Frases para volverse loco
Opinión

Frases para volverse loco

Por:
agosto 27, 2014
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Hay expresiones que uno escucha en determinadas circunstancias que pueden llevarlo a cruzar la línea que divide cordura de locura.

En esos momentos se puede pensar, ¿por qué actúa de esa manera?, ¿por qué su respuesta tan airada, si era tan correcto, tan educado, tan amable, tan cariñoso, tan sereno? Se concluye con una frase,  que es como una agüita de manzanilla para la psiquis: “Fíjate tú, quién iba a pensarlo”.

La calificación dada a ese grupo de frases es múltiple. Hay unas que ya son lugares comunes, como: “Yo aquí solo recibo órdenes”, pero la orden que usted le da, es la única que no obedece. Se agrega en ocasiones “órdenes superiores”, como si provinieran de una voz celestial.

Las hay de una inteligencia superior, inocentes, deslumbrantes. Durante el pasado Mundial, usted pudo haber estado viendo un partido decisivo y de repente su equipo mete un autogol. En medio de su tristeza, algún neoaficionado (da), para destruir el silencio que sigue después de la desgracia, comenta: “¿Qué pasó ahí?, ¿autogol? ¿Cómo así? pero yo no sabía que un autogol favorecía al equipo contrario”.

Créanlo, es de una profundidad que aún diserto. Un mensaje urgente a la Fifa podría ayudar a superar tal circunstancia en la copa de 2018.

Recientemente, escuché a una trabajadora de Avianca decirle a un pasajero la siguiente expresión: “Hay tiempo para abordar, pero no hay tiempo para chequear”. El pasajero alega que faltan 40 minutos para el despegue, y la chica de Avianca repite: “Ya le expliqué que hay tiempo para abordar pero no hay tiempo para chequear”. El pasajero entonces es conducido a una sala donde, dicen ellos, debe reprogramar su vuelo y pagar una penalización: según supe fue de 690.000 pesos. Si a usted le dicen que hay tiempo para lo principal, que es abordar, cómo no va a haber tiempo para chequear, que es secundario. Pero todo se lapida con la frase: “Lo sentimos, es política de la empresa”, y ahí usted tiene dos caminos: pagar o volverse loco. La Superintendencia debería analizar esas frases.

La escena es dentro de un banco. El vigilante pide a todos los de la fila que presten atención a sus palabras, habla de la seguridad, que no entreguen dinero a nadie más que a los cajeros y luego dice la frase que intentamos clasificar: “Si va a sacar una alta suma de dinero, por favor solicite el servicio de escolta policivo”. La fila entonces se remueve como serpiente que se retuerce de la risa. Se escucha enseguida un efecto burlesco como de carcajadas pregrabadas para un programa del Chapulín Colorado.

Esto es para descreerlo. Luego de la risa, la gente cuenta historias con “altas sumas de dinero” y escolta policiva. Parece que les va mal tanto a las sumas de dinero como a la policía. Es delicado y fino humor bancario.

Escucho también una que podría definirse como de realidad nacional. Ante las situaciones que vivimos en la nación hay gente que suele decir: “Es que esto no pasaba en los tiempos de Uribe”. Se arma discusión, se pelea, y alega, se habla de izquierda y de derecha, de paras y de paros, pero la frase es cierta, en los tiempos de Uribe pasaban cosas peores.

“Hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance”, se dice en una sala de emergencia de un hospital, pero se sabe que no se hizo ni lo que estaba ni lo que no estaba al alcance.

“Aquí se atiende es por orden de llegada”, se repite en el puesto de salud de un barrio de Cartagena, luego de unos minutos, cuando ya los turnos están asignados, se dice que vuelva otro día porque “Es qué usted llegó muy temprano”.

“La verdad… es que nosotros no somos competentes para resolver ese asunto”. Luego de que usted ha cumplido con cada exigencia, el formato, la copia simple y la compuesta, la cédula a 150 %, el papel carbón el formato 1230 y etc. Si usted se enoja, la persona se escuda en que está diciendo “La verdad…”, y para qué insistir.

Tenga mucho cuidado cuando escuche “Firme nada más, que lo demás lo hacemos nosotros”, se ofrece la confianza y se gana un problema. Podría seguir con el inventario, y seguro ya usted tiene su propia lista. Vaya tranquilo, si algo es positivo, seguro tiene su negativo; si sube, bajará; si entra saldrá; si es en sí complicado, seguro también será en no descomplicado y así se pasará la vida evitando la locura o reprimiendo la cordura. Jamás estaremos seguros de estar caminado por la línea correcta.

 

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