En abril del 2015 Ana María Trujillo y José Francisco Arata festejaron su matrimonio en República Dominicana, donde ahora se dan la gran vida. viven. Arata era además de socio el presidente de la petrolera Pacific Rubiales, que le había dejado mucho dinero en la más de una década de explotación del pozo Rubiales en los Llanos Orientales.
Arata formaba parte de los fundadores de la petrolera fundada por exiliados del régimen chavista después la toma del control de PDVSA con el triunfo de Hugo Chávez, la desintegración de la junta directiva y el despido de técnicos formados en las mejores escuelas del mundo, muchos becados por el propio gobierno venezolano, que habían contribuido a hacer de Venezuela una potencia petrolera mundial. Salieron de la estatal no solo directivos sino cerca de 22 mil empleados que fueron barridos con el progresivo avance chavista y el control de la industria venezolana. PDVSA se convertiría en la caja financiadora de la revolución bolivariana.
Entre los despedidos estaba Francisca Arata, geólogo de la Universidad de Turín e ingeniero de la Universidad Central de Venezuela, así como quienes se convertirían en sus socios en la naciente Pacific Rubiales, cuyo nombre se debe a Campo Rubiales en los Llanos, en manos del empresario boliviano-brasilero Germán Efremovich, pero subexpolotado.
José Francisco Arata y Ronald Pantin
La primera reunión de los nuevos inversionistas venezolanos se dio en el 2007 en Bogotá. Allí estaban Francisco Arata, Ronald Pantin, ex presidente de PDVSA y Miguel Ángel de la Campa, de origen español, quienes aportaban experticia, conocimiento y dólares. Colombia parecía la tierra prometida. Llegaría a completar el grupo Serafino Iacono, acaudalado venezolano, que estaba listo para la estrategia financiera.
Campo Rubiales en el Meta, y Campo Creciente en Sucre, cuyos derechos le fueron comprados a Efromovich, tenían un gran potencial, pero habían sido inadecuadamente explotados, que los balancines de balancines de Pacific no tardarían en poner la tierra a brotar petróleo. Aupados por las políticas económicas de Álvaro Uribe, que favorecían la inversión extranjera, todo les sonrió a los venezolanos. Fue una auténtica danza de los millones que floreció desde el 2011.
En ese año había logrado sortear una dificultad cuando el 2 de septiembre de 2011 la Superintendencia de Sociedades le abrió una investigación administrativa y le impuso una millonaria sanción por no haber registrado a tiempo su control sobre las sociedades Pacific Rubiales Energy, Pacific Infraestructure, Pacific Coal Resources y Pacific Power Generation.
Con todo, su consolidación económica fue de la mano con su poder político. Su ejecutivo Juan Ricardo Noero fue nombrado viceministro de Transporte y más tarde, cuando llegó a la presidencia de Pacific Infraestructure, se vio transitoriamente encartado cuando la justicia y los órganos de vigilancia encontraron que del flujo financiero de la compañía hicieron parte dineros que el también viceministro Gabriel García Romero había recibido como sobornos por parte de la multinacional brasilera Odebrecht.
Noero, hombre de confianza de Arata, explicó en su momento que García Romero jamás lo enteró sobre el verdadero origen de los dos millones de dólares que invirtió en su compañía y le dijo que los recursos provenían de la firma Lorion Trading, radicada en Panamá.
La Fiscalía le creyó al ejecutivo de Pacific cuando dijo que cuando tuvo sospechas fundadas sobre el origen de los recursos, pequeños comparados con un capital de riesgo por 40 millones absorbidos por su compañía, le dio aviso a la Unidad de Información y Análisis Financiero (UIAF), organismo de inteligencia adscrito al Ministerio de Hacienda.
José Francisco Arata y Ana María Trujillo
Con el panorama limpio la junta de Pacific Rubiales darse una pela económica dura para posicionar su nombre en el país: decidieron ser el flamante patrocinador de la selección Colombia. Y lograron. Sus eventos VIP y su marca y su publicidad por todas partes hicieron que ser invitado a la fiesta de un cualquier ejecutivo era un acontecimiento. El matrimonio entre Ana María Trujillo y Arata en Punta Cana estuvo lejos de ser la excepción.
Arata y Ana María Trujillo se conocieron en Cartagena, su tierra, en el 2011, cuando presentaba el 1,2,3 de CM& y Arata estaba por las nubes.. Comenzaron con dudas. Divorciado y con doce años de diferencia. La invitó a almorzar y la siguió cortejando durante tres meses hasta que Ana María cedió. En un restaurante al lado de la muralla la sentenció: “Tú te vas a casar conmigo”. Ella se rio. Acababa de separarse de Francisco Cardona, con quien tuvo sus dos hijas. Los regalos ampulosos no faltaron hasta que la familia completa lo acogió. La pedida de mano, con anillo de diamante incluido, fue como correspondía, en una góndola en Venecia, después de tres años de noviazgo.
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