En una amplia entrevista de Yamid Amat, el expresidente César Gaviria se declara "(…) un soldado del Presidente Santos" y agrega, "vamos a dar la batalla para que recupere su imagen y lo logremos reelegir." Para aquellos que creemos que se logrará un acuerdo con la guerrilla y Colombia entrará en el posconflicto, lo único que no puede suceder es que sigan los mismos con las mismas en el manejo de la política, del desarrollo nacional, y las prioridades de los últimos 20 años. Esto es exactamente lo que pasará si el expresidente "logra" reelegir a Santos. Entre otras cosas, por la boca muere el pez porque ¡que arrogancia! O sea, los millones de colombianos que pueden votar no cuentan porque la maquinaria aceitada por los Gaviria, padre, hijo y su envejecido Kinder, es la que elige presidente. Ni más faltaba.
Si sigue mandando este sector del país, cada día más poderoso, es bueno recordar lo que se reelegiría. En primer lugar, las distintas expresiones de nepotismo: de padre a hijo o mejor padre e hijo; parejas en el gobierno unidos por el amor, uno en las decisiones de gasto y otro asignando recursos; hermanos en el Congreso de la República obviamente herederos de un prócer; familias repartidas en distintos partidos, como la de vicepresidente gracias a la generosidad del Partido Liberal manejado por los Gaviria, permanencia de los gamonales regionales que tan poco favor le han hecho a sus regiones pero que han enriquecido a sus familias y amigos.
Se heredará la actual política rural, esa que gracias al presidente Gaviria le costó un millón de hectáreas perdidas a los productos transitorios de los campesinos que no se han logrado reponer, como lo demostró el Paro Nacional Agrario. O sea, lo que imperará en el campo es el modelo Lizarralde de empresarios ricos y campesinos pobres en cooperativas de trabajo asociado. También se heredarán las privatizaciones, si es que queda algo, sin medir las consecuencias sociales sobre los sectores pobres. Seguirán los cacaos mandando en el país y llamando directamente al presidente para que desautorice a sus ministros cuando toman medidas que perjudican sus intereses personales.
No habrá política industrial porque es el Libre Comercio, que apoya la escuela Gaviria sin beneficio de inventario, el que tiene que empujar a este sector; pero eso sí, habrá prebendas para los grandes en aras del "beneficio nacional". No se modificará la Ley 100, nacida en su administración, sino que buscarán la manera de que el sector privado siga mandando en la salud, porque para ellos, el ISS es su gran disculpa para privatizar la salud. No habrá políticas universales en salud y en educación, porque da más réditos políticos Familias en Acción, Viejitos en Acción y Jóvenes en acción. Seguirán los privados enriqueciéndose a costa de la educación de los colombianos y la salud seguirá siendo buena para los ricos y mala para los pobres. El conteo puede seguir...
Si, sin duda seguiremos creciendo, pero menos del 4% que según Gaviria, "coloca a Colombia en la cima de los países del mundo en materia de crecimiento hoy. Solo Panamá, Chile y Perú están creciendo como Colombia" afirmó en su entrevista con Yamid. Pero si eso fuera cierto,resulta que la ventaja vendría de ser tuerto en tierra de ciegos. Además, hoy eso no garantiza la gobernabilidad porque crecen los indignados. Y como el problema de Colombia no es el presidente sino sus malos funcionarios, el envejecido Kinder de Gaviria y los amigos de Gavirita entrarán al nuevo gobierno porque ellos si saben leer…
Por todo lo anterior, el apoyo irrestricto del expresidente Gaviria se ha convertido en el abrazo del oso para el presidente Santos porque ese vínculo tan cercano aumentará el rechazo del setenta y pico porciento de la población a quienes no les gusta cómo ha manejado el país y mucho menos su reelección. ¿Se necesitará más para convertirse en el abrazo del oso?
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