A raíz del escándalo suscitado por el presunto triunfo fraudulento del Unión Magdalena, me permito hacer algunas reflexiones sobre cosas que realmente deberían preocupar más a los forjadores de opinión, a los medios de comunicación engolosinados y serviles con los gobiernos de turno.
Oigo con asombro a periodistas rasgándose las vestiduras por hechos impresentables, dignos de castigo ejemplar. Dos goles en un minuto y medio, contra un equipo que se paralizó, quedando en estado cataléptico, en un trance corto y desafortunado, según el presidente del club.
Pues yo tengo la memoria intacta para recordarles a todos los colombianos, incluidos los periodistas, que no se han estremecido ni llenado de indignación por las actuaciones nefastas de ciertos gobernantes y protagonistas de escándalos nacionales, que llevan mal contados 40 años al servicio del narcotráfico y del terrorismo de estado; que viene auspiciando desde sus cimientos a diversos grupos delincuenciales, asesinos y mafiosos de extrema derecha, estilo Mancuso, don Berna o Jorge 40. Y conste que estos son los decentes.
Que de esta guerra estúpida en la cual viven empecinados, solo ha quedado sangre, rencores y desgracias para este atribulado país.
Pretendían acabar con la guerrilla por la fuerza, con más violencia, cuando la causa de la subversión era ellos, el sistema político imperante.
Y se hubiese acabado hace 100 años con una política social de justicia, trabajo, equidad, comida y educación. Pero ellos no se interesaron nunca. Fueron y son estultos, en vez de tratar las causas de la subversión. Algo así como si los médicos pretendiésemos curar un Sida con una hepatitis B…
En diciembre de 1988 presencié el espectáculo más bochornoso e insólito. Trabajaba como médico en la Policía de Cundinamarca y llegó a la SIJIN un coronel de la institución, esposado, detenido por sus compañeros.
El hombre llegó a poner un denuncio por robo. En un retén del ejército realizado en Chocontá, en la camioneta oficial en que se desplazaba a posesionarse como Comandante de Policía del Atlántico, se desaparecieron por arte de magia cien de los quinientos kilos de cocaína de alta pureza que llevaba encaletados.
Y era preferible enfrentar a la justicia militar que a los mafiosos para los cuales trabajaba. Pero en ese entonces nadie protestó, todo se silenció, nada de escándalo periodístico ni gubernamental. Una manzanita podrida no puede dañar a toda la institución, dicen ciertos personajes grotescos de nuestra dirigencia.
Y seis meses antes dos generales de la policía eran destituidos por poseer laboratorios de coca en cercanías a Granada, Cundinamarca. Paremos allí con los héroes de la patria.
También recuerdo tristemente, otros hechos impresentables que abarcan acciones fuera del país, que nos han sumido en el desprestigio y nos han convertido en hazmerreír internacional:
Algunas embajadas en Bogotá recibieron cartas de amenaza durante el 2º periodo presidencial de la “seguridad democrática”. El gobierno, ofreció investigaciones y aumentar la escolta de los afectados… en la práctica cumplió con lo último. Silencio total de la prensa, nada de rasgar vestiduras ni clamar por mano dura ante el ilícito.
En julio del 2007 María Remedios García, militante de Solidaridad en España, fue detenida en operativo conjunto de policía española y miembros de la seguridad colombiana, pues pertenecía a la “red” internacional de las FARC. Ante la fragilidad de las “pruebas”, la soltaron de inmediato.
Por la misma época, allanan el hogar de una familia colombiana refugiada en Suiza, incitada por la embajada colombiana. El computador y varios documentos de aquellas personas fueron sustraídos. De nuevo la sombra de las FARC era el pretexto. Y nuevamente no juzgaron a ninguno de los señalados, pues eran inocentes.
Casi simultáneamente, dos militantes de izquierda italianos eran sindicados falsamente como enlaces de las FARC. El gobierno colombiano había trasmitido tal información. Después de algunas horas de escándalo, quedaron libres porque todo era falso.
A fines de septiembre de 2007 llegaba un correo a organizaciones de derechos humanos en Colombia, firmado por “Las Águilas Negras” que según cuentos de hadas del gobierno colombiano, se habían desmovilizado. Las mismas autoras de las misivas a las embajadas.
El texto decía:
“Señores Embajadas de los Países de la Unión Europea, Canadá, USA, México, Ecuador, Venezuela, Chile, Brasil, ONG colombianas e internacionales con sede en Colombia, sindicatos, agremiaciones de estudiantes nacional e internacionales, este es un ultimátum a una labor de inteligencia que se inició hace 2 años o se callan o los callamos en los países antes mencionados hemos identificados a brazos armados de la organización FARC son personas que han obtenido estatus de refugiado o perseguidos políticos pero no son más que guerrilleros que se hacen pasar por funcionarios de organizaciones no gubernamentales o como estudiantes investigadores que se mueven en ciudades como Barcelona, Paris, Roma, Ginebra, Madrid, D.. F México, Londres, Miami y New York para atentar contra la dignidad del pueblo colombiano, tenemos información que muchos de ellos tienen como centro de operación ciudades ecuatorianas y venezolanas muy cerca de la frontera, no tendremos mano blanda con todo aquel HP comunista que no cumpla esta amenaza tenemos la capacidad de saber cuándo entran y salen de territorio colombiano todos aquellos que representes de la guerrilla. todos los antes mencionados son declarados objetivo militar refundaremos las ideas marxistas para llegar a ser una Colombia libre de guerrilla o quieren correr la misma suerte de estos hijos de puta (...)” Y aquí nombraban a sindicalistas y defensores de los derechos humanos asesinados ese año en Colombia.
Yo me cuestionaba en ese entonces, y aún lo hago. ¿Por qué este pueblo adormecido, atemorizado, ignorantemente dócil, no se levantó y salió a las calles a protestar con tales hechos, intolerables en cualquier nación democrática?
¿Por qué la prensa y los medios de comunicación, en general, han tolerado semejantes ataques a la civilidad? ¿Por qué hemos elegido gobernantes en todas las escalas del poder, vinculados con estos grupos de desadaptados mentales y de enemigos de la civilidad, de la decencia, de la convivencia pacífica? Es que el miedo acalla conciencias, tanto o más que el dinero fácil y las dos cosas han rodado a raudales en nuestro país.
Y seguían en su misiva: “todos los sindicatos afiliados a la CUT [Central Unitaria de Trabajadores] guerrillera y ongs internacionales y nacionales son declarados objetivo militar…”
Nombraban igualmente a organizaciones de solidaridad y de derechos humanos en Europa, así como reconocidas instituciones humanitarias y de trabajadores en Colombia. Todas señaladas de trabajar para las guerrillas colombianas.
¿Allí ningún periódico, ni emisora, ni canal televisivo pro-gubernamental, ningún alto dirigente nacional se escandalizó, ni se cuestionó por qué esto parecía más una labor del experimentado aparato secreto del estado realizando inteligencia en el exterior, que” Un trabajo de inteligencia de dos años” del tenebroso grupo delincuencial...
Es que con estos gobernantes que venimos eligiendo cada cuatro años, cada vez que se piensa mal de ellos, se acierta. Y los cuerpos diplomáticos no se quedan atrás... Miremos un poco algunos exabruptos que sí merecerían repudio total por parte de una prensa responsable y comprometida con la verdad, con la justicia; con la información real e imparcial que merecerían los colombianos:
1-En 2007, la ministra de Relaciones Exteriores, Consuelo Araujo, debió renunciar debido a que su hermano senador, estaba en la cárcel, y su padre, ex ministro, prófugo de la justicia. Los cargos de los dos: secuestro y vínculo con las mismas bandas terroristas. Ella tuvo más vergüenza por lo menos, que la ministra actual de las TIC, consagrada por la RAE después de perderse los 70.000 milloncitos, o la tía Martuchis que sigue atornillada a la teta pública, una atenida magistral.
2-Salvador Arana, embajador en Santiago de Chile, preso muchos años después por organización de paramilitares cuando era gobernador de Sucre y por asesinato de campesinos. Él fue responsable de la muerte de un alcalde del municipio de EL ROBLE, que lo anunció al ex presidente en uno de sus consejos comunales, en frente de toda la comunidad. Es inaudito que la prensa se haya quedado callada ante semejantes denuncias y el presidente, a sabiendas de tan gravísima denuncia, sabiendo quien era el culpable, lo premiase con un consulado. ¿Cómo puede seguir siendo presidente un individuo que cohonesta con gente de esta calaña? ¿Y cómo nombrar embajador o Cónsul de la nación a un criminal como Arana y allí nadie se rasgó las vestiduras como hicieron con los pobres futbolistas?
3-Jorge Noguera, cónsul en Milán, investigado por asesinato de sindicalistas y protector de esas mismas bandas narcoparamilitares cuando era director del extinto DAS. ¿No era impresentable, periodistas y ciudadanos colombianos?
4-Luis Camilo Osorio, embajador en México, encubridor de narcoparamilitares siendo Fiscal General de la Nación. Otra vergüenza nacional, silencio cómplice de una prensa amordazada con dinero y contratos…
5-Juan José Chaux, embajador en República Dominicana, alianzas con los narcoparamilitares cuando fue gobernador del Cauca. Ellos todavía siguen siendo los capataces y esclavistas del pobre departamento y nadie dice nada al respecto, nadie critica, ni juzga…
6-Sabas Pretelt, embajador en Roma, cohecho para la reelección presidencial siendo ministro del Interior y de Justicia. Y mi ministro favorito Dieguito Palacios, colega y deshonra para el gremio médico. Estos dos son peores que Luis Carlos Restrepo el comisionado de paz prófugo y autor del libro “El derecho a la ternura” ¡Qué ironía!
A estos diplomáticos se deberían sumar los denunciados por organizaciones de derechos humanos: Ignacio Guzmán, Cónsul en Miami; Milene Andrade, funcionaria en Nueva York; Carlos A Frasica, agregado militar en Chile.
Pero estaban en las investigaciones exhaustivas con respecto a sus presuntas actuaciones irregulares… todos estos individuos eran un peligro para la seguridad de muchos colombianos. Instigados por el expresidente, ex senador y ex presidiario tenebroso, a trasladar sus métodos violentos para silenciar a quienes denunciaban el terrorismo de Estado en el exterior.
¿No sería que “¿Las Águilas Negras” se “robaron”, en un descuido, los listados ya conformados por las embajadas? Es factible. Pero lo cierto es que todas estas anomalías pasaron de agache en ese entonces y siguen pasando en la actualidad. Y como ayer, ahora se seguirán ensañando con los futbolistas, con los pobres, con los de ruana, con los desvalidos. Con los artistas, con los estudiantes, sobre todo si son de la universidad pública… si se lo permitimos
¿Por qué la prensa y los medios de comunicación permanecen amordazados y no se ensañaron de la misma manera contra el embajador en Uruguay, con laboratorio de cocaína en su finca? ¿No merece repudio la vicepresidenta actual, la de negocios familiares con cierto fantasma y con hermano narcotraficante? ¡No, ella no puede cargar los delitos de sangre, faltaba más!
¿Y la campaña del sub-presidente Duque financiada por el fallecido Ñeñe, no es un asunto escandaloso? Ya lo exoneraron y Cayita Daza sigue suelta en el exterior. De pronto la pescan y la castigan unos añitos en la escuela militar, jugando golf con Arias, será otro chivo expiatorio. Clamen, por todo esto, griten periodistas, dejen de cohonestar con delitos verdaderamente enormes, acaben con su silencio cómplice.
¿Finalmente, en donde se habrá visto a un jefe de estado acusado por su inducción a delinquir a las fuerzas militares y de policía, por autoría intelectual de seis mil asesinatos extrajudiciales y que sea considerado como el gran colombiano?
Por delitos muchísimo menores que los citados en este recuento histórico, en un país como Dinamarca o Noruega, todos estos especímenes de la mafia de gobierno nacional estarían presos, condenados a cadena perpetua.
Pero estamos en Colombia, la república banana, el tercer país más desigual del mundo, que se sostiene en la falsa bonanza del narcotráfico, que permeó las estructuras de la democracia nacional desde hace más de cuarenta años, que llegó a las altas esferas del poder- incluida la presidencia de la república- hace 20 años y del cual esperamos librarnos en estas próximas elecciones.