El sábado 24 de junio Bogotá de 2017 tuvo cara de mujer, el estado El Campín con más de 35.000 asistentes, presenciaba la primera final del fútbol femenino colombiano, en una gala de calidad, buenas prácticas deportivas y la demostración de habilidades de 22 deportistas hechas de acero, se vivió el evento histórico en la capital.
Hay que decirlo muchos colombianos y colombianas supimos del desarrollo de la liga femenina por redes sociales, los medios masivos de comunicación pasaban el reporte de los resultados de las chicas como una noticia más del boletín deportivo, sin mucha trascendencia, entre la intermitencia de James y la roja de Cuadrado, fueron pocos los minutos dedicados a las hazañas de las mujeres futbolistas que disputaban éste torneo.
Sin embargo, los eventos históricos no se anuncian con antelación, son más bien el resultado de muchas coincidencias contextuales, entonces el 24 de junio en la final femenina, se consolidó lo que además de ser la primera copa, es el espejo de una sociedad más inclusiva, con mayores oportunidades para las mujeres.
Fue histórica la asistencia de hinchas al estadio, me atrevo a asegurar que la percepción de seguridad en El Campín era total, pues las familias con niños y niñas que asistían al evento eran incontables, las barras hostiles con mensajes ofensivos fueron casi nulas, el apoyo a las jugadoras por parte de la tribuna era sincero y el reconocimiento a cada una de las jugadas, de los pases y del gol, demostraba que además de ser una muestra futbolera con los más altos estándares, era el comienzo de hacer tangible la mentalidad de equidad de género que tantas luchas lleva a cuestas.
Estas mujeres sin proponérselo nos dieron lecciones de fortaleza, de empoderamiento de espacios tradicionalmente masculinos y de la posibilidad de resignificar roles de hombres y mujeres, por supuesto todo a través de una repasadita de las capacidades múltiples de las damas que tantas veces quedan en el olvido o tras bambalinas.
Guerreras, muchas gracias por dejarlo todo en la cancha, por enseñarle al barrismo social el lenguaje inclusivo (oír a 35 mil voces gritar vamos leonas, tiene mayor eco que un acto administrativo de todos y todas). Gracias, por no hacer "pantalla" ante las faltas leves, ustedes saben que lo más importante es el juego limpio y la honestidad. Gracias, por cada choque recibido en representación del 52 % de la población, quienes gritábamos ante su valentía, somos fuertes y poderosas.
Cada espacio publicitario, cada entrevista y cada reporte en prensa, recordará a este país tan patriarcal, que las mujeres estamos abriendo caminos y que ustedes han labrado buena parte de la ruta.
