Es hora de recuperar el país. A nivel global hay una ola de derecha que quiere recuperar los valores.
Ya empieza a verse el ramillete de opciones a la Presidencia de la República para el período 2018-2022, y tenemos un número notable de candidatos, entre los que estará el próximo residente de la Casa de Nariño.
Para nadie es un secreto que la izquierda en el país viene ganando un espacio electoralmente importante, gracias a su discurso populista y subsidiario que tiende a atraer a los menos letrados en los temas políticos y económicos, pero ¡Oh! sorpresa que les ha funcionado tan bien, que en los últimos meses se ha extendido este éxito a tal punto que ya tienen diversos candidatos; los cuales van a terminar en una convergencia para tener una posibilidad real de llegar al puesto más importante del país.
Mientras tanto, la derecha tiene unos candidatos sólidos fundados en la verdad, con políticas que van inclinadas a arreglar los daños tan profundos que han causado los gobernantes liberales. Sin embargo, si no logramos unirnos, esta posibilidad de llegar a la presidencia se va a volver más lejana.
Entre todos los candidatos de derecha, el único preparado y con posibilidad real de llegar a tan alto cargo sería Alejandro Ordóñez, el exprocurador, un hombre sin tacha, trabajador, correcto, un académico, un estadista, y lo más importante que sí es de derecha. Cabe ver sus casi 8 años en la Procuraduría para saber que no se dará la vuelta como lo hizo Santos.
Es hora de recuperar el país. A nivel global hay una ola de derecha que quiere recuperar los valores, las buenas costumbres, impulsar unas políticas económicas viables, y sería un descaro si los colombianos no aprovechamos este momento para por fin avanzar después de 8 años del mal gobierno Santos.
Viendo todo esto, las elecciones de 2018 serán totalmente reñidas, será la derecha contra eso que Álvaro Gómez llamó “el régimen”, ese régimen que tiene cara de izquierda, y de voceros los medios, es hora de derrotarlos, y solo Alejandro Ordóñez puede hacerlo.
Debemos unirnos, trabajar aguerridamente como lo hicimos con el “NO” en el plebiscito. Debemos parar y pensar si queremos más de lo mismo, si queremos seguir con esa línea de desgobierno de Santos y Vargas Lleras, o si queremos realmente avanzar con un gobierno transparente e íntegro. Parar y pensar si queremos caer en la palabrería populista, o ver nuestros errores y corregirlos con verdades, así sea doloroso. Parar y pensar si queremos seguir legitimando el terrorismo por una siniestra y falsa paz, o si queremos que esos terroristas paguen penas ejemplares. Y es por eso que debemos parar, pensar y decidir si gana Ordóñez o pierde el país.