Se terminaron los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 y la satisfacción para nuestro país fue realmente enorme. Ver cómo día tras día nuestros hombres y mujeres con algún tipo de discapacidad comprobada, según los parámetros del Comité Paralímpico Internacional (CPI), recibían medallería de oro, plata y bronce, además de diplomas como reconocimiento de sus logros a los que se enfrentaban con otros grandes del mundo, nos dejaba sin palabras y sin derecho a quejarnos.
Y es que aunque los Paralímpicos fueron creados en 1948 como parte de un programa de rehabilitación para los veteranos de la Segunda Guerra Mundial afectados en la médula y en silla de ruedas, poco a poco se han convertido en el reto de los que luchan a pesar de la adversidad física, y desde 1960 tienen lugar en el mismo país anfitrión donde se llevan a cabo los Juegos Olímpicos, tomando cada vez más importancia e innovando en materia de deportes.
Para el caso de nuestro país, ya son 11 ediciones participando de estas justas y cinco en las que ha logrado reconocimiento de sus paratletas, pues desde 1980 ha aumentado el número de los competidores y ya contamos con 6 medallas de oro, 15 de plata y 26 de bronce, además de los diplomas. Por esto, cada vez más y poco a poco el gobierno nacional, por medio del Ministerio del Deporte, muestra su apoyo a los participantes, y no solo se les reconoce públicamente mostrándolos en los medios de comunicación cuando se suben al pódium, sino que se les incentiva con dinero sus logros.
En Colombia, desde 2015 se definió que a partir de los Juegos de Río 2016, se les entregaría dinero a los medallistas Olímpicos y Paralímpicos así: Oro:$218.046.000, Plata: $127.193.644 y Bronce: $90.852.000, lo cual motiva aún más a nuestros deportistas que a veces deben entrenar y salir adelante con la uñas y recursos propios por la falta de patrocinios de la empresa privada y de apoyo de los gobiernos regionales. Bogotá, Antioquia y Valle son los que más participan.
Las redes sociales, en medio de tanta polémica, también han aportado su granito de arena. Han sido superimportantes para seguir, apoyar y mostrar a nuestros atletas, que cada vez más las utilizan como una manera de “venderse deportivamente” ante quienes no solo se convierten en sus fieles seguidores, sino ante aquellos que pueden lograr un apoyo económico o recomendaciones para formación, y es allí donde vale la pena aplaudirlas.
Mientras tanto, los medios de comunicación deben seguir empujando y darle la importancia que le dan a otros deportes como el fútbol y el ciclismo a los Paralímpicos, pues nuestros campeones, con amor, disciplina, y constancia, han demostrado sus grandes hazañas aún en medio de los infortunios.
En tres años viviremos nuevamente las justas Paralímpicas de París 2024, y es allí donde se deben enfocar nuestros paratletas. Necesitarán más formación, preparación y apoyo de familia, entrenadores y del gobierno central y regional para hacer realidad el sueño de muchos, mostrar el talento que tienen a pesar de la discapacidad, que realmente está solo en la cabeza de quienes no la tenemos.
Adelante nuestros “justos hombres y mujeres guerreros de la vida”, que sigan cosechando éxitos propios y para nuestro país, que ganen más espacio, salgan nuevos paratletas y que nos sigan dando lecciones de vida, porque ya con su tenacidad nos comunican que la vida vale realmente la pena.