Medellín lleva un mes con un el escándalo de la contratación de Buen Comienzo. Envuelta en medio de esta problemática se encuentra la Fundación Carla Cristina, la cual está entre la espada y la pared.
Para algunos sectores políticos y líderes locales, la fundación ha cumplido una función ejemplar en la atención en la primera infancia en Medellín; labor que ha ejercido desde hace varios años y que hasta el momento ha sido para algunos un ejemplo nacional.
De hecho, sectores políticos importantes de Medellín han asegurado que no debería quitársele la contratación a la Fundación Carla Cristina, y esta debería mantenerse liderando el proceso de Buen Comienzo.
Sin embargo, existen otros sectores, entre estos el de la Alcaldía de Medellín, que aseguran que la Fundación Carla Cristina ha alterado documentación y que no cumple con los requisitos mínimos legales para poder ejercer esta labor en la ciudad.
Incluso, la denuncia que realizó Daniel Quintero ante la Fiscalía General de la Nación fue corroborada por la misma fundación, la cual, mediante un comunicado de prensa, ratificó que sí existió alteración en la documentación que presentó para poder acceder a un contrato de varios millones de pesos.
Además, en el marco de este alboroto, se descubrió que hace algunos años alias Fritanga, jefe del grupo paramilitar los Urabeños, habría invitado a todas las personas que fueron a su boda a realizar donaciones a la Fundación Carla Cristina.
Y, al mismo tiempo, se halló en documentos oficiales que la fundación realizaba inversiones en empresas como Bancolombia, Cementos Argos S.A., Grupo de Inversiones Suramericana S.A. y Grupo Argos S.A.
Ahora bien, para poder entender todo esto, hay que mirarlo desde un molde macro:
Primero, Carla Cristina habría falsificado documentación para acceder a grandes contratos públicos. Segundo, ese dinero ganado con recursos del Estado se habría invertido en grandes empresas antioqueñas, que curiosamente están vinculadas directamente al GEA. Tercero, la fundación estaría relacionada con grupos paramilitares y de narcotráfico, que habrían pedido realizarle donaciones.
Teniendo todo este panorama claro, le realizamos las siguientes preguntas a la Fundación Carla Cristina: ¿el fin justifica los medios?, ¿aquí todo vale? Entonces, por asegurar que realiza un buen trabajo con la primera infancia, ¿se justifica que realice procedimientos ilegales de falsificación de documentos?, ¿que reciba presuntas ayudas y respaldos de grupos paramilitares y narcotraficantes? Pues no, esto es como si en su momento se hubiese excusado a Hitler por ser una “buena persona”, simplemente porque era animalista y amaba los animales.
Creemos que no existe ninguna defensa ni respaldo coherente y real para quien, ya sea una persona, empresa o fundación, tenga estos pecados encima: falsificación de documentos; presuntos aportes a empresas privadas (GEA) con dineros del Estado; y presunto apoyo de grupos narcoparamilitares.
Esperamos que la justicia realice las investigaciones necesarias para esto y tome cartas en el asunto. Al mismo tiempo, que los políticos y personas que apoyan y respaldan este tipo de conductas reflexionen y reconsideren sus posiciones.