Independiente de consideraciones religiosas, la visita de Francisco a Colombia fue una cátedra magistral de comunicaciones de última generación.
El diseño de cada paso que se ejecutó de manera disciplinada y exacta en Colombia se hizo en el Vaticano, sospecho que fue así porque la nuestra, una iglesia equivocada en muchas ocasiones, no hubiera mostrado mucho de lo que Francisco le reveló, incluso a los colombianos.
Incrédulos los consumidores de imágenes en lo digital o en la televisión vieron una visita distinta a la que vivieron los presentes en actos religiosos o encuentros con el papa.
El mundo escuchó atónito testimonios como el de Pastora Mira en Villavicencio, una sobreviviente en toda su extensión de las muchas violencias que vive Colombia, o el de una niña en Medellín que ha pasado en un hogar de acogida tres cuartas partes de su vida después de ver morir a todos los suyos o el testimonio impresionante de un sacerdote joven en Medellín que está seguro que si no llegan a la iglesia personas como él esta sucumbirá ante el desgano de los fieles.
Francisco, que dista mucho de ser un nativo digital le dio una lección de como se hacen comunicaciones en redes sociales a quienes se creen expertos en el tema.
Sin mucho aspaviento generaba millones de retuits cada vez que abría la boca porque este comunicador argentino convertido en papa escribe con ella y no con los dedos sobre el teclado .
En Colombia alcanzó su seguidor número 14 millones en Twitter y el 4.6 millones en Instagram, el papa solo se sigue a él mismo en ocho idiomas en la primera y no sigue a nadie en la segunda.
Sabedor de como se comunican hoy los casi 26 millones de usuarios de herramientas digitales en Colombia —entiéndanse teléfonos móviles— aprovechó cada momento de opinión para lanzar un dardo a quien se lo merecía .
"Ustedes no son políticos, son sacerdotes" le escucharon decir como alumnos regañados las jerarquías de la Iglesia colombiana cuando Francisco utilizaba un contenido para dejar una prueba documental en el ambiente que le servirá a futuro a un católico sencillo para recordarle al cura de la parroquia de barrio que debe encausar su rumbo .
El muy preparado y continuo contacto con los niños en los cuatro sitios de viaje de Francisco a Colombia y la emoción de estos al acercarse al papa demuele la tenebrosa imagen de algunos curas pedofilos que tantos fieles alejó recientemente de la religión católica.
El papa, que a sus casi 80 años muestra el vigor de un muchacho, "callejeó", verbo que popularizó en su apostolado en todas las ciudades. Yo mismo que cubrí varias visitas de San Juan Pablo II a algunos países llegué a la conclusión de que acercarse a este era una especie de milagro, de Francisco es un milagro alejarse .
Impresionante este papa que para despedirse de Colombia, en la soledad de su habitación en la Nunciatura en Bogotá utilizó la que considero la más potente red, WhatsApp.
Grabó él mismo con su móvil una pieza de casi 40 segundos, incontrovertible y simple que es la cereza de este pastel, en ella y sin maquillaje ni puestas en escena, cansado, entendiendo las redes como una estrategia para atrapar peces en la parábola católica le dice adiós a Colombia y pide como lo hizo durante cuatro días que recemos por él. Lo haremos Francisco.