Mientras Hugo Chávez estaba detenido en la base militar de La Orchila, después de que el golpe de Estado encabezado por el industrial Pedro Carmona triunfase, los oficiales adeptos al líder de la revolución venezolana preparaban la contraofensiva. Entre los militares que estuvieron en la primera línea para reponer en su cargo a Chávez se destacó el teniente coronel Vladimir Padrino López.
Nacido en Caracas en 1963, egresado de la promoción Juan Gómez Mireles de la Academia Militar en 1984, Padrino López era en abril del 2012 el jefe del Batallón Bolívar acantonado en Fuerte Tiuna. Con los tanques blindados salió a las calles a respaldar a las hordas chavistas que bajaban desde los cerros del 23 de enero a repudiar el golpe. El mandato de Pedro Carmona duró apenas 48 horas en parte por la acción de oficiales como Padrino.
A partir de ese momento se ganó la confianza de Chávez y empezó un ascenso meteórico que lo llevó a ser General de división en el 2010 y el 5 de julio del 2012, ocho meses antes de morir, el propio Chávez lo nombró segundo Comandante del Ejército y Jefe del Estado Mayor.
Ese día su discurso desataría la polémica entre la oposición al régimen ya que podría estar violando la constitución por la simple razón de que un militar no debe tener ideología alguna: “Se hacen presentes en la avenida Monumental de Los Próceres 10.890 patriotas, bolivarianos, socialistas, antiimperialistas, revolucionarios, adiestrados y equipados para asumir el sagrado deber de la defensa de la Nación". El General nunca ha escondido su afecto por la revolución. En su cuenta de twitter se describe sin ambages: ”¡Soldado bolivariano, decidido y convencido de seguir construyendo la patria socialista!”
Su poder fue creciendo imparable gracias a la empatía que tenía entre las filas del ejército. Maduro lo supo y por eso, contraviniendo sectores radicales del chavismo como el que encabeza Diosdado Cabello, lo asciende en julio del 2013 a General en jefe y comandante del ejército.
Chávez acababa de morir y con él buena parte del apoyo civil que había sostenido la Revolución Bolivariana. Ahora, el nuevo presidente tenía que recostarse en su ala militar. El poder de Padrino, desde ese momento no pararía de crecer. Fue nombrado un año después, en el 2014, Ministro de la Defensa y, a partir de ahí, empezaba un nuevo periodo en Venezuela.
Hay quienes dicen que Padrino es el verdadero presidente de Venezuela. Que después de haber dirigido, a finales de 2016 la Gran Misión Abastecimiento Soberano y Seguro, un esquema implementado por Maduro para controlar la producción, importación y distribución de alimentos y medicinas, desplazó al presidente a un segundo lugar. Un golpe silencioso, invisible.
Los cargos que en este momento ostenta el general son numerosos y vitales para el funcionamiento de un régimen arrinconado como el chavista: al estar al frente de la Comisión Presidencial para Investigar las Asignaciones de Divisas, es quien controla el flujo de dólares que entran en Venezuela para alimentar una economía moribunda, es el hombre encargado de organizar las elecciones, poner los puestos de votación.
La independencia que goza Padrino dentro del Regimen es descomunal. Durante las protestas que se llevaron a cabo en toda Venezuela, entre febrero y marzo del 2014 ,que dejó 22 personas muertas en las calles, el general en jefe escribió una carta durísima contra el gobierno que empezaba de esta manera: “No nos prestamos para la barbarie, para los golpes de Estado y mucho menos para forzar la voluntad popular”.
A Padrino López le molestaba, sobre todo, la fuerza paramilitar que empezaba a usar el chavismo para mantenerse en el poder. Nadie recriminó al General. Nadie es capaz de ponerle un bozal. Unos meses más tarde, el 12 de agosto del 2014, él mismo anunció el cierre de la frontera con Colombia como una medida transitoria contra el narcotráfico y el contrabando. Desde ese día hasta la fecha no ha habido un restablecimiento normal de las relaciones entre ambos países.
El incidente que denotó todavía más el poder e independencia de Padrino fue a finales del 2015 cuando el chavismo fue arrasado en las elecciones parlamentarias. La prontitud con la que el Ministro de Defensa salió a decir que haría hacer respetar la voluntad popular expresada en las urnas, molestó al siempre irascible Diosdado Cabello quien lo calificó de rata “Las ratas son las primeras que abandonan el barco” se lo dijo a Padrino en un acto público en Caracas.
En enero de 2016 estaba lista la vendetta del chavismo con su general más polémico. El jefe de la Guardia Nacional, el general Néstor Reverol, estaba listo para ser el nuevo ministro de defensa. Los rumores de que estaba a punto de entrar en la lupa del gobierno estadounidense por presuntos vínculos con carteles del narcotráfico hicieron desistir a Maduro de esa intención. Se empezó a especular que, dentro del ejército, verían con muy malos ojos la destitución de Padrino, la única voz que ellos quisieron oír. No sólo no rodó su cabeza sino que Maduro procedió a ascender a los oficiales el grupo que rodea al Ministro de la Defensa.
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