Fuimos ingenuos, como quien llega a una guerra que apenas está entendiendo. Llegamos a ser actores activos de un conflicto que no comprendíamos, pues lleva años gestándose, pero llegamos y aquí nos vamos a quedar.
Han pasado quince días desde que un grupo de empresarios de la ciudad de Pereira nos reunimos de forma virtual, esto con el fin de discutir la situación actual del país, evaluar y entender los reclamos justos e injustos que se oyen.
Pero también nos reunimos con el fin de articular nuestra respuesta, pues los bloqueos ilegales, el vandalismo y los saqueos no pueden ser la forma en la que las marchas muten a diario.
Ahora bien, se cometió un error: se permitió la participación de dos congresistas. Y digo que fue un error, pues los políticos son a los periodistas lo que la carroña es a los gallinazos. No creo que deba explicarme más.
Y ese fue el motivo por el cual nuestra reunión se volvió viral, también fue el motivo por el cual un amable periodista de El Espectador de forma diligente levantó un acta detallada de nuestra reunión, tratando en ella hasta donde pudo de tergiversar el motivo de la misma.
En dicha nota de prensa trató incisivamente de enlodar la imagen de los congresistas que allí intervinieron, logrando con ello levantar un manto de dudas sobre las expectativas y fines de los empresarios, y poniéndonos al nivel de esa carroña que con ansias buscaba.
Sin embargo, no lo logró, pues fue más fuerte la lógica y los hechos de la reunión que sus intentos por tergiversar con prosa lo que la realidad y la lógica exponían.
En todo caso el hecho se dio, los congresistas que participaron estuvieron en el ojo del huracán por unos días; algunos hirsutos disipados trataron, escuetamente, de atentar en redes sociales contra los nombres de las empresas firmantes de la carta. Pero nada, aquí seguimos y seguiremos, pues el tiempo (no el diario) nos da la razón.
Ahora bien, permítanme contarles que buscamos en este grupo de empresarios, que además sigue creciendo, pues resulta que ya va llegando a los 200 y no solo en Risaralda, ya contamos con empresarios de Risaralda, Quindío, Caldas, Atlántico, Valle y Bogotá D.C.
Buscamos la libertad económica de todos; buscamos que el Estado social de derecho en el que vivimos prevalezca. Poco o nada nos importa la dinámica necrófaga entre medios de comunicación y políticos.
Nosotros estamos por construir país. Nuestra revolución es crear empresa y riqueza para el país; nuestras marchas se nutren cada vez que creamos un empleo; lo único que buscamos romper, son los indicadores de crecimiento de nuestras empresas y nuestro grito social es en favor de nuestros colaboradores, pues a ellos nos debemos.
Sin embargo, no nos confundamos. El hecho de que nos queramos mantener alejados de lo sórdido del acontecer político de nuestro país, no implica que vayamos a ser actores pasivos en este espectáculo lúgubre que vivimos.
Es ahora cuando a todos nos compete hablar y gestionar el futuro de nuestro país. Nos dimos cuenta de que estamos ante un peligro sin precedentes, nuestras libertades económicas y civiles están en juego, el aparato productivo de nuestro país acaba de recibir un golpe que presagia tiempos convulsos.
Lo he manifestado en otras columnas y lo reitero en estas. No es momento de ser apáticos a la realidad política y social de nuestro país; algo no está bien. Llámelo como quiera: desigualdad social, brechas sociales, inasistencia estatal, falta de oportunidades, corrupción, apatía, baja competitividad, desempleo, informalidad, narcotráfico, déficit fiscal, inseguridad, violencia, etc.
Como lo quiera llamar, o como lo vea, pero tome acción. Defina qué va a hacer diferente, pues el problema no se lo resuelven los políticos o los medios y mucho menos los chicos de “la primera línea”.
Nosotros ya lo estamos haciendo. #EmpresariosPorColombia