En el Bogotá Gospel, salté, canté. También hice una larguisima fila para entrar a los baños públicos a hacer pipí. La pasé chevere con mi esposa, y con los chicos y chicas que me acompañaron. Alcance a apreciar la puesta en escena de un amigo que es un excelente guitarrista de una de las bandas ganadoras, este chico pertenece a la denominación en la cual nací y actualmente sirvo. Esto sin lugar a dudas es una cosa de admirar, aquello de tocar para más de sesenta mil personas. Al viejo José mis felicidades.
Rescato la presentación de Evan Craft, si, ese que tiene un gran número de chicas que son fans y gritan en sus conciertos, ¡papasíto!
Su interpretación fue limpia, un sonido fresco. Muy a la vanguardia. La verdad era el más esperado por la mayoría. Decían: “Este va a poner locas y locos a muchos”, pero en realidad no fue así. La verdad dio gusto escucharlo. Recuerdo ver las personas de logística pertenecientes a la alcaldía de Bogotá, los cuales no eran creyentes, atentos a la interpretación y la buena música de Evan. No quiero decir que el fin sea impresionar a los incrédulos, o evangelizarlos por medio de la música, no voy con estas cosas. Solo el de glorificar a Dios mostrando un buen arte, algo que hizo Evan.
De los otros cantantes (G 12, Alex Campos, etc.) solo diré que no me gusta escucharlos ni verlos. Ni siquiera en YouTube. Porque aparte de su ambigüedad teológica, su expresión artística me parece pobre.
Espero y sigas leyendo, en realidad mi verdadero análisis vienen ahora.
Algunos se asombraron porque fui al Bogotá Gospel, ya que es un evento sospechoso, es la mata de la superficialidad evangélica, es un evento donde se asoman las herejías, donde hay más gritos, más saltos y menos adoración. Respeto y en parte comparto este "gran análisis", no obstante, quisiera evitar enfocarme en esas cosas, ya que para mí el Bogotá Gospel, más que un evento religioso, carnal o lo que sea que pienses de esto, es una exposición de arte, el arte que hacen los cristianos (y quizás el más importante evento de música cristiana en Latinoamérica)
Acá reafirmé mi percepción con respecto a la vacuidad, insipidez y el poco sentido que los cristianos, en especial los jóvenes, tienen para disfrutar de un buen arte. No hay criterios serios para calificar, no hay quien ayude a esto. Es triste ver que un artista como Santiago Benavides, quien además de todo es teólogo, Sea tan poco conocido. Triste que no aprecien la riqueza poética, el ingenio, la creatividad y la relación de todo esto con las Sagradas Escrituras, riqueza que brotan de sus letras y acordes. Triste ver que si no hace saltar es inútil y aburrido. Pensé que Bogotá, llamada la Atenas de Latinoamérica, la ciudad de la orquesta filarmónica, la ciudad de millonarios, ah! Perdón, esto no tiene nada que ver. En fin, pensé que Bogotá iba a reconocer esto; pero no, me equivoque, sucedió todo lo contrario.
Acá fallamos todos: ortodoxos y heterodoxos, conservadores y liberales. de izquierda y derecha. es triste, antes el cristianismo se caracterizaba por su buen trabajo artístico, no quiero generalizar, pero de tantos que hay, son pocos los rescatbles.(HABLO DE MÚSICA) acá importa la letra, la melodía y la creatividad . no nos conformemos en que solo diga "Dios" o "Jesús", cosa fácil pero que igualmente dice mucho, pero no es solamente eso.
Al mencionar anteriormente algunos detalles interesantes y rescatables de algunas agrupaciones y sus presentaciones no piense que estoy avalando que estos artistas ( ya que no los considero como ministerios) y su música deben entonarse en la iglesia; todo lo contrario. Ya tenemos buenos himnos, tanto los Salmos en las Escrituras, como los que heredamos de la reforma. Me refiero fuera de la iglesia, que se pueda escuchar un artista cristiano siendo creativo, mostrando las riquezas de la gracia de Dios manifestadas en la creación a una cultura y creación caída, gracia que debe ser reflejada en la expresión de un excelente arte, arte que parte de Él y es para Él. No se buscan más cantantes para el templo, en el templo deben retumbar las voces de todos los feligreses. No se debe buscar más “ministerio de alabanzas”, el ministerio de alabanza nuevo testamentario es toda la iglesia, reafirmando el sacerdocio y el levitado de todos los que llevan por nombre “cristiano”.
Concluiré citando a Schaffer, es larga la cita, pero dará más luz a mi conclusión:
"De nuevo, tengo que decir que en los últimos tiempos los cristianos evangélicos (que blasonamos de bíblicos) no hemos sido muy bíblicos en este punto, en donde hemos manifestado debilidad. Todo lo que hemos sabido producir no va más allá de un arte escolar, muy romántico, para la Escuela Dominical. No parecemos comprender que las artes también deben estar sujetas al señorío de Cristo.
Las artes y las ciencias tienen un lugar en la vida cristiana: no son periféricas. Para un cristiano, redimido por la obra de Cristo y viviendo de acuerdo con las normas de la Escritura, bajo la dirección del Espíritu Santo, y el señorío de Cristo, para un cristiano esta soberanía del Señor debería incluir un cierto interés en las artes. El cristiano debiera usar estas artes para la gloria de Dios, no simplementecomo folletos, no solamente como algo práctico y utilitario en un momento dado, sino como cosas bellas que por su misma belleza glorifican a Dios. Una obra de arte puede ser una doxología por ella misma."[1]
[1] SCHAEFFER. Francis. Arte y Biblia. pág 12. Editorial Logoí.