Amparo Grisales tiene una personalidad durísima. Una Doña como alguna vez lo fue María Félix en México, décadas antes de que el feminismo se impusiera en el mundo. Todos los hombres que pasaron por su vida llevaban su marca, como Doña Bárbara. Indómita, arrasadora, hermosa como una diosa. Sin embargo sólo un hombre pudo con ella.
Ya la gente no recuerda que en 1988 una de las parejas más cotizadas del país era la que conformaba la Grisales y Gabriel Echavarría Obregón, en ese momento uno de los herederos del Grupo Corona y uno de los hombres más ricos de Colombia. Una de las pocas referencias que hay sobre esa relación se encuentra en uno de los confidenciales de la Revista Semana en donde afirman que una de las parejas más glamourosas que se vieron durante las navidades de 1988 en las Islas del Rosario fue la de Amparo Grisales y Gabriel Echavarria.
¿Qué significa la Fundación Corona?
La Fundación Corona creada en 1963 por Gabriel Echavarría Misas y su esposa, Helena Olózaga, es la más admirada en el país. Al momento de su creación, se enfocaba en promover el crecimiento integral de las comunidades cercanas a las áreas de influencia de las plantas de la organización Corona, operando de forma directa en programas asistenciales en vivienda, salud y educación, con alto foco en educación técnica y formación para el trabajo, coincidiendo con el proceso de cambio organizacional que requería Corona.
Con el pasar de los años, se cambió la estrategia hacia una organización facilitadora y promotora de programas en las áreas de desarrollo empresarial, gestión local y comunitaria, educación y salud. En 2013, se decidió dar más énfasis en la educación como el principal vehículo para generar oportunidades en poblaciones vulnerables, en dos líneas de acción: educación orientada al empleo y educación para la participación ciudadana.
Gabriel Echevarría, después de estar ocho años en relación con Grisales, decidió poner fin y sumió a la diva en el único despecho que ha vivido en su vida.
