Causa estupor que sin realizarse la revocatoria del mandato en Girardot, la cual vive desde hace más de 8 meses una crisis administrativa por corrupción de su alcalde César Fabián Villalba, quien se encuentra preso por delitos de corrupción electoral, concierto para delinquir entre otros, ya estén otros acechando el poder.
Como si fuera un pastel de cumpleaños candidatos al Senado, y no demoran algunos presidenciables, empiezan a pedir pedazos de nuestra ciudad. En mal tiempo ha caído la revocatoria, y no porque no sea necesaria, es vital y fundamental para sacar de la corrupción que ha permanecido por muchos años en la ciudad con las mismas familias que en todo su espesor se reparten el puesto en todas las ramas del árbol genealógico, sino porque estamos en vísperas de elecciones del Congreso y las presidenciales. Con todo esto, Girardot se convertirá, si lo permitimos, en un foco de politiquería barata.
Han existido tantas trabas para este proceso, a pesar de que más de 9 mil ciudadanos firmaron la revocatoria. Sin embargo, los atrasos por parte del Consejo Nacional Electoral, el silencio rotundo por parte del gobernador Jorge Rey, no servirá de mucho porque la voz del pueblo se alza en contra de la corrupción y de partidos sin ética.
Por otra parte, es lamentable que algunos de los futuros candidatos al Senado se estén aprovechando de esta situación al hacer fuerza a la revocatoria, pero lanzando discursos para su curul. Eso indica que hay buitres interesados en aprovecharse de la coyuntura de Girardot para acumular potencial electoral.
Hoy más que nunca requerimos de las juventudes, de personas éticas, de quienes tengan conciencia social, amor por Giradot y deseos de dar hasta la vida por la ciudad. Pasemos la revocatoria, quitemos a Villalba del poder y también a los mismos que siempre están rondándolo. Hay muchas alternativas. Pueblo girardoteño, no se duerma, no venda la conciencia, ya nos han robado mucho la ciudad. Es hora de juntos transformarla en aras de la transparencia, la ética y el compromiso ciudadano. Fuera bandidos, buitres electorales y corruptos. Girardot no es un fortín político.