Un galardón más se suma a los muchos que hasta hoy ha recibido el escritor Gustavo Álvarez Gardeazábal, quien a lo largo de su vida literaria ha puesto su firma como autor en más de una veintena de libros.
Amado u odiado Gustavo Álvarez Gardeazábal ha sido desde siempre un referente nacional por ser implacable al momento de emitir sus opiniones sobre los sucesos más diversos que se dan en el país; es una especie de conciencia, que mediante reflexiones y decires desnuda la realidad que otros tratan de ocultar en un país acostumbrado a tapar lo que no le conviene.
Gardeazábal, es un inquieto ser humano que ha incursionado en cuanta actividad le ha impulsado su espíritu de aventurero vivencial: político exitoso; analista sin tranqueras en el programa La Luciérnaga; columnista polémico en varios medios de comunicación; podcastero sin tapujos; agudo libretista de televisión; conferencista sesudo; criador de gansos a destajo; anfitrión atento en su finca El Porce por la que ha pasado medio país en consulta ya que se le considera un gurú. En fin, Gardeazábal es un ser humano que tiene claro que no llegó a este mundo a guardar silencio, a quedarse callado, a tragar entero, y por eso, en algunos momentos, su vida ha estado en riesgo.
Todos sabemos que la novela que puso su nombre en la mira de críticos y lectores fue “Cóndores no entierran todos los días”, considerada como uno de los libros que retrata la primera violencia, la de los Pájaros, en esta Colombia de tantas violencias.
Premonitorio, en “Los sordos ya no hablan”, el escritor tulueño dejó evidencia de sus angustiosos llamados a poner el ojo sobre el volcán nevado de El Ruíz que luego sepultó a Armero y de paso se llevó más de 28 mil vidas humanas por la indolencia de las autoridades.
Su capacidad para mostrar todo el dolor y poner toda tensión en sus lectores, el libro “Cuentos del parque Boyacá” es un compilado de excelentes narraciones.
La trayectoria del escritor ha sido extensa y exitosa, pero sobre todo, a la par de sus libros, se le admira por sus posturas frente a las problemáticas del país las que le han dado adeptos y contradictores. Y en cada suceso lo aplaudimos porque todos necesitamos de alguien que levante la voz por quienes debido al “culillo” se auto silencian.
Recientemente la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla le otorgó el título de doctor honoris causa en Ciencias Sociales y Humanas por su trayectoria como narrador. El mundo cultural, el que no sufre de envidias, celebra este suceso bien merecido para quien tanto le ha dado a Colombia. Mientras tanto estaremos atentos a su anunciada novela autobiográfica o su biografía novelada que llevará por título “El papagayo tocaba el violín”.