Carlos Gardel canta cada vez mejor

Carlos Gardel canta cada vez mejor

En el aniversario de su muerte los tangófilos lo evocan con tristeza

Por: Manuel Tiberio Bermúdez
junio 23, 2015
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Carlos Gardel canta cada vez mejor
Foto: tomada de diadia.info

En junio se conmemora un año más de la muerte de Carlos Gardel, y nuevamente el mundo tangófilo evoca con tristeza al más popular de los cantores argentinos.

Nadie a quien le guste el tango olvida esa fecha trágica del 24 de junio de 1935, en la que el 'Morocho del Abasto' murió de un “avionazo” en el aeropuerto Olaya Herrera de la capital antioqueña.

Han pasado 80 largos años y cada vez, por esa fecha, los gardelianos de siempre expresan su más íntima congoja rindiendo sentidos homenajes a quien en vida hiciera de la canción ciudadana y de la canción porteña un ritmo universal que sigue y seguirá llenado las noches, en todos los rincones de la tierra, de nostalgia, ausencia y malevaje.

Tampoco los que amamos el tango podemos dejar de sentir que 'el Mudo' canta hoy mejor que nunca y que sigue tan campante llenando nuestras noches bohemias con su voz y su estilo de siempre. Mirándonos desde la carátula de sus discos con esa sonrisa que ha cautivado a hombres y a mujeres y aventándonos desde la redondez de un Larga Duración o desde la modernidad de un CD o desde un MP3, su voz que nos habla de historias que hicimos nuestras para poder asumir con gallardía nuestro papel de bohemios en noches de cantina con amaneceres plenos de ausencias.

Para los que amamos ese ritmo sensual y cadencioso, con destello de puñales y olor a mujer enamorada o lejana, el tango será el mejor compañero en las noches que sentimos que los recuerdos que habíamos olvidado retornan a decirnos que el pasado aún está allí, a la vuelta de nuestra nostalgia.

Para nosotros, el tango es más que letra con música; es nuestro cordón umbilical con el pasado, con los amigos, con la primera novia, con la primera pelea y con las primeras lágrimas que nos cobró la vida por el maravilloso compromiso de existir.

Amamos el tango los que sabemos que dicen los recuerdos, los que trampeamos al corazón para darle cabida al amor, ese sentimiento con ritmo de violín y bandoneón que nos permite hacer más amable la vida. El tango nos enseña que hemos sido amasados con trocitos de sueños, lágrimas y nostalgias.

Uno no mide cómo pasa el tiempo, pero lo descubre correr desde la “vitrola” de las cantinas orilleras de caminos con sabor a tiempos viejos y que se llevó la modernidad enredada en el “vatiaje” enorme de los modernos equipos de “alta fidelidad” que permiten otros sonidos a las viejas canciones recién editadas para las generaciones de hoy. Y allí, en esos pequeños CDS esta la voz nostálgica, varonil e inolvidable del 'zorzal criollo', Carlitos Gardel.

Hoy muchos recordamos lo que dicen que dijo después, muchos días después del “avionazo” José María Aguilar uno de los sobrevivientes: “Riverol llevaba la guitarra en las manos...Sentimos la impresión cuando empezó a correr el aparato, porque Gardel era muy miedoso. Inesperadamente oí un grito, tal vez el del piloto, y cuando intentamos mirar...sentimos un golpe terrible que nos sacó de las sillas”. Qué había ocurrido?

Siguen testimonios de Mario Sarmiento: “Un fuerte golpe de viento lanzó al F-31, avión que llevaba a Gardel, sobre el “Manizales”. Se produjo el choque con estruendo de hierros que se despedazaban: los dos aviones que semejaban dos motores gigantescos en lucha, dieron un salto mortal y quedaron quietos”. En ese accidente pereció Carlitos Gardel hace 80 años.

Pero los que queremos el tango, y en especial los que gustamos de Gardel, seguimos cantando los versos que nos dejo el “Francesito”. No es fácil olvidar aquello de “Hoy un juramento, mañana una traición, amores de estudiante, flores de un día son”.

O quien no siente que vuelve el pasado cantinero cuando escucha “Arrabal amargo, metido en mi vida/ como la condena de una maldición / tus sombras torturan mis horas y sueños tus noches se cierran en mi corazón/”. O quien no lanza un “aullido” que despierta al vecindario acompañando “al Mudo” en aquello de:” Si arrastré por este mundo/ la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser...”.

Definitivamente nos sigue haciendo falta Carlitos Gardel para evocar la ausencia de la que una día se marchó para no regresar jamás; o de esta otra a la que cada noche el corazón le abre un espacio a su regreso, o a ella, la que está allí a nuestro lado para seguirle cantando: “si precisas una ayuda, si te hace falta un consejo, acordate de este amigo que ha de jugarse el pellejo, pa ayudarte en lo que pueda cuando llegue la ocasión”...

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