“Mi carrera se debe a que hay una tradición musical en la familia Zumaqué y, por otro lado, en la familia Gómez hay una tendencia hacia las artes en general; mi abuelo Gómez era bombardinista en una banda en Cereté y mi padre fue una de las figuras más importantes en Córdoba, Sucre y Bolívar haciendo música con la Banda Departamental de Córdoba y con su propia banda que se llamaba Los macumberos del Sinú”, dice Francisco Zumaqué, compositor, arreglista, director y productor musical de amplio reconocimiento internacional y una de las figuras estelares de la música colombiana.
Zumaqué nació en Cereté, Córdoba, y hoy cuenta con amplios premios internacionales. Dice que, en su caso, “los premios son bonitos para el currículo”, aunque por supuesto van más allá. Es único colombiano a quien se le reconoce con galardones como el Premio de composición Príncipe Rainiero de Mónaco, Grand Prix, concurso latinoamericano de composición de Río de Janeiro, Brasil, Premio Goethe de composición de Munich, Alemania, Gran Premio de Composición Lili Boulanger, en París, Francia, otros en Estados Unidos y México, los cuales se suman a decenas de reconocimientos nacionales que incluyen el ser destacado como uno de los 100 grandes personajes del siglo XX en Colombia.
Francisco Zumaqué trabajó con Charles Aznavour, dirigió orquestas en Rusia, trabajó con la Fania All Stars, acompañó a Eddie Palmieri, Cheo Feliciano, Héctor Lavoe, Papo Lucca, Bobby Capó, entre otros artistas de los ritmos populares; pero también se ha desempeñado en la música erudita y en la música para cine, lo cual le dio una visión muy amplia y generosa de lo que es la expresión musical en todos sus niveles.
Es el creador de Colombia Caribe, tema que acompaña a la Selección Colombia cuando disputa sus partidos de fútbol, composición programada inicialmente en las transmisiones radiales del desaparecido Edgar Perea. Con respecto a ese tema, Zumaqué afirma que “una de las claves para realizar un trabajo es la autenticidad, sobre todo en la emoción, en la pasión que tengas al crear una obra, cualquiera que sea, literaria, musical, de teatro, y eso es lo que tiene Colombia Caribe como tantas otras piezas mías que se oyen en el repertorio nacional e internacional”.
“La obra no fue hecha para la Selección Colombia, sino para el Festival de Música del Caribe de Cartagena; Edgar Perea la usaba siempre en Barranquilla como un elemento de animación en la radio y allí lo de Sí, sí, Colombia, sí, sí, Caribe fue definitivo porque caló en los demás comentaristas radiales de todo el país y en la misma gente que comenzó a corearla en los estadios para acompañar a la selección”, explica Zumaqué.
Sigue vigente, creando, componiendo, acaba de presentar un gran concierto con la Orquesta Filarmónica de Bogotá denominado Almas libres, trabajo que tiene un carácter altamente revolucionario en el sentido de poner en el mismo escenario a músicos de academia, al lado de músicos de la calle como los raperos. “Es un trabajo de orden social, pues no se ha convocado a artistas reconocidos, sino a gente del Bronx”, dice Zumaqué. El concierto se llevó a cabo la noche de ayer jueves en La Milla con entrada gratuita y transmisión televisiva.
Francisco Zumaqué es un patrimonio de la música colombiana, es el alma de la música caribe, uno de esos creadores que con su talento y calidad humana iluminan el rico panorama de la música nuestra caracterizada por la diversidad y multiplicidad de formas y de ritmos, música admirada en otras latitudes del planeta, lo cual, se convierte en un orgullo nacional.