Eso de acudir a la falacia ad hominem para desacreditarlo a uno es muy común, pero por eso no significa que esté bien. Aquellos que solo atinan a cancelar al otro con gritos y verborrea barata no son de fiar. En cualquier debate donde lo que predominan no son precisamente los argumentos se puede vencer incluso con el silencio. Salir ganador en un diálogo sustentado es un verdadero deleite. Hay quienes hacen videos en redes sociales a manera de monólogo donde nadie se puede defender ni contraargumentar, lo que es más cobarde todavía. Ataquen, refuten, controviertan el argumento, no insulten a las personas.
Dicen que Mahatma Gandhi, que significa “alma grande” en la traducción del sánscrito, era una persona extremadamente tímida y tal vez no muy elocuente, pero que deslumbraba con su sola presencia, así logró la revolución pacífica de liberación de la india. Desafortunadamente hoy muchos “políticos” no nos deslumbran ni con la presencia ni con la palabra, sino que nos sorprenden y avergüenzan con sus torpezas. Prefieran ser almas grandes antes que protagonizar grandes ridículos.