La visita de François Hollande a Colombia el 23 y 24 de enero del 2017 con ocasión de su último viaje en América Latina como Presidente, constituye la tercera visita de un Jefe de Estado francés después del general de Gaulle en 1964 y de F. Mitterrand en 1985.
El viaje triunfal del general de Gaulle
Tras el descalabro de la comunidad francesa de 1958 como el último baluarte del imperio francés y tras el fin de la guerra de Argelia (1954-1962), el general de Gaulle proclamó en 1962 el paso de la colonización a una nueva política de cooperación. En este sentido, el antiguo jefe de las Fuerzas Francesas Libres durante la Segunda Guerra Mundial, expresó en un discurso el 31 de diciembre de 1962, su voluntad de "ampliar" la política de cooperación a nivel "mundial". Aunque la política francesa del 'grand large' siguió estando dominada por los lazos con los países francófonos, particularmente con los países africanos y la provincia canadiense de Quebec, de Gaulle quiso revitalizar la influencia francesa en América Latina, donde, durante la Segunda Guerra Mundial, se crearon más de trescientos “Movimientos de los franceses libres".
En una conferencia de prensa el 31 de enero de 1964, de Gaulle expresó su voluntad de dar más importancia a las relaciones de Francia con los países de América Latina. Después de su primer viaje a México en mayo, hizo una gira histórica en diez países de Suramérica del 21 de septiembre al 16 de octubre de 1964[i]. Tras una primera etapa en Venezuela, de Gaulle visitó Colombia del 22 al 24 de septiembre. A su llegada al aeropuerto El Dorado de Bogotá, el presidente colombiano Guillermo León Valencia expresó su satisfacción de recibir a "uno de los hombres más grandes del siglo XX." A lo largo de sus visitas al Palacio San Carlos, al Parlamento, al liceo francés Louis Pasteur y a la Quinta de Bolívar, de Gaulle expresó su deseo de desarrollar las relaciones franco-colombianas. Al igual que en sus otras visitas, hizo referencia a la filiación entre los ideales de la revolución francesa y los procesos de independencia en América Latina. Al celebrar las luchas de independencia y los héroes latinoamericanos, incitó también a rechazar las hegemonías, haciendo referencia a Estados Unidos y a la Unión Soviética. Sin embargo, de Gaulle fue recibido más como el héroe de la Segunda Guerra Mundial que como el líder de una tercera posición. Aunque hubo algunas manifestaciones en contra de la influencia estadounidense dentro de la inmensa multitud que acogió el general de Gaulle, el presidente Valencia expresó en varias ocasiones su apego a la relación con el vecino del norte. Finalmente, la gira del general de Gaulle en la que defendió desde su tercera visita en Ecuador los lazos culturales en torno a la 'latinidad" fue un éxito popular, pero no provocó un cambio en las prioridades en la política exterior de Francia. Los sucesores del general de Gaulle, Georges Pompidou y Valéry Giscard d'Estaing quienes gobernaron de 1969 a 1974 y de 1974 a 1981 respectivamente, expresaron menos interés frente a la relación con América Latina.
François Mitterrand: el viaje de un tercermundista reformado
Primer presidente socialista de la quinta República, F. Mitterrand viajó a Colombia del 18 al 20 de octubre de 1985. Desde su elección en 1981, quiso hacer de las relaciones con América Latina un modelo de relación Norte-Sur. Allegado de Gabriel García Márquez, quien asistió a su ceremonia de investidura el 20 de mayo de 1981, F. Mitterrand buscó refutar la política de la administración Reagan, a quien acusaba de asimilar cualquier movimiento de izquierda a un apoyo a la Unión Soviética. El 28 de agosto de 1981, a través de una declaración común con el gobierno mexicano, el gobierno francés indujo a los dirigentes de El Salvador al diálogo con los representantes de la güerilla marxista, calificada como una "fuerza política representativa." En el mismo sentido, la víspera de la conferencia internacional sobre la cooperación y el desarrollo en Cancún, F.
Mitterrand pronunció el 20 de octubre de 1981, un famoso discurso en México afirmando que "el antagonismo Este-Oeste no puede explicar la lucha por la emancipación de los condenados de la tierra". En esta época, el gobierno colombiano miro con ojo crítico la posición tomada por el presidente francés y la venta de armas a la Nicaragua sandinista. La mañana de la declaración francomexicana, Colombia firmó, con ocho países de la región, una carta de apoyo al presidente salvadoreño Napoleón Duarte, criticando la injerencia francesa.[ii]
En los años siguientes, las posiciones entre Francia y Colombia se acercaron. Apoyando al Reino Unido en la guerra de las Malvinas (2 de abril de 1982-14 de junio de 1982) en nombre de la solidaridad europea, F. Mitterrand tuvo que reducir las ambiciones de su política en América Latina. Aun cuando condenó la invasión estadounidense de la Isla de Granada el 25 de octubre de 1983, el Presidente francés suavizó sus críticas contra la política de R. Reagan. Al mismo tiempo, la elección de Belisario Betancur el 7 de agosto de 1982, para suceder al Presidente Julio César Turbay Ayala, dio lugar a una política exterior colombiana más independiente. En el seno del grupo "Contadora", Colombia defendió con México, Panamá y Venezuela la busqueda de soluciones negociadas en El Salvador y en Nicaragua. En sus visitas a Bogotá y Cartagena en octubre de 1985, marcadas por asuntos culturales, el presidente francés expresó su apoyo a la búsqueda de la paz de Betancur y a las iniciativas del grupo Contadora. Para Mitterrand, el viaje a Colombia se ubicó a la vez en una perspectiva de reconciliación con los países latinoamericanos después de la guerra de Malvinas y en una perspectiva de promover las relaciones entre la Comunidad Económica Europea y América Latina.
Los intereses convergentes del santismo y del hollandismo
La visita de François Hollande a Colombia es el resultado de un acercamiento progresivo desde la liberación de Íngrid Betancourt el 2 de julio del 2008. Anteriormente, la cautividad de la franco-colombiana dio lugar a crecientes tensiones entre los dos países. Estas últimas, empezaron bajo la presidencia de Jacques Chirac (1995-2002). El 9 de julio del 2003, Dominique de Villepin, ministro de Relaciones Exteriores y allegado de la familia Betancourt, envió un avión militar francés a Manaos para una operación cuyo objetivo sigue siendo un misterio y que concluyó en un fracaso y crisis bilaterales con Colombia y Brasil. Sin embargo, es bajo la presidencia de Nicolas Sarkozy (2007-2012) que las tensiones culminaron.
Desde la noche de su elección, N. Sarkozy mencionó a Íngrid Betancourt en su discurso de victoria. Durante su mandato, el presidente francés hizo de la liberación de rehenes uno de sus principales objetivos de política exterior. En la perspectiva de una política presentada como 'ética', manifestó su voluntad para obtener la liberación de las enfermeras búlgaras en Libia, de Íngrid Betancourt en Colombia y de Florence Cassez en México. Si bien es cierto que Álvaro Uribe libero al líder guerrillero Rodrigo Granda el 4 de junio de 2007 bajo la presión del presidente francés, esa decisión no cambio el destino de Íngrid Betancourt. Con el fin de obtener la liberación de esa última, N. Sarkozy estuvo dispuesto a pagar un rescate y a reunirse con Manuel Marulanda, exjefe de las Farc, según los cables diplomáticos divulgados por WikiLeaks. Durante un tiempo, no dudó en jugar la tarjeta de una posible mediación de Hugo Chávez y buscó continuamente aumentar la presión regional e internacional a favor de una liberación de la francocolombiana. Aunque la liberación de I. Betancourt se dio dentro de una operación militar colombiana, los allegados de Sarkozy aseguraron que el activismo del antiguo presidente francés desempeñó un papel decisivo en dicha liberación. Su consejero diplomático, Jean-David Levitte, afirmó recientemente en un libro sobre la política exterior de Francia, que sin el activismo del expresidente francés "Íngrid Betancourt estaría todavía en su selva.[iii] " Si bien la relación entre Nicolas Sarkozy y Álvaro Uribe continuó siendo mala, la elección de Juan Manuel Santos permitió un primer acercamiento. Escogiendo Paris como primera etapa de su gira por Europa en julio del 2010, el Presidente colombiano logró obtener el apoyo de su homólogo francés, y entonces presidente del G20, a favor del ingreso de Colombia en la OCDE.
A partir del 2012, la voluntad del Presidente Santos de promover una nueva imagen de Colombia y de diversificar sus relaciones exteriores, coincidió con la voluntad del Presidente Hollande de dar un nuevo impulso a la política francesa en América Latina. En febrero del 2015, durante una visita a Colombia para concluir su primera gira por América Latina, el ministro de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, afirmó que Francia no buscaba "jerarquizar sus amistades" expresando así una ruptura con la prioridad dada a ciertos países como Brasil o México. Mientras que Colombia y la UE firmaron un tratado de libre comercio en junio del 2012 y que más de cien empresas francesas están presentes en Colombia, la voluntad de acercamiento por parte de Francia se inscribió también en una perspectiva de diplomacia económica, una de las prioridades de Laurent Fabius. Bajo esta perspectiva, Francia buscó acercarse a los gobiernos liberales de la Alianza del Pacífico más que a los países miembros del ALBA a quienes F. Hollande no visitó durante su paso por Suramérica.
Desde finales del año 2014, el entendimiento entre Colombia y Francia se acentuó. Tras una primera parada en Paris el 7 de noviembre del 2014, en conclusión de una gira por Europa, Santos volvió en una visita oficial el 26 y 27 de enero del 2015. En esa ocasión F. Hollande reiteró el apoyo de Francia al proceso de paz iniciado por el presidente colombiano. Este último por su parte, prometió favorecer la consecución de un acuerdo en la COP21 en París en diciembre del 2015. Además, los dos dirigentes anunciaron en una conferencia de prensa la creación de un comité estratégico franco-colombiano con el fin de aumentar los intercambios entre los dos países y de organizar temporadas culturales cruzadas en el 2017.
La visita de F. Hollande a Colombia tras las visitas anteriores del primer ministro Manuel Valls en junio y del ministro de Relaciones Exteriores Jean-Marc Ayrault en diciembre, con el fin de inaugurar el año franco-colombiano con el espectáculo de "las luces de Lyon", viene a coronar la aproximación entre los dos países. Si bien la alta participación de Francia en el fondo europeo de ayuda para el proceso de paz (17 millones de euros sobre 95 millones) simboliza esa nueva relación, las críticas por parte de los uribistas tras el anuncio de la visita de F. Hollande a una zona de preagrupamiento de las Farc, recuerda la necesidad del gobierno francés de evitar acusaciones de injerencia, ya que según la Cancillería colombiana, dicha visita no fue propuesta por el gobierno colombiano sino por el presidente francés.
Aymeric Durez, Doctor en Relaciones internacionales de la Universidad Jean Moulin-Lyon 3.
[i] En su periplo, el general de Gaulle viajo sucesivamente en Venezuela (21-22 septiembre), en Colombia (22-24 septiembre), en Ecuador (24-25 septiembre), En Perú (25-28 septiembre), en Bolivia (28-29 septiembre), en Chile (1er-3 octubre), en Argentina (3-6 octubre) en Paraguay (6-8 octubre) en Uruguay (8-10 octubre) y en Brasil (13-16 octubre).
[ii] Georges Couffignal, "France: from Uploads to disengagement", The europeanization of national foreign politics toward latin America, New York; London : Routledge, 2013, pp. 66.
[iii] Xavier Panon, Dans les coulisses de la diplomatie française, de Sarkozy à Hollande, Paris, L'Archipel, 2015, p.55.