Toda gran ciudad necesita una necrópolis. París es un ejemplo de ello. Pere Lachaise. Otro maldito día de lluvia. Fuimos en metro, cansados de tanta belleza, nos bajamos en la estación que lleva su nombre y justo al frente el cementerio. Decadente, barroso, gris y tenebroso. Un confuso mapa dividía por sectores la ciudad de los muertos ilustres. Que Edith Piaf, que Yves Montand y Rufino José Cuervo. Que Chopin y toda la santa lista. Pero decidimos empezar por Morrison.
El líder de los Doors murió en París a los 27 años por cuenta de una sobredosis. Lo enterraron en el lugar donde yacen los poetas. Mientras ubicábamos su tumba nos encontramos con hippies que habían venido de otros lugares a fumarse un porro con Jim.
Lo encontramos, su tumba está cercada porque ha habido fans en los últimos 50 años que ni te cuento. Aún el Rey lagarto despierta pasiones.
Al frente de Jim encontramos a Suzanne, una joven suicida de 21 años al que sus padres le acaban de regalar un árbol de Navidad. Entre la lluvia buscamos a Oscar Wilde, Balzac y Proust. En este video a las profundidades del Hades le contamos lo que encontramos: