La luz intensa de la tarde entra por la endija de la ventana del cuarto de Frank. Este muchacho campesino de Corinto puede durar horas leyendo manga en su cama o en cualquier lugar si la historia es de su agrado incluso podría leerlo arriba de la chiva rumbo a cualquier lugar del Cauca.
Con tan solo 22 años, Frank es la ficha indispensable en el tema de comunicaciones de Astrazonac, una organización que lucha por los derechos de los campesinos desde los años noventa. La gente lo considera un líder indispensable. Pero cuando alguien le pregunta si se siente líder, sonríe tímidamente y dice que prefiere que lo llamen ayudante, pues lo que hace es colaborar a su comunidad.
Desde que nació se sintió diferente en su familia, pues fue uno de los pocos que tuvo el privilegio de nacer en un hospital, atendido por un médico. Tiempo después, fue la pintura lo que lo llevó a inmiscuirse en las organizaciones sociales. Fue fortuito. Una cosa llevó a la otra, pues de ahí se enamoró de la fotografía y con esta vio la posibilidad de mostrar al mundo lo que pasa en su entorno. De proyectar el trabajo que realizan las personas que lo rodean.
Sus amigos lo ven como un justiciero. Como una especie de Light Yagami, ese personaje del ánime Deth Note que escribe en una libreta los nombres de las personas que deben morir. No es que Frank sea un asesino, sino es que quiere ver un mundo correcto, un mundo digno.
El espíritu de luchar quizá lo heredó de su bisabuelo, un hombre con ascendencia indígena que por alguna razón no se sentía parte de ellos. Más bien se identificaba con las prácticas campesinas, que defendió hasta que la guerra apagó la luz de su humanidad, Frank al escuchar las historias de su bisabuelo, forjo en el el deseo de luchar por los derechos de los campesinos.
Frank disfruta tanto de una olla comunitaria como de leer durante horas sus historietas favoritas. Su piel morena y ojos rasgados son los vestigios de sus raíces indígenas. Su mirada reposada y sus ojos achinados ven un norte del Cauca que sea del mismo tamaño que sus sueños, por donde él camina lleno de paz y con los pies sobre unas tierras que respiran igualdad.