“El jueves 11 de junio, como a eso de las 7, pasaron avionetas y nos fumigaron de manera indiscriminada, sobre todo en los cultivos de plátano y yuca; me da tristeza con esto que pasa porque el Gobierno lo que quiere es desplazarnos”. Así lo afirma Ferney Garcés, miembro de la guardia indígena del pueblo nasa, comunidad el Líbano, en el municipio Puerto Caicedo (Putumayo).
Desde el pasado 7 de mayo se han incrementado las aspersiones aéreas con glifosato sobre 8 municipios del bajo Putumayo, luego de las afirmaciones del Gobierno Nacional de suspenderlas debido a que el herbicida con el cual se está fumigando es nocivo para la supervivencia, según la recomendación dada por La Organización Mundial de la Salud (OMS).
Con gran asombro, campesinos e indígenas de esta zona miran cómo día a día avionetas escoltadas con helicópteros acaban con sus sembrados que son su sustento diario de alimento; y, aparte de esto, estas acciones generan dificultades en la salud de los habitantes de los cabildos, veredas y poblados.
Marcela Muñóz, encargada del tema de fumigaciones de la Mesa Regional de este departamento, menciona: “Para fumigar una hectárea de cultivo de coca se necesitan $2´600.000 y se afecta menos del 1 % de las matas cultivadas”, dijo Muñóz para Contagio Radio.
Con estos recursos económicos, si se los utiliza para la sustitución de cultivos ilícitos, sería más efectivo por que se le está dando alternativas específicas al campesino. De manera voluntaria cambiaría los cultivos de coca por proyectos alternativos adecuados a la región.
Desde las bases de las organizaciones sociales se ha propuesto el Plan de Desarrollo Integral Amazónico (Pladia) 2035; este proyecto responde a todas las necesidades que tiene este sector de Colombia que, de ser apoyado por el Gobierno, Putumayo mostraría otra cara y las historias que se contarían serían diferentes.
A viva voz las comunidades del Putumayo le exigen al gobierno gestos de Paz; no quieren seguir entre la espada y la pared.
Mientras tanto, Ferney Garcés, indígena nasa con quien iniciamos este relato, afirma de manera categórica: “De aquí no nos vamos, seguiremos luchando hasta que se apague el sol”.