En enero de 2016, Cristina Arango Olaya arribó a la gerencia de EMCALI con bombos y platillos. Su nombramiento reafirmó la razón por la cual la élite empresarial de la comarca había recuperado el gobierno municipal. La mostraron como una mujer joven del más alto nivel gerencial, con una sólida formación académica y sobre todo con independencia política.
Protegida por el sector tecnócrata del gobierno Santos, representado por el Ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas Santamaría, la agenda de la “flamante” Cristina, se propuso dos aspectos centrales en EMCALI: privatizar telecomunicaciones y renegociar la deuda con la nación. En ambos casos, Arango Olaya se rajó.
No pudo imponer el criterio privatizador de TELCO a través de la banca de inversión MBA LAZARD, la cual se presume que contrató a dedo, fundamentalmente porque SINTRAEMCALI develó los graves casos de corrupción que pesan sobre esa entidad, y logró demostrar lo viciado que era su “criterio”, amarrado a lo largo y ancho del planeta a los intereses de poderosas multinacionales de las telecomunicaciones.
En el caso de la deuda con la nación, realizó una renegociación de su pago que aumentó los intereses y extendió el plazo, haciéndola más onerosa, lo que asfixia las finanzas de EMCALI en el mediano y largo plazo. Lo anterior comprometió sensiblemente los recursos que deberían estar destinados a la operación y de paso legitimó una deuda que EMCALI no tendría por qué pagar. Y lo más grave, la movida de Arango Olaya asegura la intervención fáctica de la empresa por parte del gobierno nacional.
Durante su paso por la gerencia, Cristina no pudo consolidar su proyecto gerencial porque se enfrentó a un sindicato juicioso que, con pruebas, estudios y posturas serias, demostró que sus ejecutorias priorizaban los negocios de los “cacaos” regionales. Eso le costó a la organización sindical el señalamiento y la intención de linchamiento público de ese sector empresarial, dueño de la prensa escrita de la ciudad.
Ante la renuncia de Cristina Arango, la referenciada élite ha salido a calificarla de “héroe discreto” y enuncia sus supuestos logros. Sin embargo, la incapacidad gerencial de Arango quedó demostrada y sale sin pena y gloria de su cargo, contrario a lo que se anunció y lo que digan desde El País y la Cámara de Comercio.
Lo que sí es claro, es que el empresariado prepara desde ya su nuevo ataque contra SINTRAEMCALI. No nos van a perdonar que hayamos quemado su cuadro. Alistemos desde ya nuestros argumentos para hacer frente a la arremetida contra nuestras justas conquistas laborales; sigamos defendiendo la empresa de los voraces intereses económicos que contra ella se ciernen; e indaguemos quién es el nuevo gerente, Gustavo Jaramillo. Esa es la tarea.