George Weah, de astro del fútbol a presidente de Liberia

George Weah, de astro del fútbol a presidente de Liberia

Las críticas en contra del nuevo presidente se han centrado en sus alianzas con políticos que apoyaron las dictaduras y las violaciones de los derechos humanos

Por: José E. Mosquera B.
enero 18, 2018
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George Weah, de astro del fútbol a presidente de Liberia
Foto: AFP

Weah, de 51 años, el único futbolista africano que ha ganado el Balón de Oro, ha sido galardonado como el jugador del año de la Fifa en 1995 y ha sido premiado con distinciones al futbolista del año en África y el Once de Oro, junto con dos Balones de Oro de África, es el nuevo presidente de la república africana de Liberia.

Este es un país del África Subsahariana, el cual cuenta con 4,6 millones de habitantes —60 % amninistas, 30 % musulmanes y 10 % cristianos—. La población tiene una esperanza de vida de 62 años, el 63.88 por ciento vive bajo el límite de la pobreza y el gasto público en educación solo alcanza el 2.82 por ciento del PIB. Libera es una nación que ha sufrido dos guerras civiles (1989-1996 y 1999-2003) que le costaron la vida a más de 200.000 personas y causaron centenares de desplazados internos y refugiados en países vecinos. Y, como si fuera poco, en el 2014 la epidemia del ébola causó la muerte a 4.716 liberianos.

Este es el país que recibe a Weah, quien como su antecesora, Ellen Johnson-Sirleaf, la primera mujer en llegar a la presidencia en un país africano, es el primer deportista de fama mundial que llega a la presidencia de su país. Llega al poder tras imponerse en la segunda vuelta de las elecciones del pasado 27 de diciembre con el 61,5 por ciento del total de los votos frente al 38,5 por ciento del actual vicepresidente Joseph Boakai.

En los años noventa del siglo XX, Weah fue considerado uno de los mejores del mundo. Fue estrella con el AC Milan, el Paris Saint Germain,  Chelsea, Manchester City,  Olimpia de Marsella y el Mónaco, donde desde 1987 se hizo famoso durante cinco temporadas y se retiró del fútbol en 2002. Luego regresó a su país e incursionó en la política. En el 2005, por primera vez, se postuló para la presidencia y perdió, luego en 2011 y corrió la misma suerte y en el 2014 logró ganar un escaño como senador.

Weah no es el único deportista que ha incursionado en la política, a varios les ha picado el bicho también. Por ejemplo, en Brasil, Romario fue electo senador; en Colombia, Willington Ortiz y la exmedallista olímpica María Isabel Urrutia lograron llegar al Congreso de la República; en Argentina, el excampeón mundial de Motonáutica, Daniel Scioli; en México, la exmedallista olímpica Ana Gabriela Guevara y en Filipinas el excampeón mundial de Boxeo Manny Pacquiao, entre muchos otros.

El reto del presidente Weah a partir del 22 de enero cuando asuma el poder será gobernar unas de las naciones más pobres de África. Además, como miembro de la etnia kru, cuya historia está marcada por un profundo arraigo a su etnicidad y fueron resistentes a la esclavitud cuando la trata trasatlántica, el desafío es mayor. Cabe decir que esta etnia representa más del 10 por ciento de la población y con los krahn y los mano son los tres grupos étnicos con mayor preponderancia en la política liberiana.

Una lucha de 12 años para llega a la presidencia

El nuevo presidente luchó durante 12 años para alcanzar el poder. En las elecciones del 2005, en la primera vuelta obtuvo el 28.3 por ciento de los votos y logró derrotar a 22 candidatos que disputaron la presidencia. Entre ellos estaba Ellen Johnson-Sirleaf, a quien le sacó el 19.8 por ciento de los votos. Sin embargo, en la segunda vuelta, Ellen Johnson, por su formación académica, experiencia política y administrativa ganó el pulso en las elecciones.

De hecho, Ellen Johnson en aquellos comicios resultó ganadora con el 59.4 por ciento de los sufragios, en contra el 40.6 por ciento que obtuvo Weah. Su elección marcó un hito en la historia política africana por ser la primera mujer que ganó unas elecciones presidenciales para gobernar un país en el continente africano. Por consiguiente, fue así como esta economista, graduada con honores en la Universidad de Harvard, especializada en administración pública, derrotó al novato exfutbolista. Una mujer que se había destacado como senadora, ministra de Hacienda, vicepresidenta del Citibank, presidenta del Banco de Desarrollo e Inversiones de Liberia, consultora permanente de la Comisión Económica de la ONU para África, presidenta del Partido de Unidad Nacional y ganadora del premio Franklin D. Roosevelt de la Libertad de Expresión.

Hace doce años cuando Ellen Johnson llegó a la presidencia los principales retos fueron la estabilidad política y la reconstrucción económica y social de un país empobrecido por las secuelas de la guerra. Después de dos mandatos presidenciales, su balance es agridulce, entrega un gobierno debilitado por las acusaciones de nepotismo por el nombramiento a sus hijos, Charles Sirleaf como vicegobernador del Banco Central de Liberia y a Robert como presidente de la Compañía Nacional de Petróleo de Liberia.

El primero fue acusado de no declarar sus bienes a las autoridades anticorrupción, pero uno de sus mayores logros administrativos fue el impulso que le dio al crecimiento económico, el restablecimiento de la paz  y la estabilidad política de la nación, tras más de una década de dos sangrientas guerras. Inicialmente gobernó a un país extremadamente volátil por las secuelas de los conflictos y con una extrema fragilidad política. De allí que su principal legado es haber logrado avances en materia de desarrollo económico, estabilidad institucional y política de su país. Un país donde la esperanza de vida aumentó en su gobierno de 56 a 62 años y el PIB creció 248 por ciento pasando de 604 a 2.101 millones de dólares.

Estos fueron uno de los grandes éxitos del gobierno de una mujer que llegó a gobernar su país, después de haber sido condenada por el delito de sedición a 10 años de prisión. Liberada meses después, se exilió y luego regresó al país en 1997 cuando compitió por la presidencia, pero fue derrotada por Charles Taylor, exdictador que hoy purga una condena de 50 años de cárcel, dictaminada por el Tribunal Especial para Sierra Leona por crímenes de guerra.

Taylor y el exdictador de Chad, Hissene Habré, son los primeros exmandatarios africanos condenados por la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad. Dado que otros dictadores han logrado que la justicia de sus países o de las potencias les conmuten las penas, como el caso en Francia del famoso emperador de la República Centroafricana, Jean-Bédel Bokassa, en la década del ochenta del siglo XX.

El nuevo presidente ha sido criticado por sus alianzas políticas. La primera, en el 2011 como fórmula presidencial de Winston Tubman, quien como ministro de Justicia hizo parte de la dictadura militar de Samuel Doe. Y ahora, por la escogencia para la vicepresidencia a Jewel Howard Taylor, exesposa del exdictador Taylor.

De esclavos a esclavistas

Liberia es un Estado africano fundado por antiguos esclavos de Estados Unidos, en 1817, a través de un proceso de compra y conquista de tierras, impulsada por la Sociedad Americana de Colonización de los negros libertos de Estados Unidos. Este fue liderado por políticos y granjeros estadounidenses como Charles Fenton Mercer, Henry Clay y Richar Bland Lee, entre otros, quienes establecieron esta colonia con esclavos liberados.

Esclavos libertos que en la búsqueda del sueño de libertad regresaron a las tierras de sus raíces africanas, auspiciados por el gobierno norteamericano, y crearon una república a la semejanza norteamericana en tierras africanas, con una constitución elaborada en la Universidad de Harvard.

Libertos que hallaron la sorpresa de que el territorio en el que desembarcaron no era el mismo de donde habían sido desarraigados a sus antepasados. Su primer impacto fue el rechazo de los nativos que los consideraron intrusos, pero crearon un Estado, basado en los principios políticos y económicos norteamericanos. Con el paso de los años se convirtiendo en esclavizadores de los nativos.

Negros libertos que en la diáspora aplicaron el modelo capitalista norteamericano, se apoderaron de las tierras más aptas para la agricultura, esclavizaron a los nativos e impusieron que solo los propietarios de tierras tenían derecho a elegir y ser elegido. En otras palabras, los negros norteamericanos se convirtieron en los verdugos de los pueblos autóctonos. Entonces fue por la presión de la comunidad internacional que se logró que en 1936 se aboliera el trabajo forzado y en 1958 se penalizara la discriminación racial. De manera que los exesclavos americanos y sus descendientes, que representaban solo el 5% de la población, gobernaron represivamente durante casi siglo y medio, recrearon el sistema cultural y racial de castas, similar al de la sociedad norteamericana del siglo XIX, donde ellos en Liberia eran las élites dominantes y los nativos africanos las clases inferiores.

En consecuencia, durante 157 años consolidaron una clase dominante que controló el poder hasta 1980. De suerte que durante siglo y medio las relaciones entre los exesclavos, sus descendientes y los nativos fueron de enfrentamientos permanentes por los dominios de tierras y el control del poder político.

Finamente, los descendientes de los nativos derrocaron el régimen américo-liberiano en 1980, cuando el presidente William Tolbert fue tumbado en un golpe militar y ejecutado con sus trece ministros por el sargento Samuel Doe, quien instauró una dictadura que proscribió los partidos políticos y suspendió la vigencia de la Constitución Política.

Herencia de dos guerras civiles

El fin de la hegemonía de los descendiente de exclavos fue el comienzo de la primera guerra civil, dado que Doe puso fin a su supremacía y dejó el poder en manos de la tribu krahn e instauró una dictadura despiadada y brutal. Sus desmanes generaron la primera guerra civil en 1989, cuando las etnias del noroeste, bajo el mando de Charles Taylor y las del sur bajo el dominio de Prince Johnson, ambos descendientes de repatriados, pero con nexos familiares con las etnias más numerosas, se unieron en el Frente Nacional para la Liberación de Liberia para combatir el gobierno de los Krahn.

En septiembre de 1990, las fuerzas rebeldes de Prince asesinaron a Doe y este asumió el poder. Luego, con la mediación de la ONU, se integró un gobierno de Unidad Nacional, liderado por Amos Sawyer. Tres años más tarde los grupos rebeldes acordaron un cese al fuego y en 1994 se proclamó un gobierno de transición y un año después con la mediación de la ONU se logró un nuevo proceso de paz que puso fin a la guerra.

Entonces, fue así cómo en 1997, después de 14 años de guerra, se eligió un gobierno democrático en cabeza de Charles Taylor. Sin embargo, se instauró una autocracia donde las violaciones de los derechos humanos y la represión que se desató en contra de los líderes de  los partidos de oposición llevaron de nuevo la guerra. Su gobierno había perdido el control de la mayor parte del país y fue obligado a renunciar en el 2003.

Después, fue acusado de crímenes de lesa humanidad por el Tribunal Especial para Sierra Leona. Por consiguiente, como parte los acuerdos de paz se exilió en Nigeria para poner fin a la guerra que azotó durante catorce años el país. Tras el exilio de Charles Taylor, Gyude Bryant fue nombrado presidente del Gobierno de transición y se convocaron elecciones, en las cuales resultó elegida en 2005, la presidenta Johnson. De hecho, el presidente Weah asume el tercer gobierno en tiempo de paz en Liberia.

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