En el 2004, Victoria* se convirtió en una de las primeras colombianas en ganarse el premio mayor del Baloto, el juego más popular en el país después del chance. Victoria y su esposo jugaban cada sábado el Baloto invirtiendo 40 mil pesos mensuales, así lo hicieron por años hasta que después de jugar con el mismo número durante ocho veces, lo consiguieron. De la noche a la mañana esta pareja trabajadora de clase media se convirtió en multimillonaria, teniendo a su disposición 6 mil millones de pesos.
Decidieron no revelarle a nadie sobre su nueva fortuna, Victoria únicamente le contó a sus padres y hermana mayor. Aunque continuaron trabajando y llevando una vida sencilla, no les duró mucho. Sin poder ocultar el dinero que habían ganado, se compraron una casa de 500 millones de pesos en la Costa Caribe colombiana, empezaron hacer viajes en compañía de ambas familias y a organizar costosas fiestas. Victoria metió a estudiar a sus sobrinos en exclusivos colegios e inclusive en una ocasión se gastó 20 millones de pesos en la fiesta de primera comunión de uno de ellos.
La pareja trató de incursionar en el mundo de los negocios invirtiendo mil millones de pesos en un emprendimiento familiar que no prosperó. Los rumores en su círculo de amigos cercanos no se hicieron esperar. La gente cuestionaba los lujos que se daban, comentaban que seguramente la pareja trabajaba desde la ilegalidad lavando dinero e inclusive mencionaron que Victoria salía con un narcotraficante.
Al mismo tiempo, Victoria y su esposo se volvieron paranoicos, consideraron dejar el país por temas de seguridad pero al final optaron por quedarse. En la noche no podían dormir por que irónicamente no sabían que hacer con tanto dinero. Victoria empezó a creerse más que los demás, se obsesionó tanto con cuidar su fortuna que trabajaba de siete de la mañana a 11 de la noche y así se fue quedando sola.
Victoria y su esposo se separaron teniendo que dividir en mitades iguales el dinero que habían ganado. Su hermana alejó a sus sobrinos de su lado debido a que no podía dejar que crecieran entre lujos que solo una 'tía rica' podía darles. En la absoluta soledad Victoria decidió irse a estudiar finanzas al exterior y luego volvió a Colombia en donde continúa trabajando. Del Baloto le quedó dos apartamentos, la casa de 500 millones de pesos y una cuantiosa suma de dinero en el banco. Aún sigue jugando el Baloto todos los sábados.
Victoria*: Reserva su identidad
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