'Gente de bien'

'Gente de bien'

Una película que habla de la complejidad humana y que encantó en Cannes

Por: Camilo Rincón López
junio 02, 2015
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'Gente de bien'
Foto: tomada de Cromos

Nadie que, inocentemente, busque en el cine única y exclusivamente entretenimiento, podrá “soportar” esta película que, desde el 28 de mayo, aparece en las carteleras del cine colombiano. El filme, dirigido por Franco Lolli, es, a simple vista, una exhibición más de las diferencias económicas que tienen lugar en nuestra sociedad; sin embargo, es mucho más: recorre la complejidad del ser humano en sus diferentes dimensiones. Los privilegios económicos, una vez más, son insuficientes para alcanzar la felicidad, pero el carácter innovador, acaso revolucionario, de la película, es develar el proceso de deshumanización que emerge de la pobreza, entendida como realidad provocada por las desigualdades sociales que determinan la cotidianidad de cualquier contexto.

Gabriel (Carlos Fernando Pérez), carpintero, residente del centro de la ciudad capitalina, debe hacerse cargo de Éric (Bryan Santamaría), su hijo de aproximadamente 10 años; al parecer, son las condiciones económicas de su madre las que la llevan a tomar esta decisión: en adelante, nuestro protagonista tendrá que vivir con su padre aguardando la promesa de un pronto regreso a su hogar (al lado de su madre). La estadía con Gabriel no parece tener un buen futuro, las condiciones de segregación y hacinamiento provocan el descontento de Éric que en repetidas ocasiones manifiesta. La despedida de su madre, escena con que se da inicio a la historia, y los primeros días al lado de su padre, dejan ver un niño agresivo, inexpresivo y afectivamente limitado. Lupe, personaje, sí, personaje central de la película, es una perra criolla que tiende a ser el centro de los escasos momentos en que la emotividad del niño sale a flote.

Así las cosas, Gabriel es acompañado por su hijo a su lugar de trabajo: la casa de María Isabel (Alejandra Borrero), maestra, madre de dos hijos y, evidentemente, “gente de bien”; es decir, de un estrato social alto, quien, desde el principio, intentará crear un espacio en donde nuestro protagonista se sienta cómodo y olvide las condiciones que soporta en el suburbio en donde pasa las noches acompañado de su padre. Los avatares serán muchos y derivarán en una situación ya vista en múltiples historias: el niño pobre es acogido en el seno de una familia acomodada (en este caso durante las vacaciones de fin de año, en la finca de María Isabel) y los breves instantes de tranquilidad –no podrían entenderse como instantes de felicidad- son opacados por los comportamientos hostiles de un grupo humano –niños- que se considera diferente y aun superior a él. Finalmente, Éric, violentamente, decide regresar con Gabriel, que ante la misma sensación de su hijo, lo había dejado bajo el cuidado de María Isabel para regresar a la capital y asumir un nuevo trabajo.

Muere Lupe, la pobreza acaba con todo: en una escena conmovedora, Lupe, tras varios días presentando síntomas de una grave enfermedad, debe someterse a la eutanasia debido a la imposibilidad de Gabriel y Éric de costear los gastos de un tratamiento contra el tumor que crece en su vientre. La pantalla se torna oscura y la película termina.

La parábola de Lupe o el error político de la inclusión:

La película de Franco Lolli nos ubica en un escenario en donde es evidente la deshumanización a la que son sometidos aquellos personajes que, aunque anónimos, resultan tan incómodos para el conjunto de la sociedad. La violencia está íntimamente relacionada con las condiciones de segregación y discriminación que deben soportar los menos favorecidos dentro de un sistema desigual que cada día aumenta la brecha entre pobres y ricos. La dimensión afectiva es reducida en la medida en que la realidad de nuestros niños, de nuestros jóvenes, es, cada día, más hostil al reconocimiento del otro y, por ende, al reconocimiento del ser humano. No se trata de incluir, no se trata de transformar las condiciones materiales, no se trata de pensar que la vida es un camino lineal que va de la miseria a la abundancia material. Gente de bien, es una película que trasciende los clichés de la filantropía y la fortuna del pobre –qué paradoja-. No habrá materialidad suficiente para contrarrestar las actitudes violentas mientras el conjunto de la sociedad (políticas, instituciones) no devuelva su atención sobre el ser humano. La pobreza, producto de la desigualdad, acaba poco a poco con nuestros lazos afectivos, nos deshumaniza y nos torna agresivos. Con la muerte de Lupe se diluye cualquier vínculo afectivo de Éric con su entorno. Con la muerte de Lupe termina todo. ¿Acaso la Lupe de nuestra sociedad también murió ya?

Gente de bien

País: Colombia
Año: 2014
Director: Franco Lolli
Guion: Virginie Legeay, Franco Lolli y Catherine Paillé
Actores: Carlos Fernando Pérez, Brayan Santamaría y Alejandra Borrero
Duración: 86 min

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