El general Jaime Asprilla fue nombrado agregado militar en la embajada de Washington cuando se le dio la baja de las Fuerzas Militares y estaba públicamente relacionado en el informe sobre los 3000 falsos positivos ocurridos entre el 2002 y 2008 durante el gobierno de Álvaro Uribe. Él tendría responsabilidad de mando sobre 48 ejecuciones extrajudiciales, por eso sorprendió su presencia en primera fila en un acto de Solidaridad con las víctimas del conflicto armado colombiano, el pasado 9 de abril en Saint Mathews Catedral junto a los embajadores Juan Carlos Pinzón, embajador de Colombia ante Washington y Andrés González ante la OEA.
Aunque en su momento el gobierno Santos quiso justificar la salida del general Asprilla de la comandancia del Ejército como si se tratara de un cambio rutinario, se sabe que el general tiene un pasado que le pesa y con la entrada en funcionamiento de la JEP, el tema de los falsos positivos tomará especial relevancia.
La permanencia del General en el alto cargo diplomático fue cuestionada esta semana en un artículo del Miami Herald escrito desde Washington. Existe el antecedente del general Mario Montoya, quien debió renunciar a su cargo de embajador en República Dominicana por las investigaciones de falsos positivos.