Frente al espectro político no se asuste... piense

Frente al espectro político no se asuste... piense

Algunos no distinguen aún las diferencias entre centro, izquierda, derecha y sus muchas variables. Una lección que le va a aclarar el panorama

Por: Orlando Solano Bárcenas
enero 14, 2022
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Frente al espectro político no se asuste... piense
Foto: Pixabay

Los países democráticos tienen un espectro político, los de partido único no lo tienen. Un espectro político exige mínimo dos opciones ideológicas, la derecha y la izquierda, representadas generalmente por partidos políticos. A veces una tercera, el centro. Derecha, izquierda y centro suelen tener matices según que tiren hacia un lado de los extremos y de allí salen el centroderecha, el centroizquierda y el centrocentro y hasta el extremocentro, en opinión de algunos. En los países totalitarios y en los muy autoritarios solo cabe una posibilidad, la del partido único. Colombia es un país democrático donde el espectro político es de tríada: derecha, izquierda y centro, cada uno con sus matices. El contexto influye mucho en las definiciones del espectro político y sus matices. 

Los temas que habitualmente hacen surgir las dos grandes tendencias y sus matices son los derechos civiles, las políticas sociales y económicas, el rol del gobierno, la política exterior y el manejo de los sistemas de bienestar, la defensa nacional, el orden público, entre muchas otras cosas. Pero, casi siempre los dos ejes principales son la derecha y la izquierda, los dos grandes polos del espectro político. En esta Nota Ciudadana se expondrá lo esencial del espectro político y en otras las relaciones de este con las ideologías, y una muy especial sobre el “centro” político. 

El espectro político  

Al espectro político se le suele representar como una línea horizontal que muestra los ejes conceptuales de derecha-izquierda, tomando un punto medio en el centro. Lo que queda a la derecha y a la izquierda del punto se le ha dado históricamente una connotación política:  autoritario (derecha)-libertario (izquierda). Son los llamados en el mundo occidental, “polos” de Izquierda y derecha. 

Sobre el funcionamiento del espectro político universal operan diferentes factores de la vida real 

 Son ellos en especial las situaciones históricas, sociales, económicas, internacionales, así como el sistema de partidos de una sociedad determinada y las dinámicas de conservación o cambio, populismo y gobernabilidad, religión y laicismo. En efecto, son la derecha y la izquierda las dos grandes posiciones que presentan a sus bases los valores y creencias que juegan al momento de la toma de posición de los habitantes del planeta, no siendo Colombia la excepción en ese alineamiento bipolar que configura las preferencias políticas, naturalmente con sus matices. Comienzo tienen las cosas y comienzo tuvieron la derecha, la izquierda y más recientemente el centro. 

Origen histórico de los términos de derecha, izquierda y centro  

Esta tridivisión está ligada históricamente a los tiempos de la Revolución Francesa y de espacial, pasó a servir para distinguir posiciones físicas y políticas: en la Asamblea Nacional Constituyente del 28 de agosto de 1789, los republicanos se sentaron a la “izquierda” de la peana del presidente (los jacobinos o de la “Montaña”), mientras que los monárquicos se sentaron a la “derecha” (los girondinos). En el “centro” del Salón del Juego de la Pelota se sentaron los calificados -no despectivamente- de la “Plaine” o del llano o pantano que eran los menos extremistas en los debates. Lo que estaba en juego era mantener parte o nada del Antiguo Régimen. 

La toma de posición en la Asamblea Nacional Constituyente   

La derecha deseaba una monarquía “a la inglesa”, es decir, constitucional, con un rey fuerte pero limitado por un Parlamento no del todo ajeno a su poder. La izquierda pedía limitar los poderes del rey Luis XVI y algo más, un cambio de orden radical dándole al rey solo derecho a un veto suspensivo provisorio sobre las leyes y no definitivo, es decir, un rey con poco poder. Ganó la izquierda el debate (673 votos) contra la derecha (325 votos). La suerte estaba echada, la monarquía tenía sus días contados. 

La proyección ideológica del debate derecha-izquierda-centro 

En adelante ese debate se entablaría alrededor de la república y sobre si ella debía ser conservadora y confesional, o si liberal y laica. Todo el siglo XIX giró alrededor de este debate. Ya en el siglo XX el debate se fue extendiendo a los aspectos económicos y sociales. La derecha se fue por el libre mercado liberal, y la izquierda por el mercado regulado o intervenido. Se iba acentuando la polarización. 

El espectro político se hizo cada vez más “ideológico” 

Debido a que ya tenía carta de ciudadanía, banderas, eslóganes, colores, himnos, idearios y hasta programas.  La lucha por etiquetarse o etiquetar a los rivales se agudizó: demócratas vs republicanos, progresistas vs reaccionarios, godos vs liberales, rojos vs azules, comunistas vs demócratas, izquierdistas vs derechistas. Con intensidad en los tonos, la aparición de los grises, las edulcoraciones de ocasión y conveniencia, y los tonos fuertes de las identidades políticas. Al comenzar el uso de las encuestas, quedaron más claros los “extremos” y los “medios” del enfrentamiento político. Se observa que el espectro político no es el mismo en todas las naciones dado que ellos varían según la historia, el contexto, la jerarquía social, la posición geográfica y otros factores. 

Consolidadas la izquierda, la derecha y el centro se han convertido en ideologías movilizadoras  

Movilizadoras de las masas ciudadanas. Unas más que otras, pero siempre con esa pretensión. Sin embargo, el centro es el sector del espectro político que suele parece traer más abstención. Empero se observa que en la medida en que la derecha (el conservadurismo, el fascismo, el nazismo) y la izquierda se van más a los extremos (el comunismo, el estalinismo, el maoísmo, el foquismo) les aumenta a ambas la abstención, tal vez por suscitar -de carambola- una minusvaloración ciudadana del sistema político. En todo caso, es la izquierda la que más recurre a la movilización de las masas. Los tres componentes del espectro político tienen sus características propias. 

Características de la derecha

Tiende a ser conservadora. Se la suele identificar con los intereses de las clases altas, aristocráticas o dominantes, la jerarquía de nacimiento o de la riqueza. Se resume en gran parte por elaissez faire capitalista. En ella la participación del gobierno debe ser poco intervencionista. Corresponde a los individuos encargarse de gran parte de los asuntos de la salud, la educación en gran, las pensiones y la recreación entre otras actividades. En los asuntos económicos y financieros la tendencia es propender por una mayor libertad económica. En términos generales, las derechas prefieren mantener el orden establecido, lo que implica necesariamente que se aferren al statu quo, a una sociedad bastante fija. 

Conceptos recurrentes de la derecha   

Habitual o doctrinariamente son los de individualismo, privatismo, libertarismo, objetivismo, liberalismo, clericalismo, mundo rural, descentralización, aislacionismo, Laissez faire en el mercado, iniciativa privada que deje en libertad a los individuos para desarrollar actividades económicas libremente consentidas, en ocasiones un corporativismo en el que el gobierno subsidie o defienda prioritariamente los negocios que funcionan, el comercio exterior globalizado e interdependiente, el gobierno de un limitado grupo número de personas, la  libertad negativa frente a la interferencia de los demás,  la moderación con cambios mínimos y cautelosos, el autoritarismo y sobre todo la propiedad privada. El “ser de derecha” se da cuando el individuo se reclama de una categoría política que agrupa a organizaciones e individuos que se caracterizan por una inclinación conservadora de la moral y una distribución de la riqueza concentrada en pocos grupos de poder económico. 

La oposición de la derecha frente a la izquierda 

Se da de forma explícita o implícita al reclamarse de los valores de autoridad, identidad nacional, orden, seguridad, militarismo, tradición, religión, conservadurismo, libertad económica. Es decir, cuando ella propugna por los valores de autoridad, identidad nacional, orden, seguridad, militarismo, tradición, religión, conservadurismo, libertad económica. 

La derecha extrema 

Suele darse en los partidos típicamente neofascistas, aquellos que muestran el discurso clásico de la extrema derecha europea con su ideario antidemocrático de nacionalismo, tradicionalismo, anticapitalismo, antisemitismo, racismo, anti pueblos gitanos, xenófoba, anti inmigración, anticomunista, euroescéptica, islamófoba, homófoba y de un nacionalismo étnico e irredentista. El fascismo y el nazismo son sus prototipos. 

La derecha política 

Es la doctrina que afirma que determinados órdenes sociales y jerarquías son inevitables o deseables, apoyándose por lo general sobre la naturaleza humana, el derecho natural, la economía o la tradición. Estas jerarquías son vistas por la derecha como producto natural de la competencia en las economías de mercado o simplemente como una consecuencia inevitable de las diferencias en la personalidad de los individuos. Algunos analistas sitúan en la derecha política no reaccionaria a los liberales económicos y la democracia cristiana  

Algunas dicotomías definen la derecha   

Generalmente por contrarios ideológicos o filosóficos: individualismo frente a colectivismo, confesionalidad frente a laicismo, propiedad privada frente a propiedad pública de ciertas actividades económicas, igualdad de oportunidades frente a igualdad de resultados, tradicionalismo frente a reformismo social, conservadurismo frente a progresismo, liberalismo frente al comunismo.  

La derecha liberal y la derecha conservadora 

Hoy en día, el discurso político de la mayor parte de las fuerzas de derecha habla favorablemente de la riqueza a través de la libre competencia del mercado.​ El sector más liberal de la derecha enfatiza el libre mercado por encima del intervencionismo de las administraciones públicas y busca potenciar valores y derechos individuales frente a posiciones colectivistas, redistributivas o estatistas; por su lado, el sector  más conservador de la derecha se muestra partidario del encuadramiento colectivo en estructuras rígidamente jerarquizadas y disciplinadas que privilegian el orden social establecido, de allí que se la tilde de tradicionalismo y conservadurismo. Tiene entonces la derecha diversas corrientes como son los conservadores, los demócratas cristianos, los liberales clásicos y los nacionalistas que a su turno algunos dividen en derecha reaccionaria, moderada, radical, extrema y nueva. 

Características de la izquierda

Es una doctrina que tiende a identificarse con las clases bajas en lo económico y en lo social, también que procura la igualación de ventajas o de oportunidades de los menos favorecidos. En cuanto a la participación del gobierno en la economía esta debe ser intervencionista/socialista. La participación del gobierno en los asuntos éticos debe ser mínima. El gobierno debe ocuparse de asuntos como la sanidad y las pensiones. En los asuntos económicos y financieros, propone la tendencia hacia la seguridad económica. Es partidaria del cambio rápido o revolucionario. Una de sus principales creencias es la de que la sociedad humana es moldeable, que se puede cambiar rápidamente.  

Conceptos recurrentes de la izquierda 

La izquierda suele pregonar con insistencia la necesidad del estatismo, como forma primera del socialismo para llegar al comunismo. Predica el anticlericalismo, se identifica mucho más con lo urbano y la centralización del Estado Intervencionista y hasta el expansionista. Una de sus formas es el socialismo de Estado donde el gobierno debe controlar la productividad económica. Procura la autarquía de la nación como una forma de lograr la independencia económica. Propone la integración regional de varias naciones en bloques regionales, a fin de reducir las asimetrías globales y compensar de esta manera el poder de las grandes potencias y empresas multinacionales. 

La izquierda tiende a ser internacionalista, pero a veces cae en el nacionalismo 

Para ello predica que la nación debe representar al grupo étnico dominante, sobre todo en el indigenismo en el caso de América Latina. Exalta la diversidad pregonando el multiculturalismo de la nación, que debe representar una diversidad de ideas culturales. La izquierda suele ser movilizadora por medio de la participación partidista. Lucha por la libertad positiva, es decir, la de tener derechos que obligan a otros. Radicaliza el concepto de progreso, en el sentido de creer en el cambio profundo y rápido. En materia de economía tiende a ser amiga de la propiedad colectiva. 

El ser de izquierda  

Implica apoyar la necesidad de un Estado laico y aconfesional, cuya base sea la separación de poderes entre la Iglesia y el Estado, permaneciendo al margen de las creencias religiosas de cada persona. La izquierda suele adoptar el color “rojo” en política, para simbolizar los movimientos e ideologías revolucionarios o izquierdistas o la insurrección revolucionaria y del movimiento obrero. Este color fue usado en la Comuna de París por los insurrectos -los “rojos”- y por los partidos del socialismo. “Ser comunista” implica adoptar el comunismo como un sistema social sin clases con una forma de propiedad pública de los medios de producción y con la plena igualdad social de todos los miembros de la sociedad. 

La oposición de la izquierda a la derecha 

En política, la izquierda es el sector del espectro político que defiende la igualdad social y el igualitarismo, frecuentemente en contraposición a las jerarquías existentes entre los individuos. Los partidos de izquierda, sobre todo si son de “extrema izquierda”, rechazan la estructura socioeconómica subyacente del capitalismo contemporáneo, abogando por estructuras económicas y de poder alternativas que impliquen la redistribución de recursos de las élites. 

Desarrollo histórico del concepto de “izquierda” 

El término se utilizó por primera vez para referirse al republicanismo, al renacimiento de la democracia durante la Revolución francesa y al liberalismo clásico. Después comenzó a aplicarse a la socialdemocracia, la izquierda democrático-reformista, la izquierda revolucionaria, el laborismo, el socialismo, el comunismo, la Nueva izquierda y varias formas de anarquismo. También se la asocia a los movimientos por los derechos civiles, el movimiento contra la guerra y al ecologismo. El término izquierda ha quedado asociado a las opciones políticas que propugnan el cambio político y social, en general rápido. 

Corrientes actuales de la izquierda 

Las dos grandes tendencias son las de la izquierda democrático-reformista y la izquierda revolucionaria. 

La izquierda democrático-reformista 

Es la que predica que el principal marco de actuación deben ser las elecciones libres, la acción parlamentaria, las reformas progresivas y de amplio consenso en vastos sectores sociales; ha predominado desde principios de este siglo XXI. Ideológicamente rechaza los sistemas políticos dictatoriales.  

Las dos corrientes mayoritarias de la izquierda democrática-reformista 

Son la socialdemocracia y el eurocomunismo. La primera persigue la consecución de la igualdad social dentro de una democracia liberal. Se la conoce en algunos países bajo el rótulo de “socioliberalismo”, siendo ejemplo típico el laborismo inglés. El eurocomunismo se distingue de la socialdemocracia por ser más crítico del sistema capitalista y por centrarse mucho más en las problemáticas de tipo social. Ambas corrientes se relacionan con la protección de la naturaleza bajo el título de “ecosocialismo” y defienden el socialismo democrático como sistema político. Rechazan la izquierda revolucionaria que propugna cambios estructurales radicales, relativamente rápidos y abruptos. En términos generales anteponen el progresismo y el reformismo, a métodos más expeditivos que les alejen del electorado.  

La izquierda revolucionaria 

Sus orígenes se remontan al siglo XIX, cuando jugó un papel destacado en el periodo revolucionario europeo de 1848. Durante la revolución rusa de 1917 y la revolución alemana de 1918 logró amplia participación de movimientos de izquierda revolucionaria que luego se trasladarían al resto de Europa y América. Entre 1960-70, formó grupos armados insurgentes y de guerrillas de extrema izquierda en África, América Latina y Asia, de ideología abiertamente marxista-leninista. En algunos países conformó partidos políticos que se presentan a elecciones, rechazando el “foquismo” guerrillero. 

La extrema izquierda  

 Se opone fuertemente a conservadores, liberales, socialdemócratas, etc.  quienes la tildan peyorativamente de “ultraizquierda” por oponerse a las formas de propiedad privada y a la economía de mercado. Marx decía que era la enfermedad infantil del comunismo. 

Los orígenes ideológicos de las dos izquierdas  

Toman sus bases en los principios originales de los pensadores socialistas y marxistas, que tradicionalmente dieron origen a los movimientos políticos de izquierda. Tienen un opositor fuerte en el movimiento de los trotskistas, quienes, por apelar a la revolución intelectual y obrera, e incluso a la democracia socialista, no se consideran "extremistas" ni de "ultraizquierda". El trotskismo tilda a las izquierdas revolucionarias de “revisionistas” cuando se reclaman de Stalin, Mao Tse-Tung o Enver Hoxha, y también a los partidarios de la guerrilla foquista. 

 El anarquismo y la izquierda 

El anarquismo propugna por la desaparición de todo gobierno obligatorio y del Estado, en defensa de la libertad del individuo. Es un régimen de lo voluntario, que niega la democracia representativa afirmando que la función del Estado en ese campo es nula o supresora. Aunque históricamente al anarquismo se lo ha vinculado a la izquierda o extrema izquierda, muchos anarquistas son escépticos en considerar que formen parte de tal colectivo político. Lo esencial de su ideología radica en adaptarse permanentemente a los cambios sociales sin perder su esencia libertaria. 

El socialismo forma primera de la izquierda 

El socialismo es una corriente filosófica política, social y económica, y una ideología, que abarca una gama de sistemas socioeconómicos caracterizados por la propiedad social de los medios de producción y la autogestión de empresas por parte de los trabajadores. Incluye las teorías políticas y los movimientos asociados con tales sistemas. Considera que la propiedad social puede ser pública, colectiva o cooperativa.  La RAE define el término socialismo como: «Un sistema de organización social y económica basado en la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de producción y distribución de los bienes». Implica, por tanto, una planificación y una organización colectiva consciente de la vida social y económica orientada a la satisfacción de necesidades. La propiedad social es el elemento común compartido por las diversas formas de socialismo. 

El comunismo como segunda y última forma de la izquierda socialista revolucionaria 

El comunismo​ es un sistema político y un modo de organización socioeconómica, caracterizado por la propiedad en común de los medios de producción, así como por la inexistencia de clases sociales, del mercado y del Estado. ​Incluye una variedad de escuelas de pensamiento. Sus orígenes se remontan a Platónlos primeros cristianos del comunismo primitivo, los utopistas del siglo XVI, el movimiento jacobino de la Revolución francesa, el socialismo utópico, el anarquismo y las teorías de Marx-Engels y Lenin-Stalin. Entre la izquierda y la derecha se presentan con mucha frecuencia roces de diferente tipo que a veces alejan a los habitantes de un país o de regiones enteras de las urnas y del gusto por lo político. Las posiciones de “centro” tratan de recuperarlos. 

Características del centro 

El centro se suele identificar con la clase media. Se quiere pacífico, ajeno a los conflictos. Admite matices de centroizquierda, centroderecha y centro-centro a fin de no cargar los de extrema derecha o extrema izquierda. El liberalismo suele calificarse de centro por definición. El centro con frecuencia es un fenómeno de la abundancia, y las “extremas” de las carencias. Para el caso de la política, el centro sería la tendencia o agrupación política cuya ideología es intermedia entre la derecha y la izquierda. 

Conceptos recurrentes del centro  

Una tendencia de centro habitualmente aspira a constituirse en el centro de gravedad y atracción de la política, centro que es casi siempre lugar de batalla. Es decir, que en política el centro trata de ser centro de simetría, algo bastante difícil porque si hay algo que tiende a la asimetría es precisamente la política, lugar donde más que la analogía se busca precisamente la diferencia. El centro, una vez llegado al poder, para mantenerse en él debe evitar al máximo hacer alianzas muy próximas a los extremos ideológicos. Pero, como todo en el espectro político, el centro es también una convención. 

Ser del centro  

Es aspiración de candidatos y partidos políticos situarse en el centro político, tendencia o doctrina en materia político-económica generalmente trata de combinar la libre empresa con un intervencionismo selectivo de Estado que no reduzca ni aumente significativamente el Estado de bienestar. “Ser del centro” para muchos es ser sencillamente liberal, por lo que se reclaman de la corriente de pensamiento que toma su origen en el capitalismo creado por la burguesía industrial. 

En el centro coexisten elementos de izquierda y derecha 

Pero, con matices que dan lugar a posiciones intermedias. En esta vía hacia la síntesis o lo sincrético, el centro juega a sumar. Lo que no le exime de riesgos porque a veces olvida que es en este segmento del espectro político donde mayormente se da el abstencionismo por ser más movilizadores los extremos. A veces, a los electores las posiciones “difuminadas” les parecen ser menos atractivas, quedándole al centro como tarea prioritaria combatir un desafecto por la política que parte casi siempre de considerar que el sistema es “ilegítimo”. 

El centro político como “árbitro” 

Cuando es insincero, esconde la estrategia de querer situarse en el espectro político como el punto intermedio, como el árbitro de las posiciones antagónicas tanto de la derecha como de la izquierda. Puede ocurrir al esconder el estatus quo de la “derecha”, u ocultar el aspecto revolución radical de la “izquierda”. Con estos ocultamientos, el “centrismo” puede tratar de parecer o hacer creer que es política del “justo medio” aristotélico, una tesis de muchos títulos y prestigio. También, de jugar a un “reformismo” moderado que no asuste, alarme o inquiete. La estrategia puede consistir, entonces, en tomar de aquí y de acullá, para “equilibrar”, para “balancear”, para “morigerar” y “atenuar”.  

El centro político como “equilibrio” 

En política el centrismo suele sacar la bandera del “equilibrio” para justificarse frente a los excesos de las ideologías de derechas y de izquierdas que suele considerarlas, si no moribundas, por lo menos peligrosas y puestas en el mismo saco de “censurables”. Esta posición da buenos réditos porque “no asusta”, tranquiliza, equilibra. En consecuencia, todos juegan al centro; mejor, al centrismo y de tanto agarrar ese balón, hoy en día todos son de centro o centristas y al serlo tantos, pues se corre el riesgo de que ninguno lo sea en realidad.   

¿Un centro indefinible? 

El centrismo de hoy en día, que sea radical o moderado, propone y se alinea con frecuencia con las tesis de la economía mixta (ni mucho Estado, ni poco Estado) y una democracia con mayor profundidad, alcance y justicia. Pero, hay una realidad: esta, la realidad, ha obligado a los partidos a situarse, realmente o solo con apariencia, en un centro indefinible, donde comulgan por igual la derecha y la izquierda, real o simuladamente, por libre mercado y democracia representativa, diferenciándose a veces en matices, grados o graduaciones, niveles de regulación o de liberalización. Pero le hacen este reproche: el centrismo se mueve al ritmo que le toquen y no por convicción propia. Por oportunismo político, le gritan a veces al unísono desde la derecha y/o desde la izquierda.  

El centro, como entre ciclistas, ¿solo “chupa rueda”? 

Como quiera que los extremos también se adaptan y edulcoran, el centrismo tiene que seguirles la pista “a la rueda”, para ir adaptando sus posiciones de “equilibrio” a esos cambios. Por ejemplo, han surgido el Neocapitalismo, el Thatcherismo (“Estar en medio de la carretera es muy peligroso; te atropella el tráfico de ambos sentidos”). También la Nueva Izquierda, la Izquierda Gramsciana, la Izquierda humana y otras formas.  

El centrismo, para darse blasones, se recubre con teorías con abolengo 

En procura de darse un revestimiento ideológico digno, que lo ampare un tanto de la acusación de “vaguedad”, de “sin principios”, “sin filosofía”, y sí con oportunismo, el mayor recurso lo encuentra en el mesotes aristotélico; en el espíritu de la democracia y su renuencia a establecer dogmas; en el kantismo; pero, sobre todo, en la filosofía de basar lo político en el consenso, el diálogo racional, la ética individual y la social. 

El centrismo es tildado de “situacional” 

 Como el espectro político cambia, el centrismo tiene igualmente que seguir las nuevas huellas para adaptarse y así evitar l’embarras du choix entre derecha o izquierda, o entre capitalismo o socialismo. Este permanente seguimiento ha llevado a decir a sus detractores, que el centrismo es en sí mismo “situacional” al definirse por las posiciones políticas de otros ya sea para atacarlas o para “tomarlas”, como en la posición del cátcher de béisbol; en otras palabras, de partido del “atrapa todo”, sobre todo en los regímenes bipartidistas donde las posiciones de centro son más difíciles de lograr por la polarización entre dos tendencias muy caracterizadas. De allí que sea, “difuso”. Que se presente como “virtuoso” (¿solo a la manera de Niccolo?) y tome “con pinzas” y guantes lo de otros. Se observa que, de la intensidad de los acomodos, o del deseo de ocultarlos surgen diversas etiquetas: centro-centro, centroizquierda, centroderecha y hasta un asombroso extremocentro.  

El populismo, ¿dónde situarlo en el espectro político? 

Bajo el lema "Ir al pueblo" para divulgar entre los sectores populares las obras censuradas por el zarismo (narodnismo), nació en Rusia el término y tal vez algo del concepto. Según la RAE, el populismo es una “tendencia política que pretende atraerse a las clases populares”. Hoy en día es concebido como una ideología que se basa en la distinción y la oposición dualista entre “el pueblo” soberano y “la élite” opresora. El término suele dar lugar a lo peyorativo, sobre todo contra algunas estrategias del espectro político derecha-izquierda-centro. ¿Dónde situarlo? Tarea muy fácil o muy difícil. 

Características del populismo 

En esta “corriente” (?) algunos destacan aspectos como la simplificación dicotómica, el antielitismo, las propuestas demagógicas, nativismo, xenofobia, el emotivismo, la movilización social, el ataque frontal a los adversarios políticos, la demagogia, el autoritarismo, el antiliberalismo, el estatismo, el intervencionismo, el carismatismo caudillista, el promeserismo económico sin medir las consecuencias fiscales y luego los ajustes que aterrizan, el rechazo a los profesionales de la política, la desconfianza en las instituciones públicas existentes, el diálogo directo entre la dirección del movimiento y la base social, la retórica nacionalista, el pueblo puro frente a la élite corrupta, la política que debe ser la expresión de la voluntad general del pueblo. 

En sentido negativo, el populismo es tratado peyorativamente  

Por ser tildado como propio de “gobiernos populares” y demagógicos que solo procuran ganar la simpatía de la población y su votación, aun a costa de tomar medidas contrarias al Estado democrático. Sin embargo, su objetivo primordial no es transformar profundamente las estructuras y relaciones sociales, económicas y políticas populistas sino preservar el poder y la hegemonía política a través de la popularidad entre las masas, pero manteniendo el capitalismo. La derecha tacha de populistas, la izquierda también. Esta, gusta presentarse como “alternativa” y creadora de “nuevas identidades”. De Fernando Savater: el populismo es el curandero de la política que, ante problemas reales, plantea soluciones ilusorias que nacen y anidan en la ignorancia. 

Populismo de derecha  

El populismo de derecha es una categoría específica dentro del populismo, que se utiliza en algunos casos para identificar a políticos y gobiernos que emplean diversos mecanismos de manipulación para obtener el apoyo popular, con el fin de poner en práctica políticas de derecha como Richard Nixon (la mayoría silenciosa), Ross Perot, Donald Trump, Tea Party, Marine Le Pen en Francia y Mauricio Macri, Berlusconi, Beppe Grillo, Nigel Farage, J. Hayder, Viktor Orbán, Alexis Tsipras, los euroescépticos y los conspiracionistas, los pro FMI y el Consenso de Washington Combinan medidas liberales como la reducción de los impuestos, son hostiles hacia los inmigrantes vistos como criminales, combinado con discursos xenófobos. 

Populismo de izquierda 

Es anticapitalista y antiglobalización, nacionalista, anti Estados Unidos, contra la Ivy League, no profundiza mucho en la ideología y sí en ser representante de la “razón populista”. Son populistas de izquierda Hugo Chávez, Lula, Nicanor Duarte, Evo Morales (etnopopulismo), Rafael Correa, en parte Andrés Manuel López Obrador, Cristina Fernández de Kirchner, Pablo Iglesias, Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957). De José Mujica, para defenderse: “Todo lo que molesta, es populista”. Lo neoliberal es el enemigo. 

Críticas al populismo  

Se les reprocha a sus diversas presentaciones tener una raigambre de simulacro, mientras en el fondo legitiman los intereses de la elite capitalista (dice la izquierda). El DRAE los presenta como solo una “Tendencia política que pretende atraerse a las clases populares”. Se les enrostra no ser una ideología substancial como lo son las derechas o las izquierdas, sino una estrategia para acceder y conservar el poder revistiéndose de diversas ideologías muy distintas, pero siempre enfocando como el “enemigo” a alguien (los ricos, dice la derecha) o algo como una causa simple, emocionalmente sencilla de entender y racionalmente difícil de explicar con buenos argumentos. 

¿El populismo hace parte del espectro político? 

Por ahora no, en esta Nota. Recurre demasiado a otras “ideologías-huésped”, de allí que adopte múltiples formas en diferentes lugares y épocas y que existan populismos de derechas (el nacionalismo) y de izquierdas (alguna forma de socialismo). Ambos convergen en atacar el elitismo, que ve en el pueblo al enemigo, y al pluralismo por no ser maniqueo. En resumen, los “conceptos centrales” del populismo son: el pueblo, la elite y la voluntad general expresada a través de la democracia directa. Nuevamente de Pepe Mujica: el populismo “es una categoría que no define”. 

El espectro político no es un fantasma, es un amigo 

El espectro político es algo valioso porque es resultado histórico de la formación del pluralismo ideológico. Pobre de los países que no tengan uno, porque son dictadura de partido único. Es derecho fundamental situarse donde uno se sienta mejor representado en el proyecto de vida, en la realización personal. Colombia goza del privilegio de tener un espectro político dónde escoger. Unas doce opciones bastante válidas o valiosas frente a las elecciones presidenciales de este año de gracia de 2022 no son comunes en países del Tercer Mundo. Y si me apuran de algunos del Primer Mundo. Colombia es rica en política. Colombia es una democracia antigua y sólida. Sentirse orgullosa de ella es legítimo. No escuches a los pesimistas de “fin del mundo”. Frente al espectro político tan valioso no te asustes. Piensa. Escoge libremente. Sé demócrata.  

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