En medio de la lluvia el 7 de diciembre de 2013 Francy Helena encontró el cuerpo mutilado de su esposo José Ovidio en la plaza central de Inza. Sobre un costado de la calle principal quedó la cabeza y el torso, pero decidida a no rendirse hasta encontrar las piernas y los pies, buscó en cada rincón hasta que dio con ellos y aunque estaban aplastados bajo una chiva era imposible no reconocerlos. Con la serenidad que la caracteriza buscó una cobija para tapar lo que quedaba de su esposo, se rehusaba a que todas las miradas que se apeñuscaron ese domingo a las 8 de la mañana en la plaza se postraran sobre su esposo. Pasaron horas para que el CTI llegara a ese pueblo olvidado del Cauca, solo hasta el medio día levantaron el cuerpo.
Atentado a estación de policía de Inza, Cauca (2013)
Francy Helena Ramírez y José Ovidio Gutiérrez estuvieron el día anterior en la última celebración que compartirían: la graduación de uno de sus tres hijos. El colegio municipal prestó sus instalaciones a las familias de los muchachos para que festejaran por lo alto la despedida de clases. Los padres y estudiantes se tomaron enserio el evento y decoraron el lugar como si se tratará de una especie de alfombra roja. José Ovidio, un hombre de lavar y planchar, se ofreció a organizar el recinto y entregarlo impecable. Por eso, ese 7 de diciembre de 2012 se quedó hasta las cuatro de la mañana limpiando y barriendo. Cuando José Ovidio terminó sus labores, se fue a buscar transporte en el parque central donde las chivas salían, sin falta, a las veredas aledañas a las 4:30 de la mañana. Ese día se demoraron un poco más. Mientras se tomaba un tinto para no dormirse, escuchó una fuerte detonación. No tuvo tiempo de reaccionar.
Las Farc puso un carro bomba en la estación de policía contigua al parque, nueve personas murieron al instante, otras cinco morirían meses después en unidades de cuidados intensivos. José Ovidio contó con la mala suerte de ser uno de los tres civiles asesinados. Francy Helena, o Panchita como la llaman con cariño en el pueblo, esperaba en casa a su marido quien nunca llegó. Un amigo la llamó y sin anestesia le dijo que un carro bomba lo había matado.
No fue el único trago amargo que soportaría Francy Helena. Un año antes, su hermano más cercano había sido asesinado. Nunca supo quiénes fueron los hombres que le dispararon a quema ropa mientras salía de su casa.
Francy Helena nunca contempló la posibilidad de irse de Inza. Aunque envió a sus hijos a Popayán por motivos de seguridad mientras sus padres se fueron a Pitalito, ella se mantuvo firme cumpliéndole a la gente que había votado por ella como concejala. Cuando sucedió tragedia, llevaba apenas un año en el cargo y lejos de enterrarse con los muertos, como bien dice ella, emprendió una lucha política. Sin embargo, las amenazas no demoraron en llegar, al poner la lupa sobre posibles actos de corrupción, irregularidades y haciendo un control administrativo que le disgustó a muchos se convirtió en una piedra en el zapato.
Cuando las amenazas se dispararon, su familia la acusó de ser una irresponsable por no irse de Inza. Francy Helena siguió en su pueblo y en el Concejo, esta vez, acompañada de un escolta que le asignó la Unidad Nacional de Protección. Fue lo único que les aceptó, se negó rotundamente a recibir una camioneta blindada, ya el chaleco antibalas que la acompañaba día y noche era lo suficientemente incómodo.
La lucha de Francy Elena Ramírez también ha sido política desde el Concejo
En el 2015 se lanzó por segunda vez al Concejo y volvió a quedar elegida, aunque hizo un alto en el camino y desistió lanzarse una tercera vez. El cáncer la alcanzó en el 2021, es de endometrio y le comenzó en el útero. Entre cirugías y tratamiento puso la política en un segundo plano. El poco tiempo que tiene y las fuerzas que le quedan lo usa para atender a víctimas que acuden a ella y a la asociación que creó, una de las sietes que hay en Inza. La bautizó Una Luz en el Camino, porque que es fiel creyente de que mientras hay vida hay esperanza. Francy Helena quiere rescatar esa resiliencia, lo único que le queda a quienes la violencia los golpea.
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