Gastar dinero en el Chocó es como perfumar un bollo

Gastar dinero en el Chocó es como perfumar un bollo

"El diputado que escandalizó al país, quiso expresar una realidad"

Por: Fabio Andrés Olarte Artunduaga.
agosto 19, 2014
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Gastar dinero en el Chocó es como perfumar un bollo

En mayo del 2012 un caballero, gordo como pocos, tocó dos de las fibras más sensibles e hipócritas del colombiano promedio: la del racismo y la del amor por el departamento del Chocó. El título de mi columna del día, hace referencia a las palabras que salieron de la boca del veterano diputado antioqueño Rodrigo Mesa Cadavid.

En medio de un debate, en el que se estaba evaluando la posibilidad de invertir dinero en los municipios del departamento antioqueño que limitan con el Chocó, el periodista que lleva más de dos décadas como diputado hizo que todos los colombianos sintieramos una molestia enorme, pero que no pasó de ser un incidente del momento. Tal como sucedió hace poco cuando se descubrió al senador Benedetti jugando Tetris en el congreso, o cuando el también congresista Corzo dijo que con su salario no se podían tanquear dos camionetas. Seguramente muchos ya no recordábamos el acontecimiento que indignó a propios y extraños. De la misma forma, en cuatro años muchos no van a recordar el gesto de indiferencia Benedetti y lo van a reelegir. Así somos en Colombia. Como digo siempre, tenemos "memoria anal": recordamos, pero nos importa un culo.

Hablar de las riquezas que posee el departamento del noroeste de nuestro país, creo yo, sobra en cualquier escenario. Todos los colombianos sabemos las riquezas en recursos naturales y humanos con las que cuenta la región, pero no le damos la trascendencia que merece. Es tan grave la situación con los hermanos chocoanos, que muchos compatriotas sólo los recuerdan cuando se escucha en algún bar cualquier éxito de la agrupación, conocida mundialmente, llamada: Chocquibtown.

Pero este paraíso clavado entre las cuencas del Atrato y San Juan, es el departamento más pobre de los 32 que conforman el mapa de la República de Colombia. Sí, de manera inexplicable un área geográfica rica en pesca fluvial y marítima, ganadería, extracción de minerales y agricultura (a pesar del clima), no llega a generar el 1% del total del PIB nacional. De hecho, según las estadísticas del DANE, el 80%, de la población total del departamento, tiene las necesidades básicas insatisfechas. El potencial turístico del Chocó, hace algunos años, ha empezado a crear una luz de esperanza en el litoral pacífico pero, como bien sabemos, de esa área de trabajo no van a vivir sus casi 500 mil habitantes.

El problema, entonces, con el Chocó es la corrupción y la mala administración que hace años ha convertido al departamento, con costas en los dos océanos, en un infierno para muchos de sus habitantes. Los millones de pesos que generan las regalías, allí, se pierden entre los bolsillos de la clase dirigente departamental y municipal. La esperanza en la mentalidad del chocoano de las últimas generaciones está en vía de extinción. Un joven chocoano, por desgracia, sueña con que llegue la hora de ser "grande" y emprender camino, usualmente, eligiendo como destino a Antioquia (Sí, paradójicamente, el mismo departamento que representa el señor Mesa). Probablemente por eso el 45% de su población son menores de 15 años.

El mismo Mesa que tenía mucha razón con sus palabras. El mismo diputado que escandalizó al país, quiso expresar una realidad. No lo estoy defendiendo porque, claramente, no debió usar esas palabras (de la misma forma en que yo no debí usar mi expresión "memoria anal colombiana", en este texto), pero apoyo sus denuncias acerca de las irregularidades que se presentan en ese departamento. La labor de todos los colombianos, debería ser la de exigir que se investigue a fondo qué sucede allá. Todos deberíamos preguntarnos, y preguntar a las autoridades pertinentes, ¿Dónde están las regalías que genera la explotación del oro en el departamento? ¿Por qué los alcaldes de los municipios del Chocó, usualmente, tras sus períodos administrativos escapan de la región? ¿Dónde están ellos ahora? ¿De qué viven esos señores? Exigiendo respuesta a estas preguntas, probablemente, estemos aportando para que haya un Chocó más próspero.

Ojalá no tengamos que llorar sobre la leche derramada. Por suerte al Chocó, al parecer, nadie nos lo puede "robar". Digo esto porque es una situación, profundamente, similar a la ocurrida con San Andrés o La Guajira. Hay pueblos que los colombianos olvidamos y sólo cuando hay una catástrofe, o perdemos algo de ellos (como en el caso de las islas) le préstamos atención.

@andresolarte
#DESPIERTACOLOMBIA.

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