Las últimas semanas han sido cruciales para el fútbol colombiano, no solo por la pandemia y por la crisis que atraviesan varios clubes, sino también por la reciente salida de Jorge Enrique Vélez, un dirigente duramente criticado por presidentes de pequeños equipos que curiosamente tienen terribles antecedentes, como por ejemplo hechos de narcotráfico y de violencia doméstica.
Sin embargo, con las recientes declaraciones del gobierno, en donde se afirma que “alegra ver a alguien como Fernando Jaramillo aspirando a la Dimayor” quedó en evidencia, al menos para mí, la verdadera trama de la salida de Vélez: querían poner un presidente amigo del ejecutivo y que no siguiera investigando los escándalos en la FCF por la reventa de boleterías. Todo parece indicar que fue un pacto de impunidad.
Iván Duque y Ernesto Lucena, ministro del Deporte, fueron, como se dice popularmente, la cereza del pastel. Da la impresión de que postergaron el inicio del fútbol colombiano y utilizaron el regreso de nuestro balonpié para presionar la salida del expresidente de la Dimayor, hecho que se comentó en los micrófonos de varios medios de comunicación. ¿Por qué tanto interés?
Luego de su salida, el nombre que ha tomado fuerza es el de Fernando Jaramillo, exvicepresidente de Bavaria y quien al parecer, según lo señaló el mismo presidente Iván Duque en entrevista en el programa 6 A.M de Caracol Radio, cuenta con todo el respaldo del gobierno nacional. De esa forma quedó clara la presunta intención de la Casa de Nariño: sacar del camino a Vélez para poder apoderarse del fútbol; solo basta ver la actitud del gobierno después de cumplir su objetivo: ahora es amigable y no se pusieron más trabas para que vuelva a rodar la bola en los estadios.
Al parecer, todo fue un acto de impunidad en el que salió pagando el exdirigente de la Dimayor. Mientras tanto, los escándalos de corrupción en la Federación Colombiana de Fútbol seguirán impunes y los verdaderos criminales continuarán estando tranquilos porque a ellos nadie los toca. La pregunta es: ¿le quieren entregar el fútbol al gobierno para que deje quietos a tantos bandidos?