Héctor Villarraga, conocido como “Grillo” comandante del Frente 60 de las Farc, tenía bajo su mando los guerrilleros que custodiaban a los 12 diputados secuestrados en la sede de la Asamblea del Valle en pleno centro de Cali. Fue Grillo el encargado de dar la orden de fusilamiento cumpliendo a su vez una instrucción de Alfonso Cano, integrante del Secretariado de las Farc, cuya orden fue dispararles ante la posibilidad de un rescate.
El asesinato terminó dándose por una situación de fuego amigo, cuando el comandante Grillo, confundido, escuchó un ruido que creyó prevenía de un comando del Ejército pero resultó ser de otra columna de las propias Farc.
Aunque los comandantes de las Farc han tenido encuentros con las víctimas de los diputados en distintos escenario hasta ahora no se conocía la versión de un testigo directo del horror ocurrido el 18 de junio de 2007, hace 13 años, del que solo sobrevivió un diputado: Sigifredo López.
La magistrada Julieta Lemaitre, recibió el testimonio de Grillo en la sala de reconocimiento de la JEP, que duró siete horas, Grillo aportó dos videos, de cinco y veinte minutos que muestra la cotidianidad de los secuestrados en la selva que estuvieron unas pocas horas colgados en la versión web de El Espectador pero que fueron posteriormente despublicados.
El exministro Álvaro Leyva con la Cruz Roja Internacional en el rescate de los cuerpos de los diputados en 2007.
Victimas, como Ángela Giraldo, hermana del diputado Francisco Giraldo, que pudieron verlos expresó en una entrevista en W Radio, el rechazo a su publicación que muestra a los diputados en un escenario tranquilo, completamente ajeno a la tragedia que vivieron en los 1.825 días de secuestro.
La JEP solo publicó apartes del testimonio de Grillo por tratarse de una diligencia confidencial, pero que da cuenta de la dimensión del horror vivido y la sangre fría con las que guerrilleros de las Farc, al mando suyo, dispararon una ráfaga a quema ropa.
Este es un aparte del relato del comandante Grillo, cuyo nombre de pila es Héctor Julio Villarraga Cristancho, quien firmó el Acuerdo de paz y está en libertad.
Fue uno de los más graves que nos ocurrieron [a las extintas Farc-EP] en la guerra. Les pido perdón al país y a los familiares de las víctimas por el dolor tan grande que les causamos. Ellos fueron secuestrados y murieron en nuestro poder.
El objetivo principal del secuestro era mantener con vida a los diputados del Valle pero la orden de Alfonso Cano era ejecutarlos si se presentaba un intento de rescate o si enfrentábamos una situación en la que podríamos perder el control. Cano era la única persona del Secretariado [de las extintas Farc-EP] quien recibía las novedades del grupo de los diputados, se le asignó específicamente el grupo de los diputados.
Al principio, se designaban 5 o 6 guerrilleros para que custodiaran a todo el grupo, pero luego hubo situaciones de emergencia y dispusimos hasta de un guerrillero por cada diputado. Minutos antes de haber creído que el Ejército Nacional nos emboscaba estaba escribiéndole una comunicación cifrada a Alfonso Cano para reportarle el estado del grupo. La mujer centinela que prestaba guardia en la zona había informado sobre la extraña incursión de un integrante del Frente 29 que amenazaba con cruzar la zona. Pensé que el compañero de ese Frente había desertado y nos había llegado con el Ejército Nacional porque disparó contra nuestra guardia.
Los diputados fallecieron tras una sola ráfaga de disparos que tardó un minuto, aproximadamente. Siguiendo órdenes de Cano limpié y enterré los cadáveres, y entregué las coordenadas para que fueran entregados a una misión humanitaria encabezada por la Cruz Roja.
El grupo de los diputados del Valle fue muy valiente porque les tocaba muy duro. Cinco años de secuestro, y en el caso de Sigifredo López, siete, son una prolongación injusta de la privación de la libertad. Cuando se alargaba el tiempo el cautiverio, la situación era más difícil porque no teníamos el control del territorio ni la idoneidad de las tropas.
Ataduras con cadenas en sus camas o árboles como forma de castigo, alimentación a punta de legumbres y granos, enfermedad y caminatas de hasta 12 horas por la selva y poca o nula privacidad cuando iban al baño fueron algunos de los vejámenes a los que estuvieron sometidos los once diputados durante cinco años de secuestro entre los Farallones de Cali, la selva del Pacífico, los municipios de Buenaventura, en el Valle del Cauca; Argelia, López de Micay y El Tambo, en el departamento del Cauca; y Leyva, El Charco e Iscuandé, en Nariño.
La magistrada Julieta Lemaitre está a la espera de que otras personas de la guardia de Alfonso Cano, de las cabezas del Consejo Político Nacional de las Farc y exguerrilleros que estuvieron a cargo de los diputados del Valle lleguen hasta el tribunal de paz para contar su verdad sobre el caso. Por el momento tiene una carta de promesa de los excomandantes Rodrigo Londoño, Jaime Alberto Parra, Pablo Catatumbo, Pastor Alape, Milton de Jesús Toncel, Juan Hermilo Cabrera, Julián Gallo y Rodrigo Granda de contar la verdad.
El único sobreviviente del grupo de diputados, Sigifredo López, en cuanto abogado asistió e hizo preguntas en representación propia. López estuvo detenido durante dos meses por los delitos de rebelión, perfidia, toma de rehenes y homicidio con unas supuestas pruebas como el video de la planeación del secuestro de los diputados del Valle en 2002. Al final fue declarado inocente.
