Se lesionó Falcao. La ruptura del ligamento implica mínimo seis meses de recuperación, lo que de suyo lo deja por fuera del Mundial de Brasil. Nada que hacer, así el optimismo cunda por doquier, incluso del mismo jugador, el proceso de cicatrización del injerto no da para menos tiempo; incluso, si lograra acortarse un poco la recuperación, estaría bajo de forma, lo que al final da lo mismo. Impotencia y desazón, el Tigre se queda por fuera de una cita orbital por la que luchó como nadie, poniendo su cuota de goles, empezando por aquella anotación agónica en La Paz que le permitió al seleccionado colombiano atesorar los primeros tres puntos en una plaza difícil.
La tristeza es obvia, pero más que por la Selección misma, la tristeza es por él, que se merecía ser una de las estrellas del próximo mundial, pero su ausencia es la última de una serie de situaciones que le dieron un giro a su carrera. Luego de un paso fulgurante por el Atlético de Madrid, donde alcanzó la cima en la Súper Copa de Europa con sus goles de fantasía en una final de ensueño frente al Chelsea, Falcao decidió marcharse al fútbol francés. Decisión equivocada o no lo cierto es que la estrella del estupendo jugador, considerado el mejor goleador en el área del mundo, comenzó a apagarse. Aunque la chispa la conservó en los primeros meses, y nueve goles lo ratifican, luego se estancó. Se habló de una lesión que nadie confirmó aparte del entrenador y que lo tuvo por fuera varios partidos y luego un regreso poco afortunado.
¿Un bache en su carrera? Todos lo tienen, hasta los más encopetados, pero al estancamiento se le sumó su presunta inconformidad con el proyecto del Mónaco, al que su dueño dejó de inyectarle dinero y con él la posibilidad de incorporar jugadores de primera línea como Hulk, y su deseo de salir en la próxima temporada al fútbol inglés o al Real Madrid. Incluso se dijo que la llegada al Mónaco era un puente para luego ser fichado por el conjunto merengue. También se dijo del interés de Mourinho para el Chelsea y así otros equipos saltaron a los titulares, pero al final sólo fueron rumores. Muchas novias, pero ningún compromiso.
Y ahora la lesión, y grave, que no solo lo deja por fuera del mundial, sino que lo estaciona en el Mónaco al menos por una temporada más. Y es que nadie se arriesgaría a contratarlo, por más Falcao que sea, sin saber cómo va a quedar su rodilla, aparte de que sus 28 años que está próximos a cumplir, hacen que se le mire con mayor cuidado. No está viejo para el fútbol, pero se acerca a los 30 y una inversión cuantiosa no garantiza ganancias por largo tiempo, aparte de estar en una liga menor. Tendrá 29 años cuando termine la siguiente temporada y vuelva a estar disponible en el mercado y salvo una racha excepcional de goles, su valor se depreciará.
Queramos o no, porque el Tigre está metido en el corazón de los colombianos, porque le debemos mucho, lo admiramos y sentimos orgullo por sus victorias en Europa, porque se convirtió en un símbolo de nuestro deporte, por su entrega, su sacrificio, su valía como persona y como jugador, ya comenzó la curva inexorable de su decadencia. La edad, la inoportuna lesión, quedar por fuera del mundial, su estadía en una liga menor, su propia inconformidad, marcan su descenso. El pico fue la Súper Copa de Europa, eso lo recordaremos por siempre.
No nos queda sino desearle pronta recuperación y conociéndolo, seguramente regresará a las canchas francesas a mostrar su garra y su calidad en la próxima temporada. Todavía tiene mucho para dar este fantástico jugador en lo que le resta de vida deportiva. No volverá a la cima, pero seguramente nos proporcionará grandes satisfacciones y esperamos que en el Mundial 2018 (asistiremos, no lo duden) nos dé su cuota de experiencia, de calidad, de pundonor, ratificado como el símbolo de esta nueva generación de deportistas que tantas alegrías nos dan.
¡Fuerza, Falcao!