En una pataleta más de niño consentido, o de paranoico avanzado, el presidente Petro reaccionó ante la determinación del Senado de no aprobarle su proyecto de reforma laboral con una algazara convocando, como siempre, al pueblo a las calles y anunciando la convocatoria de una consulta popular. Lo del pueblo en las calles es un capital que malgastó y ya no puede girar sobre él. La gente no le sale. Y en cuanto a lo de la consulta, como que se les olvidó leer la Constitución y las leyes que rigen las convocatorias . Una consulta se hace para que se responda sí o no sobre un tema determinado.
Si lo que quiere es que se apruebe una reforma con fuerza de ley ,existen las figuras del referéndum y del plebiscito, que ya ensayaron Uribe y Santos y fracasaron .Preguntarle entonces al respetable si acepta o no la reforma laboral termina siendo una opinión que no es obligante como ley. No se entiende entonces su precipitud al anunciarla. Pero si lo que buscan es desconocer al Congreso o aún clausurarlo por la vía indirecta, respaldado en el veto a la reforma laboral, es mejor que pregunte de frente y sin tapujos si lo que queremos es que el Congreso de la República se clausure y no ejerza más sus funciones. Ahí entonces, con el apoyo del pueblo y dictando un simple decreto se habrá dado el golpe de estado o decretado la revolución que Petro dizque pretendía y que le dijo a un periódico español que había fracasado en liderar.
Si lo que buscan es desconocer al Congreso o aún clausurarlo por la vía indirecta, respaldado en el veto a la reforma laboral, es mejor que pregunte de frente
Sin embargo lo que verdaderamente hace aparecer como insensata la pretensión es que la ley 1751 del 2015 dice que una consulta es válida cuando haya participado no menos de la tercera parte de los electores que componen el respectivo censo electoral. Con corte a 4 de marzo de 2025 el censo electoral de Colombia es de 40,963,370, la tercera parte sería 13,654,546 .Petro lo que está es gastando pólvora en espantar los gallinazos que ya huelen la morriña de su régimen.
Del mismo autor: Los agricultores sometidos y pobres