Los espacios digitales, en donde la ciudadanía puede interactuar con las instituciones y con los demás ciudadanos, hace unas décadas eran tema para guiones de películas y libros de ciencia ficción. Sin embargo, hoy acudimos a la digitalización de las relaciones, de empresas y de instituciones. De este proceso no se queda por fuera la administración pública y las instituciones de gobierno, las cuales se han modernizado para prestar sus servicios en línea.
Los bajos niveles de satisfacción frente a la prestación de servicios por pate de la administración pública ha sido una problemática generalizada en los distintos países del mundo. Exceso de trámites burocráticos, tiempos elevados para la atención al ciudadano, corrupción y separación entre las instituciones y la sociedad civil han sido, frecuentemente, las apreciaciones que se han construido alrededor de la administración pública y su funcionamiento.
Debido a esto, la gestión pública ha tenido que transformarse para adaptar la prestación de sus servicios a las dinámicas del buen gobierno a la vez que mejora la calidad de sus instituciones. Este fenómeno de transformación constante ha dado paso a modelos de gestión pública variados. Durante las últimas décadas, el desarrollo tecnológico ha permitido que la administración pública se reinvente dentro de las posibilidades que abren las plataformas digitales. Es así como nacen en múltiples lugares iniciativas de e-government.
Ejemplos de esta transformación, de una administración tradicional a una de carácter digital, se encuentran en múltiples países de la Unión Europea. Uno de ellos es Estonia, en donde se incentivó la adopción de herramientas basadas en las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para la prestación de servicios por parte de la administración. Estas iniciativas que empezaron a implementarse desde el año 2000, hoy en día muestra un avance ejemplan, habiendo logrado, elevar a derecho social las conexiones de internet, procurando que todos sus habitantes se encuentren conectados. Lo cual ha conllevado a que todo ciudadano cuente con identificación electrónica y un espacio digital abierto las 24 horas, a través del cual le es posible acceder al 99% de los servicios de la administración en línea [1].
En Colombia, la transformación del gobierno en un e-government ha sido desarrollada desde la década pasada con la formulación y puesta en marcha de distintas iniciativas para la digitalización de los servicios prestados y de las instituciones de gobierno. De esta manera, proyectos como la creación de plataformas territoriales, la prestación de servicios digitales básicos y la apertura de datos [2] hace parte del compromiso en materia de desarrollo tecnológico que ha adoptado el país.
Estas estrategias cobran importancia en momentos como el actual cuando es necesario reducir la interacción física sin poner en riesgo el funcionamiento de las distintas instituciones que sustentan el gobierno. Estrategias como la digitalización de las ciudades se muestra indispensable si se quiere prestar los servicios administrativos esenciales. La tardanza en la aplicación de planes de digitalización en ciertos sectores, principalmente el de la educación y la salud, ha puesto en jaque el funcionamiento normal de los mismos durante la emergencia sanitaria.
Más allá de lamentarse el atraso en materia de tecnologías de la información y la comunicación en Colombia, se debe tomar el contexto que enfrentan los múltiples sectores públicos y privados como una oportunidad para replantear los modelos de gestión, sustentándolos en los datos y la interacción a través de espacios digitales que funcionen las 24 horas. Si bien, ejemplos como el de Estonia nos llevan mucho en desarrollo digital, es indispensable incentivar la evolución digital en sectores de la salud, educación, transporte y agricultura, para la modernización de las ciudades.
[1] Entrar a e-Estonia. La ciudad digital más impresionante. Banco Internacional de Desarrollo.
