Frente al terrorismo y el odio, movilización ciudadana

Frente al terrorismo y el odio, movilización ciudadana

"Por los lamentables hechos ocurridos en mi querida ciudad de Barranquilla, como ciudadano activo sujeto de derechos y deberes, me movilizo y exijo el derecho a la vida"

Por: Juan Eladio De La Hoz Blanco
enero 30, 2018
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Frente al terrorismo y el odio, movilización ciudadana
Foto: Colprensa

Lo que sucedió en Barranquilla y que tiene a los ciudadanos en estado de tensión, por decir lo menos, son hechos que se veían venir y que tienen su caldo de cultivo desde hace mucho  tiempo. No es para nadie un secreto que nuestra ciudad desde hace mucho rato fue tomada por la delincuencia y que las autoridades respectivas han tratado de ocultar con frías estadísticas y con el Perogrullo de la llamada percepción ciudadana.

Desde la administración de Elsa Noguera la seguridad de los ciudadanos se convirtió en una problemática incontrolable, tanto que ella misma lo reconoce cuando la interrogó al respecto el periódico El Tiempo al realizar un balance de su gestión: ¿Qué le quedó pendiente por resolver?

Responde la exalcaldesa: “En materia de seguridad, a pesar de que la gestión fue muy dura, con todo nuestro empeño y compromisos, los cierto es que el 2015 cerró con unos indicadores que no eran los que esperábamos, queríamos una mayor tranquilidad para nuestros ciudadanos, no solo de la Policía, sino también de la justicia, y un tema carcelario que funcione mejor” (Archivo, El Tiempo).

Por su parte, su progenitor político, el Dr. Alejandro Char Chaljub, recibió la ciudad con pleno conocimiento y conciencia de dicha problemática, pero su respuesta a esta ha sido simplemente más cifras y percepción ciudadana. Mientras tanto los ciudadanos estamos arrinconados por el hampa, incluso no se puede olvidar que hace unos meses atrás la supuesta delincuencia común visitó la casa de uno de sus vecinos del frente, lugar que debe ser uno de los más vigilados de la ciudad. Si el mismo alcalde en su barrio no está seguro, imagínese qué puede estar sucediendo para la gente del común.

Los hechos ocurridos el sábado y el domingo en horas de la mañana son una muestra de lo vulnerable que está la ciudad en materia de seguridad. No habían transcurrido escasas horas del horroroso atentado cuando el comandante de la policía, sin argumentos suficientes, le atribuía los hechos a bandas delincuenciales que actúan en  la ciudad. Entonces, como ciudadano me pregunto: ¿la policía estaba a la espera de un ataque de esta naturaleza por parte de estas bandas criminales?, ¿tiene conocimiento la policía que este tipo de bandas pueden realizar este tipo de acciones? o ¿simplemente fueron respuestas como siempre se dan para despistar al ciudadano y que la inseguridad siga galopando?

Los anteriores interrogantes no los deben aclarar las autoridades pertinentes, tuvo que el ELN atribuirse los hechos para que los ciudadanos supiéramos de donde provenían los atentados, lo que es una muestra de lo vulnerable que en materia de seguridad está la ciudad, la falta de inteligencia y la demagogia con la que se está manejando este tema y la irresponsabilidad de quienes tienen que proteger la vida de los ciudadanos.

Si el atentado realmente fue cometido por el Eln se equivocan creyendo que sus actos inhumanos y terroristas son justificables haciendo alarde a la defensa de los pobres, a su sobrevivencia y dignidad; con el rostro de la muerte no se justifica absolutamente nada. Sus actos barbáricos no tienen ese fin, no hay que tener más de dos dedos de frente para inferir que escogieron a Barranquilla para mandarle un mensaje al nuevo jefe negociador del proceso de paz en Ecuador, Gustavo Bell Lemus, oriundo de esta ciudad y de esa manera, no a nombre de la vida, de la dignidad humana, de los más pobres, sino a nombre de la muerte sentirse los más fuertes.

Con estos actos el Eln inconscientemente se convierte en el principal jefe de debate de la ultraderecha colombiana, les otorga los argumentos justos y precisos para atacar cualquier proceso de paz y  justificar una política de arrasamiento a los acuerdos alcanzados. No tienen memoria histórica y se olvidan de que el señor Álvaro Uribe Vélez capitalizó políticamente el accionar de la antigua Farc-Ep, llegando por primera vez a la presidencia. Tan buenos fueron los resultados que terminaron inventándose falsos atentados para acrecentar su popularidad como el gran mesías.

Tanto la ultraderecha como la ultraizquierda han utilizado el terror como instrumento político para alcanzar sus logros y Barranquilla en un pasado ha sido testigo de ello  —consultar  fuentes del DAS—,  los ciudadanos de bien que aun creemos en una sociedad distinta y en la posibilidad de construir una democracia robusta libre de odios sin la aniquilación del otro por pensar distinto, el respeto a la vida,  estamos en la obligación de movilizarnos y  pronunciarnos sobre estos actos que en nada contribuyen a la construcción de una sociedad en paz, todo lo contrario, es darle gasolina a quienes con el discurso de la guerra eterna manipulan al pueblo.

Los griegos nos enseñaron desde el siglo V a.C que lo que sucedía en la Polis tenía que ver directamente con los ciudadanos, por su parte la ciudadanía activa propia de la democracia participativa nos convoca a los ciudadanos hacer deliberantes a expresarnos sobre los temas que nos afectan en la vida cotidiana como persona perteneciente a una sociedad como sujeto de derechos  y deberes.

Bajo estos principios y por los lamentables hechos ocurridos en mi querida ciudad de Barranquilla, como ciudadano activo sujeto de derechos y deberes, me movilizo y exijo el derecho a la vida y una sociedad en paz.

Para cerrar:

Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio,
porque yo no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a buscar a los judíos,
no pronuncié palabra,
porque yo no era judío,
Cuando finalmente vinieron a buscarme a mi,
no había nadie más que pudiera protestar”.

                                    Bertolt Brecht

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