Como en una novela kafkiana, el insecto que por tantos años cargó sobre la espalda una putrefacta llaga marxista, se la arrancó de raíz. De su nueva piel asomó una tupida pelambre rosadita. Su voz iracunda se transformó en canto que invitaba al diálogo, que respetaría la propiedad privada, que Maduro ya no era más su amigo y que la revolución venezolana era un fiasco.
Allí no pararon las sorpresas. El otrora vociferante castrochavista, exguerrillero, promotor de la expropiación, de la lucha de clases y de una nueva constitución, quien aseguraba que le robarían las elecciones y ordenó a su lumpenproletariat a tomarse las calles, de repente aceptó los resultados de la elección.
El caso es que el cambiante escenario lo obligó a replantear más estrategias para conquistar con desespero los votos del centro, concentrados en el movimiento “Ni Ni” (ni la derecha ni la izquierda) encabezado por Fajardo.
Para empezar invitó al profe a cogobernar y a cambio le prometió catapultarlo para el siguiente periodo presidencial del 2022. Como resultado, un sector de Polo Democrático, del Partido Verde y la izquierda quedaron del lado de Petro.
Petro está desesperado. Ya no sabe qué prometer pues sabe que en dos semanas nadie es capaz de levantar 4 millones de seguidores más. Él había capturado esos millones de votos, porque inició su campaña hace 18 meses y se dedicó a conquistar a los afro descendientes que habitan las paupérrimas costas del Pacífico y del Atlántico, en una franja olvidada donde sólo reina la pobreza y desolación.
Por tal razón su mensaje de “todo es gratis” había causado tanto impacto en estas comunidades y esa fue la única razón de su aparente éxito; pero la estrategia no se puede repetir, porque su mensaje saturó a esta franja y por lo tanto ya alcanzó su techo electoral.
A su vez, el candidato Duque cambió su táctica utilizando un ingenioso mensaje no verbal: Álvaro Uribe dejó de aparecer promocionado su candidatura. De esta manera neutralizará la campaña de sus oponentes que lo mostraban sin independencia política y atado al cordón umbilical del expresidente.
Durante esta semana el candidato ya apareció solo demostrando que fue capaz de lograr más adhesiones con un sector del tradicional Partido Liberal, Partido Conservador en su totalidad, más cristianos y los seguidores del vapuleado Vargas Lleras. De todas maneras, es seguro que Duque siga aumentando su ventaja, de acuerdo a las últimas adhesiones, pero sin cambiar el mensaje básico de campaña.
Sin embargo, existen otras razones extra electorales de mucho peso. Casi dos millones de venezolanos desplazados están buscando empleo en la calle o trabajando como vendedores ambulantes y esto es un vivo ejemplo del fracaso del socialismo castrochavista que Petro quiere implementar.
La última noticia es que la dirigencia del Polo Democrático condicionó su adhesión a Petro, bajo cuatro condiciones: respetar la democracia, no cambiar la constitución, no expropiar y evitar perpetuarse en el poder. En otras palabras, debe renunciar a su ADN ideológico.
Gustavo Petro no ha respondido aún, pero es de esperar que al igual que un ahogado se agarre a cualquier cosa con tal de sobrevivir. A su vez, algunos jefes liberales esperan que Petro renuncie a su lenguaje virulento y reverdezca los ideales gaitanistas o del MRL. En ese caso quedarán todos agarrados del mismo palo. Así que de pronto se salvan del ahogamiento o se hunden juntos.
Los perdedores se han quedado promoviendo el voto en blanco. Fajardo y Humberto de la Calle anunciaron que dejaban en libertad a sus seguidores para votar. Es muy probable que estos votos se dividan y alimenten a ambas candidaturas por partes iguales.
Como no es el momento de votar en blanco, lo haré por el más coherente o sea quien no alardee con semejantes bandazos ideológicos.
¡Todos a votar!
