Fundamentalismo, xenofobia y democracia

Fundamentalismo, xenofobia y democracia

Por: Daniel Emilio Méndoza
enero 08, 2015
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Fundamentalismo, xenofobia y democracia

En el Club el Nogal hay varios socios asustados con un iraní llamado Pedram Fanian. Los socios no están asustados porque sea iraní, sino por lo que ha hecho. Según él, el Nogal es una cofradía facha a la que tilda de xenófoba en los medios de comunicación.

Yo personalmente siento pavor de sólo verlo. Pero eso no significa que se me pueda acusar de sentir odio por los extranjeros.

Creyente, no soy. Todas las mañanas le ruego a Dios que me haga un poco más ateo. Pero si me ponen a escoger entre la fábula cristiana del hijo de una virgen y un personaje veraz, de carne y hueso, tan interesante y complejo como Mahoma, con él me quedo. Mahoma es más real que Cristo. No solamente nadie puede poner en duda su existencia, sino que además, Mahoma jamás fue tan presuntuoso, como para decir que entre él y Dios hacían un extraño cóctel, que lo terminaba convirtiendo en el hijo del creador... que a la vez era él mismo.

Debo decir que los musulmanes son más humanos que los cristianos. Su religión enaltece valores como la lealtad y la solidaridad, es un pueblo sufrido que ha sido ignorado por los estamentos de justicia internacional, Irán, teniendo en cuenta la particularidad que nos convoca, es pilar y fundamento de los más importantes desarrollos de Occidente. La gran mayoría de musulmanes son personas amables y muy tolerantes. De eso doy fe. Tengo decenas de amigos que provienen de esas latitudes.

Existen muy pocas excepciones. Así como hay cristianos que han ejecutado masacres y cometido atentados en nombre de la cruz, no podemos ignorar el temor colectivo que generan las imágenes macabras de crímenes sangrientos, que desdibujan la realidad del musulmán.

Casos como el de Fanian en el Nogal, (por ser esta una pequeña comunidad, susceptible de observación sociológica) pueden tenerse como referente para delimitar dos conceptos que hoy en día caminan sobre una cuerda destemplada y que cuando pierden el equilibrio, terminan cascándose bien duro, estallando en el pavimento que viene siendo esta democracia edificadora de nuestras conciencias. El uno es la xenofobia y el otro el fundamentalismo religioso.

Pedram Fanian ha cometido actos que traducen una personalidad extremista y fundamentalista. Ha empleado métodos que atentan en contra de la democracia y ha agredido con sus actuaciones a algunos socios por el sólo hecho de pensar diferente. Eso lo lleva a situarse en un extremo, a tener como fundamento de existencia la imposición de sus ideas. Y eso asusta.

Fanian edifica alianzas con personajes oscuros, aquellos a quienes apoyó en la junta directiva, a sabiendas de que le estaban robando información al club para lograr indemnizaciones millonarias.  Ataca a dos presidentes consecutivos filtrando información en los medios y aprovecha su paso por la junta directiva, para divulgar hechos sujetos al secreto corporativo. Pretende capitalizar la tragedia de una familia mejicana, como arma de guerra en contra de  Santiago Perdomo, actual presidente de la corporación. Colabora en el nombramiento fraudulento del exsuperintendente Jairo Rubio Escobar como miembro de junta, a quién una empresa, siendo funcionario público, le pagaba las facturas de sus consumos. Atacó como una fiera a sus propios compañeros, por no contratar una empresa de seguridad millonariamente más cara. Mágicamente, estando Fanian en pleno debate mediático, exponiendo al club en los periódicos y emisoras, aparece un artículo en el Espectador, dando a conocer dos cartas confidenciales, en las que este servidor le hacía unas preguntas a la junta respecto de la muerte del ciudadano mexicano, y en el periódico El Tiempo, abriendo un Domingo, nos estalla en la cara otra bomba: alguien había mandado a poner un micrófono en la sala de juntas y le soltó al periodista una grabación amarilla de una sesión, que aunque no dice nada grave, incendia.

Varias mujeres han enviado cartas a la junta directiva del club indignadas por las actitudes machistas y misóginas de Fanian, quien engavillado con sus amigos, no ha parado de atacarme afirmando que soy un escritor perverso, obsesivo y libertino, un abogado de comunistas, indeseable por haber publicado una novela con un título pagano, por hablar en mis escritos de una sexualidad humana más abierta, defender la emancipación de la mujer y atacar la homofobia.

Fanian no tolera ni la diversidad política (a Julio César Ortiz lo linchó en una asamblea por ser el abogado de Petro), ni la igualdad de género, ni la libertad de expresión, ni la diversidad sexual,
es decir, sus actuaciones son subversivas en el sentido que no respetan los cánones democráticos. ¿Hasta dónde pueden llegar? ... eso no lo sabe nadie. Lo que si es cierto es que han venido siendo progresivas en intensidad y gravedad.

La fobia al extranjero, xenofobia; la intransigencia religiosa, cultural y política, fundamentalismo; son un monstruo con dos cabezas que camina sobre la moderna economía globalizada.

Lamentablemente, ambos fenómenos, coexisten en sociedades democráticas con lineamientos constitucionales edificados en la tolerancia y la diversidad. Las normas y los reglamentos institucionales están hechos para impedir, que ni los prejuicios que materializan la xenofobia, ni los ideales irracionales que solventan el fundamentalismo, se desborden hasta el punto que representen un peligro para el conglomerado social.

Las creencias religiosas, la ideología política, la identidad cultural, son cimientos psíquicos del ser humano necesarios para la conformación del yo. El hombre moderno necesita edificar una identidad propia entre tanto barullo tecnológico y publicitario. Las doctrinas de cualquier tipo resuelven la necesidad de caracterizarse, de identificarse como uno dentro muchos. Hasta allí las ideas enaltecen y edifican, más allá, violentan y destruyen. Nada le puede servir a nadie de excusa psicológica para violar las normas.

Pedram Fanian transgredió de forma manifiesta y grosera los reglamentos del Club el Nogal, eventualmente, pudo haber incurrido en delitos relacionados con la divulgación de información privilegiada, y ahora que quedó al descubierto, dice sentirse atacado.

Nosotros los colombianos, no tenemos el veneno peligroso que anida en los conceptos de ciudadanía, identidad nacional y estado nación, que pretenden reivindicar aquella morbosa xenofobia europea.

El objeto de las críticas, no es Pedram Fanian, sino sus actuaciones violentadoras, que van en contravía de los reglamentos institucionales y que reflejan un desprecio absoluto por los derechos fundamentales. Esto, sumado a la cantidad de hechos que ponen en entredicho su integridad y lealtad para con la institución que le dio un escaño en la junta, hace que su comportamiento sea visto con malos ojos. Ninguna persona del Club el Nogal desvalora el hecho de que sea iraní o musulmán, como lo ha afirmado en periódicos, revistas y emisoras.

No podemos confundir la xenofobia, con el intenso culillo que genera la falta de raciocinio ideológico. No existe reglamento alguno que le impida a uno tener miedo. No puede existir en una verdadera democracia, una sanción disciplinaria, ni siquiera un llamado de atención mediática, por manifestar el temor que genera una actitud de violencia fundamentalista.

La xenofobia no puede ser invocada como arañazo postizo de mártir maquillado, para evitar las sanciones que disciplinan al ser humano cuando este no se comporta decentemente. Ser decente hoy en día no es rezar el rosario, ni hablar bonito, ni usar corbata, ni ponerse un bozal en los calzoncillos para que no lo muerdan los impulsos. Ser decente, es ser demócrata.

Y ser demócrata, en últimas, es ser justo y honesto. Ser demócrata es luchar por la verdad con la verdad misma. Ser demócrata es no utilizar la mentira como daga en las batallas. Ser demócrata es llevar los principios a la guerra, como un Samurái, no obrar como un mercenario sociópata a quién no le importan los medios, pues el raye que le tuesta los sesos sólo lo deja pensar en sus finalidades.

Pedram Fanian a través de las tres personas que son sus amigos  íntimos en la junta (Sarry Patricia Escobar, Javier Restrepo, Armando Peláez ) propone mi expulsión por haber redactado esas dos cartas confidenciales, que buscaban aclarar hechos respecto de la muerte del ciudadano mejicano. Precisamente las cartas que se filtraron en los periódicos y que nadie más estaba llamado a conocer sino los miembros de junta. Tilda mis artículos de inmorales aberraciones y lo último que hizo fue utilizar a un exmiembro de junta para acusar de xenófobos, a quienes se han detenido a analizar todo lo que ha hecho Fanian y que al hacerlo, obviamente terminan paniquiados por lo que pueda llegar a hacer.

Pero lo que aún no logran digerir Fanian y sus compinches, es que este es un Estado constitucional y democrático. Que no hay reglamento de ningún club que pueda estar por encima de la constitución. Que no se puede censurar a nadie por expresar sus temores, transmitir sus ideas, por preguntar, por escribir, por opinar, ni por vivir su sexualidad como a bien tenga.

Lo reprochable en cambio, sí viene siendo la violación de los reglamentos que vinculan a un miembro de junta, quien está conminado a salvaguardar los intereses de cualquier corporación, obligándose a mantener una ética estricta, una reserva absoluta y un respeto a la ley incuestionable.

En este sentido, Fanian no tenía por qué estar palanqueando una empresa de seguridad más cara, ni amparar a quienes desde la junta nutrían las demandas de sus familiares en contra del club. Tampoco podía haberse prestado para maquinar la elección chueca de Jairo Rubio, ni estar exponiendo al Club, a sus presidentes y directivas, dando a conocer información falsa o confidencial a los medios de comunicación.

Nada de eso tiene relación con que Fanian sea extranjero, ni iraní. Ni con el hecho de que tenga acento al hablar. Tiene que ver solamente con la ley, con los estatutos, con el comportamiento de una persona en una sociedad tolerante y diversa. Con la pulcritud, con la trasparencia, con la ética de quién recibe un voto de confianza, para representar a los socios en una junta directiva.

... ... en el parque camina una pareja de gigantes arios. Le sonríen a una hermosa anciana asiática que alimenta las palomas. Bogotá luce hermosa. Una hoja seca cae de un árbol, un Nogal...supongo

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