en la segunda vuelta y que le significó que de forma sorpresiva obtuviera, en la mayor votación en la historia chilena, una diferencia a su favor con respecto al candidato conservador de más de 10 puntos porcentuales.
