Funcionó el cambio. ¿Y ahora: la doble o la reversa?

Funcionó el cambio. ¿Y ahora: la doble o la reversa?

A una semana de distancia de las elecciones que a juicio de analistas “es histórica”, el espectro político de favorabilidad del Pacto ha crecido como la espuma

Por: Andrés Felipe Ríos Fernández
junio 28, 2022
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Funcionó el cambio. ¿Y ahora: la doble o la reversa?
Foto: Leonel Cordero

¿Si el 19J es el pasado; el 7A empieza el futuro?” 

León G.

Y pasó el incierto, para unos, pero esperado, para otros, día de la segunda vuelta, y lo único que ha quedado claro por el momento es que los resultados han dejado contentos tanto a toches como a corronchos, y por supuesto, a los rolos, aunque no tanto a los paisas.

El temido “desconocimiento de los resultados”, “el alzamiento popular”, y “la revancha de los nadies y/o de la gente de bien”, no ocurrió, como se presagiaba en el caldeado y enrarecido ambiente de las redes sociales, medio usado para toda clase de noticias chimbas, improperios, groserías y no se sabe cuántas villanías más en contra de familiares, vecinos y colegas de oficio, por parte no de conciudadanos y buenas personas, sino de trogloditas y hooligans participantes en ese deporte patrio que es la politiquería electoral.

Al día siguiente, por fortuna, lunes festivo, tanto los ganadores como los perdedores, todos montados en el carro de la victoria (el mismo por el que sancionaron a Quintero), reconocieron que efectivamente tenemos la mejor democracia del mundo, la ganadora absoluta de la jornada.

Los de abajo y los del medio y los de arriba fueron alabados todos por “el comportamiento durante la jornada del 19J” por esos periodistas que hacía 24 horas ladraban y gruñían en contra de éste o de aquél, cual perros de pelea callejera, convencidos como estaban de que se selló una página más del libro de la historia patria, entre chanzas, memes, comentarios de doble sentido, declaraciones tibias de apoyo, y no pocos sí… pero…, y no pocas caras largas entre funcionarios de alto nivel que ahora pasarán a ser ciudadanos de a pie, volvió el país de las personas más felices del mundo a ser lo que siempre ha sido: un ente esperanzado en el cambio, unos ciudadanos que lo único que quieren es un cambio de verdad, verdad y una sociedad “sin odios y sin venganzas”.

En el primer día normal, en esos mismos medios, empezaron a circular las cábalas políticas y, fue evidente, que sectores sociales, como los gremios obreros, los grupos económicos regionales, las organizaciones de mujeres, las llamadas minorías étnicas y otras organizaciones de la sociedad civil, compartían la premisa que en el Gobierno del Cambio se necesitarán personas con experiencia y conocimiento en el ramo, para afrontar los retos en materia de salud, educación, cultura, economía, relaciones internacionales, entre otros avatares.

En ese ambiente, unas reflexiones sobre el futuro no sobran, a pesar de tanta tinta y demasiada energía quemada en esta semana transcurrida desde el 19J.

VICEPRESIDENTA PARA RATO

¿Cuál será el papel que jugará en el nuevo gobierno la persona que para muchos fue –y seguirá siendo, de seguro– “la ficha clave” y fundamental para el resultado final y la llegada al  P. H. de las nadies y los nadies, a quienes saludó efusivamente desde el escenario, ese día en que agradecieron al pueblo el apoyo brindado: ¿Un Ministerio? ¿Una oficina adjunta a la Oficina de la Primera Dama? ¿Un reconocimiento simbólico, para un papel decorativo en eventos de primera y segunda clase? ¿La reserva moral y espiritual del nuevo gobierno?

Los votantes de las geografías sur oriental y occidental de Colombia, las mujeres de las ciudades, los jóvenes de la primera, segunda, tercera y enésima línea, los grupos étnicos, los diversos de todos los colores, los verdes comprometidos, la comunidad internacional, por señalar solo algunos referentes, esperan mucho de/para ella, pues es innegable el reconocimiento hacia esta mujer afro, ambientalista, profesional, madre cabeza de familia y activista social por parte de los grupos sociales que ella abanderó.

Lo único claro es que en ese “sancocho nacional” (del cual hablará en su momento el inmolado dirigente del M-19, Bateman Cayón, y posteriormente, representará ese otro histórico, Jaime Garzón), tendrá en “La Negra” una chef de grandes condiciones, saberes y sabrosura, pues por el momento es la única de todos los del P. H, que tiene en su haber variadas fórmulas y recetas ancestrales para el “Buen Vivir Sabroso”.

Esperemos que, los grandes poderes, en especial, los que continúan soterrados “dejen jugar a la morena” para que demuestre, como hasta el momento lo ha demostrado, su real faceta de indiscutida lideresa social.

¿SEGUIRÁN LOS MISMOS PALOS EN LAS RUEDAS DEL CAMBIO?

Los principales medios –sobra nombrarlos– desde que comenzó la campaña no hicieron más que desprestigiar al candidato que detestaban los dueños de los propietarios de esos conglomerados, porque de alguna manera u otra habían sido denunciadas personas cercanas de su círculo con hechos marcados por narcotráfico, paramilitarismo o corrupción.

Tomaron partido para beneficiar el time-prime-rate de la sintonía, por eso las noticias se soportaban en fake news (para ellos el término “noticias falsas” es demasiado mañé); así, el público poco pudo saber de cuáles eran realmente las propuestas de los candidatos, poco y nada se discutió sobre sus programas de gobierno, y cuando se hizo, hubo un posterior análisis malintencionado para desprestigiar al candidato contrario: Lo peor era ver a los ciudadanos repitiendo lo mismo, sin evidencia y sin confirmación alguna.

En este escenario, dejaron para el final la novela de “los Petrovideos”, una estrategia de desprestigio con toda clase de entrampamiento, chismes de pasillo al mejor estilo de los programas gringos y españoles, información manipulada y sin fondo; medios creados para extorsionar, desprestigiar y pordebajear a quienes no son de su agrado, bajo el manto de la inmarcesible pauta comercial.

Un émulo de esos medios, en la izquierda, “El Tercer Canal” mostró lo que es lamber desde la otra orilla ideológica, pues en el olvido quedaron los grandes reportajes de Morris, "el pulcro" del programa Contravía, utilizando su influencia para buscar una ganancia electoral (para favorecer sus intereses). ¿Y a cambio de qué?: ¿Ministerio de las Comunicaciones o para recibir más pauta que la asignada a los medios tradicionales? Cual Judas, vendió la información como la copia criolla del watergate, quedando al descubierto cuando el presidente de la Red de Veedurías anunció que fue Hollman, el sano, quien compartió los videos.

Y por el lado de los imparciales, basta con señalar la sorprendente vuelta canela político-acomodada de Los Danieles, grandes adalides del periodismo: los “impolutos”, “la verdad verdadera”, la prensa que “arriesga” la vida temerariamente, demostraron que una inteligencia mal utilizada es doblemente mercenaria. Si fueron capaces de lavar las culpas de Aníbal Gaviria cuando estuvo preso, ¿qué se puede esperar ahora? Lo raro es que luego de entrevistar a Fajardo y ver esa posición cómoda, placentera y ballenera frente a la vida que ni suma, ni resta y tarde o temprano despierta hastío, decidieron terminar apoyando al candidato del Pacto Histórico a la presidencia; ¿orden expresa de Santos y Samper?

EL P. H. ¿LA PALANCA DEL CAMBIO?

A una semana de distancia de los resultados electorales que a juicio de analistas de profesión “son históricos”, el espectro político de favorabilidad del P. H. ha crecido como la espuma, a la sombra de los recursos que manejará el poder central en el cuatrienio 2022-2026, y es así como se han visto adhesiones masivas por parte de quienes hasta hace muy poco eran declarados antipetristas, defensores acérrimos, primero de FICO, y luego del ingeniero Rodolfo (estos dos personajes, ahora simples muñecos de trapo, lejos de llegar a ser las marionetas que su jefe natural les prometió), a quienes del carro victorioso solo les interesa aquello que posibilite mantener la cuota de poder burocrático que del gobierno se puede derivar.

No han faltado, por tanto, las críticas abiertas y comentarios sinceros, antes que veladas voces de preocupación, temerosos de que aquellos que tienen un proceder tan ladino y tan propio de la politiquería del país, impongan el mensaje de tenerse que cohabitar en el Congreso con estos remanentes de los partidos tradicionales, cuyos voceros son reconocidos “politiqueros de estómago”, a quienes la opinión pública reconoce muy bien, por la variedad de artimañas (incluidos allí buena parte de los que se hacen llamar “de la izquierda”, en especial, ciertos exintegrantes del Polo, especialmente los MOIRISTAS).

Sobre el hecho, no han faltado voces de algunos que, al parecer, no tienen muy claro lo del #Cambio, pues según su parecer lo importante es “contar con la mayoría parlamentaria, no importa los sapos que haya que tragar”. Poco les importa -no se sabe si adrede-, que al presidente del Cambio le tocará gobernar rodeado del poder santista, así como de conservadores y liberales de vieja data, que, al ver el barco del C.D hundirse, no dudaron en montarse al ganador para después pedir jugosas tajadas de la torta del presupuesto nacional.

Por los lados del que en adelante será el “partido de gobierno”, cuyos simpatizantes todavía se encuentran arrullados por la gloria inmarcesible del momento histórico, el coche del cambio ha tenido sus abolladuras, debido a las ambiciones y aspiraciones de destacados voceros llegados desde los partidos que tradicionalmente han manejado los asuntos del Estado Colombiano. Una de estas contradicciones la ha expresado el senador Bolívar, al reaccionar al nombramiento de uno de sus colegas en el más alto cargo del hemiciclo, señalando que ese “no representa el cambio”, en respuesta a la posición de la destacada congresista (hija de otro de los inmolados líderes del M-19) que al parecer será la vocera oficial de la bancada.

A propósito: ¿Es el P. H un partido, un movimiento, un grupo político de campaña electoral? ¿Quién acaudillará (otra de las costumbres inveteradas de la politiquería local) el motor del cambio?: ¿Los de izquierda, los de centro, los nini, los de Santos, los hijos de los históricos? ¿Se disolverá, como en su momento se han disuelto (claro, en otras condiciones sociopolíticas y en medio de la represión) experiencias como el Frente Unido, Polo Alternativo, Comunes? ¿Terminará convertido en algo parecido a partidos que empezaron como alternativa de poder y terminaron, muy rápido, en verdaderas fábricas de avales?

¿AHORA SÍ, EL CAMBIO?

Para acceder a un cargo de elección popular es necesario para el candidato contar a su haber con un programa de gobierno, registrado, luego de ser debidamente consultados y discutido con los potenciales votantes.

El panorama político, social, y en especial, económico en el cual Presidente Electo recibe el país no es modo alguno el más agradable; sin embargo, el nativo de Ciénaga de Oro, no solo cuenta con un sesudo y voluminoso documento sobre el país que lleva en su cabeza, sino que, según informes de prensa, visitó en forma personal el 25% de los municipios del país (fuera de los eventos de la virtualidad y los encuentros internacionales), y en cada uno de estos lugares, agregó, al menos, un compromiso local.

Los escépticos de lo público preguntan, con cierta alarma no infundada ¿Es posible dar cumplimiento a tantas promesas de campaña?

Ningún colombiano medianamente enterado del transcurrir de la vida nacional puede desconocer que el próximo ocupante del solio de Bolívar es una verdadero “animal político” (en el buen sentido del término, no como en el caso de Fico y del ingeniero, verdaderos animales, de cuadra), quien empezó desde abajo en la escala administrativa y ha trasegado en los últimos treinta años por todos los cargos públicos del poder ejecutivo: personero, congresista, alcalde de la capital y reconocido como uno de los buenos funcionarios públicos.

A pesar de que sus contradictores regaron toda suerte de consejas, durante el periplo de la campaña electoral, la gran distorsión radicaba en señalarlo como aquel “que acabó con Bogotá” (comidilla diaria de las redes). Pero las controversiales decisiones tomadas, en especial el tema del reciclaje y el aseo (decisiones que pisaron callos y terminaron con monopolios sobre las basuras capitalinas) fueron falladas en su favor por parte de organismos internacionales, como la CIDH, tutelajes que desmontaron una a una las sanciones impuestas por procuradores retardatarios, contralores de bolsillo y demás ias, dependientes todas del clientelismo burocrático tan propio a nuestra organización político administrativa.

Esa “hoja de vida” (recordemos que el lleno un formato solicitando el primer empleo del país) de administrador eficiente y exitoso le granjeará, a despecho de sus detractores, la favorabilidad del sector inversionista, tanto nacional como internacional, al igual que el de los organismos transnacionales, para adelantar su propuesta de gobierno, en la cual no se comprometió, como es habitual en ese campo, con programas y proyectos cuantitativos, sino con el mejoramiento integral de la calidad de las condiciones de vida del pueblo colombiano, en especial, los millones de pobres, los empresarios y microempresarios quebrados y las oportunidades para la generación de jóvenes que hasta el momento viven en el “no futuro”, lo que los ha llevado, valga la pena señalar, a tener un puesto seguro en la primera línea del activismo social.

Consultado a quemarropa, un ciudadano de a pie, abogado de profesión, pero interesado en que este país, “de verdad cambie”, veterano de la lucha electoral en Medellín y Antioquia, prototipo del Godofredo del programa de Jaime Garzón, enraizado en judíos y otros moros, resolvió, con la sabiduría heredada de sus ancestros, así a la topa tolondra, dar un juicio sobre lo que será el meollo del asunto para el nuevo presidente:

“En 1991, se aprobó una carta política que poco se ha desarrollado por tener un artículo, el 333, que auspicia la práctica de la doctrina neoliberal (versión 3.0, o 5G, la más salvaje) sobre las demás doctrinas económicas. En tres decenios se han aprobado cerca de 2200 leyes o normas, de las cuales, el 80% son para satisfacer el apetito burocrático de propios y extraños, un 10% para medio enderezar el país y el restante 10%, para desvirtuar la constitución del 91, que son las leyes que aplicó el innombrable para desmontar los aspectos sociales que históricamente han sido conquistados con la lucha del pueblo trabajador y los sectores sociales; por lo tanto, no más leyes, no más enmiendas, no más decretos reglamentarios: simple y llanamente, aplicar las normas buenas, dejar de lado las leyes malas y mirar que se puede retomar los aspectos positivos de lo que sirva en las restantes y por si hay dudas, aplicar taxativamente, los contenidos de la Constitución Política".

Y como decían los abuelos ¡esto se acabó!

En fin, amanecerá y veremos, dijo el ciego. Esperamos que así sea, ¡Amén!

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