Digamos mucho o digamos poco, la visita del Papa Francisco a Colombia genera todo tipo de reacciones. Y claro, no es para menos, dado el acontecimiento histórico, político y hasta teológico de dicho evento.
Desde un punto de vista histórico es, por decir poco, un acontecimiento que raras veces tiene y tendrá lugar en un país como Colombia. Hay que tener presente que de los 265 (aproximadamente) papas que han existido a lo largo de la historia de la iglesia cristiana católica, Francisco ha sido el primer latinoamericano en ocupar ese cargo. Solo eso ya debería decirnos mucho, dado que estamos hablando de una institución que tiene casi 2000 años de antigüedad. Ha sido el primer papa cuya lengua materna es el español (por eso mismo pueden disfrutarse tanto sus discursos). Es el primer papa que proviene de los jesuitas, orden que surge en el marco de las reformas que estaban teniendo lugar en la Europa del siglo XVI. Tal vez esta sea una de las razones por las que Francisco ha sido considerado uno de los pocos papas que ha cuestionado y desafiado, en muchos aspectos, a la misma institución y tradición que representa.
Desde un punto de vista político, el papa siempre será un líder que influye de manera significativa a nivel nacional e internacional. La relación entre la Iglesia y el Estado ha sido considerado un tema crucial desde los orígenes de la historia del cristianismo. Cuando Constantino asumió el poder del Imperio Romano y luego se ‘convirtió’ al cristianismo, durante la segunda década del siglo cuarto, marcó un cambio de actitud de los cristianos en su relación con el Estado. En la práctica, el cristianismo se vuelve la religión estatal impuesta y se empieza a pensar que obedecer al Estado es igual que obedecer a Dios. Las iglesias (en general católicas, ortodoxas, protestantes y evangélicas) en la actualidad siguen con este modelo ‘constantiniano’, lo prefieren, dado que es más cómodo y, aparentemente, les trae más beneficios.
Desde un punto de vista teológico, bueno... Para poner un solo ejemplo, en general muchos evangélicos y protestantes se jactan de no tener un líder como el papa. Se parte del supuesto que entre ellos no hay jerarquías y que la cabeza de la iglesia es Cristo y que el representante de Dios en la tierra (vicario) es el Espíritu Santo. Sin embargo, en la práctica, muchos se presentan y fungen como cabeza de la iglesia (pastores, apóstoles, expresiones como ‘la visión la tiene el pastor’… entre otras) o representantes (vicarios) de Cristo (profetas con el famoso: ‘Dios me dijo que te dijera…’).
Considero que la visita de Francisco a Colombia es una oportunidad para repensarnos (volvernos a pensar) como cristianos y sociedad. También, para repensar nuestras opciones políticas, el lugar que damos a la justicia y la paz en nuestro discurso y accionar. Finalmente, citando al mismo Francisco en su discurso que dio en la Plaza de Bolívar, tenemos, otra vez, una oportunidad para mirar y escuchar a los que sufren: "Escuchen a los que sufren. Mírenlos a los ojos y déjense interrogar por los rostros surcados de dolor y sus manos suplicantes. En ellos aprenderán verdaderas lecciones de vida, humanidad y de dignidad… ellos sí comprenden las palabras del que murió en la cruz".