El día no pintaba bien para Gaviria, después de perder la camiseta amarilla, en la segunda etapa a escaso un kilómetro de la meta por una caída, la moral del colombiano parecía resquebrajada. La llegada en Sarzeu no era la mejor para él. Terminaba en una leve subida, además los cuatro escapados tenían una ventaja casi que definitiva: 3 minutos faltando 20 kilómetros, pero su equipo el Quick-Step reaccionó solo y logró la hazaña. Otra vez Maximiliano Richeze, su compadre argentino le marcó el ritmo para vencer al alemán André Greipel y al eslovaco Peter Sagan. La camiseta verde su máximo objetivo en este Tour se ciñe más a su figura.
Lo de Gaviria hoy es histórico. Antes los colombianos veíamos esas etapas planas con el credo en la boca, pensando en que un abanico no nos fuera a cortar, a que el viento no nos arrastrara y perdiéramos 15 minutos. A sus 22 años es uno de los grandes prospectos mundiales. Su equipo belga que hoy demostró todo su poder lo trata como una joya. Ha sido campeón mundial en pista. Nadie ha ganado más que él. Sin embargo, Fedeciclismo ha decidido no respetarlo como se debe. El año pasado, después de tener que esperar en un hotel en Londres, horas antes del Campeonato Mundial de Pista, Gaviria publicó un reclamo en twitter culpando directamente a la Federación de Ciclismo.
Cinco meses después, en los Olímpicos, Gaviria esperó un día entero en el aeropuerto José María Córdoba y, una vez llegó, en Río de Janeiro, espero otras seis horas porque alguien de Coldeportes o de Fedeciclismo se ocupara de él.
Una vez terminó la competencia, en donde no alcanzó el objetivo que era una medalla, Fernando Gaviria renunció a representar a Colombia en las competencias internacionales. Ahora se dedica únicamente a las pruebas de rutas con su equipo.
